El arzobispo de Taipei invita al Papa Francisco a visitar Taiwan en marzo del año próximo
de Bernardo Cervellera

La ocasión podría ser el Congreso eucarístico de la isla. Mons. Hung se encontrará con el pontífice el próximo lunes14 de mayo en la visita “ad limina”. “China y Taiwán son dos Iglesias, dos naciones, dos mundos, dos modos de vivir distintos”. En la isla viven 300 sacerdotes y religiosas de China popular que estudian en la Universidad católica de Furen.


Ciudad del vaticano (AsiaNews)- El arzobispo de Taipéi, Mons. John Hung Shan-chuan (洪山川), desea que el Papa visite la isla de Taiwán, donde ningún pontífice jamás puso pie. La ocasión podría ser el Congreso eucarístico nacional que se realizará en la isla el próximo mes de marzo.

Mons. Hung, quien se encuentra en Roma para realizar una visita “ad limina” junto a los otros 6 obispos taiwaneses, también subrayó que es tiempo de ver a la iglesia de Taiwán como una Iglesia por derecho propio, sin querer absorberla en “haciendo de ella y China una sola cosa”. A AsiaNews, dijo: “China y Taiwán son dos Iglesias, dos naciones, dos modos de vivir distintos”, si bien “podemos ayudarnos y sostenernos”.

Mons. Hung, verbita (de la congregación del Verbo Divino), de 74 años, se encontrarà con el Papa Francisco el próximo lunes 14 de mayo. Él expresó estas consideraciones ayer por la noche en un breve discurso que pronunció en la embajada de la República China (Taiwán) junto a la Santa Sede, durante una recepción ofrecida por el embajador Matthew Lee, en presencia de cardenales, obispos, funcionarios de la Curia romana, sacerdotes, religiosas y periodistas. Estaba también presente Mons. Richard Gallagher, secretario vaticano para las relaciones con los Estados.

Tras haber dicho que desea comunicar a la Secretaría de Estado y al pontífice la invitación para visitar Taiwán, Mons. Hung continuó: “La primera razón de la invitación es que ningún Papa jamás fue a Taiwan. Jamás, durante 70 años. La historia de Taiwán en los últimos 70 años es también una historia de sufrimiento. También nosotros (como los cristianos en China) hemos sufrido siempre, por ser considerados como una nación en sí o como una parte de China”.

En efecto,  la Iglesia de Taiwán, que por mucho tiempo estuvo constituida por fieles, misioneros, sacerdotes y obispos que habían escapado o habían sido  expulsados del continente, pensó en su presencia en la isla sólo como una pausa temporánea, antes de retornar a la China, poniendo en un segundo lugar la misión en los ambientes y en la población y las etnias locales. Recién en los últimos 20 ó 30 años los católicos comenzaron a desarrollar una misión dirigida a las poblaciones taiwanesas. De aquí la reivindicación de ser “un Iglesia por propio derecho”, con sus características particulares. Actualmente,  la Iglesia taiwanesa está compuesta por 300.000 católicos locales y casi otro tanto de católicos emigrantes.

El arzobispo también resaltó que esto no bloquea la colaboración, el apoyo, la función de “puente” que la Iglesia de Taiwan pueda tener en relación a la Iglesia china: “Nosotros recibimos y tenemos más de 300 sacerdotes y religiosas (del continente) que estudian en la universidad católica de Furen y que pueden usar su lengua (el chino mandarín) para estudiar. De este modo sostenemos la esperanza de la Iglesia en China, dando licenciaturas y diplomas. La Iglesia taiwanesa también hospeda conferencias internacionales sobre el diálogo inter-religioso y sobre las problemáticas de la globalización, dando una contribución internacional”.

Mons. Hung dijo que para estas ocasiones cuenta con el apoyo de la presidente de Taiwán, Tsai Ing-wen.

China considera a Taiwán como “una isla rebelde” que debe ser reconquistada y devuelta a la unidad, incluso con el uso de la fuerza, y amenaza con intervenir si Taipei llegase a intentar algún tipo de “independencia”. Desde hace años que el Vaticano está comprometido enentablar un diálogo con Beijing, que a menudo pidió la ruptura de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Taiwán como condición para continuar el diálogo.

(En la foto: Mons. Hung habla en la recepción; de espaldas, a la izquierda, Mons. Gallagher)