Yo, cristiano libanés, donde el perdón vence también las violencias confesionales
de Dario Salvi

Jospeh Nohra, de 59 años, vivó en su propia piel la heridas de la guerra. Pero, no ha querido emigrar, eligiendo testimoniar la necesidad de misericordia y reconciliación. La presencia cristiana en Oriente Medio es “fundamental”. El nuevo seminario dentro de dos edificios destruidos en el conflicto “signo de la gracia de Dios”.


Milán (AsiaNews)- “Misericordia, reconciliación, perdón” son las bases sobre las cuales construir una convivencia no solo “entre cristianos y musulmanes”, pero entre todas las etnias, las razas y las confesiones que animan a Líbano y al Oriente Medio. Tensiones, luchas, malentendidos “suceden también entre nosotros hermanos cristianos”, pero esto permite “reconciliarse y continuar viviendo juntos es la experiencia del perdón”. Es cuanto narra Joseph Nohra, cristiano maronita libanés, que experimentó en primera persona las violencias de la guerra en el país de los cedros. “Mi casa está cerca de la iglesia de san Miguel, donde tuvo inicio y donde se escribió la palabra fin al conflicto. Yo también fui herido por un proyectil, pero me salvé”.

AsiaNews lo encontró en Milán (Italia), en ocasión del convenio: “Marhaba-Dios es amor” promovido a inicios de mayo por la Fundación Ambrosiana San Marcos. Al evento participaron unas 50 personas, entre sacerdotes, estudiantes y laicos ligados al seminario Rdemptoris mater de Líbano, inspirado en el Camino neocatecumenal, fundado por Kiko Argüello.  

Como lo repetía el Papa San Juan Pablo II, el Líbano “es esta misión de paz y de convivencia” y “yo mismo experimenté odio y heridas, físicas y psicológicas”. “Sin embargo, en un segundo momento-agrega-sentí la necesidad de ir a su encuentro, partiendo justamente de esa iglesia y de aquella parroquia en la cual me dispararon. Me dije que este es el lugar en el cual quiero vivir la fe y cumplir la misión de testimonio hacia los musulmanes que me han atacado”.

Joseph tiene 59 años y es originario de Beirut, capital del Líbano, donde vive junto a su esposa y a sus tres hijos. Miembro de la Iglesia maronita, la comunidad cristiana más importante del país de los cedros, él es responsable de los neocatecumenales de la parroquia de Shiah, miembro del consejo económico pastoral y presidente de la asociación de los comerciantes del barrio. Y es uno de los fautores de la trasferencia del futuro seminario Redemptoris Mater a Shiah: un lugar de frontera entre la ciudad cristiana y la musulmana, antigua línea de división entre libaneses, en el tiempo que eran enemigos.

“La presencia cristiana en Oriente Medio-subraya- es fundamental. Yo soy cristiano, provengo de una familia cristiana que quiere vivir en paz y seguridad en el propio país. La participación en la vida y las actividades de la parroquia han dado un sentido profundo a mi vida”. “El Líbano, como los otros países de Oriente Medio, no necesita sólo de política-advierte- sino que necesita personas de fe que hayan experimentado el valor de la reconciliación y del perdón”.

“A causa de la guerra-recuerda Joseph-quería irme. Pero he querido escuchar y creer en la Palabra de Dios, experimentar Su presencia y la fuerza que deriva del pertenecer a la Iglesia. Una fe reforzada gracias al encuentro con los neocatecumenales y la experiencia del Camino. Con nuestros gestos queremos ser ejemplo y testimonio hacia nuestros hermanos musulmanes. Queremos demostrar que desde un lugar de muerte, puede nacer una semilla que traerá frutos en la obra de la evangelización”.

Hoy el pensamiento de la fuga, del miedo está atrás, si bien las dificultades no está ciertamente archivadas. “Aquí, en Milán-concluye-me siento como un pescado fuera del agua, porque estoy lejos del Líbano, de mi tierra, de Oriente Medio. Cada vez que salgo de sus confines tengo miedo: por esto no lo dejo por turismo, sino sólo si se me pide una misión de testimonio. Cierto, en Líbano como en otras zonas de Oriente Medio hay familias cristianas que tienen miedo de permanecer allí. En cambio, mi miedo es la de tener que abandonar mi tierra”