Corea, dudas y esperanzas tras el acuerdo entre Trump y Kim

El mundo dividido en el juicio sobre el acuerdo firmado ayer. Los críticos condenan la falta de una fecha de caducidad para la desnuclearización y la decisión de suspender las ejercitaciones conjuntas. La prensa norcoreana festeja la victoria de Kim. En Corea del Sur los empresarios aplauden. El Card. Yeom: “Recemos por una inmediata aplicación, para el bien de todos los pueblos”. En el futuro: invitaciones recíprocas y espera de la reunificación de las familias separadas.


Seúl (AsiaNews/Agencias)- Es “todavía temprano” para hablar de Nobel de la paz. Lo dicen los expertos a las declaraciones de políticos y comentaristas que piden que a Kim Jong-un y Donald Trump sean otorgados el prestigioso premio en virtud del acuerdo firmado ayer. Pero en el día de su firma, el mundo se divide entre optimistas y escépticos.

Los críticos de se lanzan en particular contra los dos resultados de la cumbre: la falta de definiciones sobre una fecha de caducidad para la desnuclearización (y con ella la omisión de la sigla “CVID”, o sea Complete, verifiable and irreversible denuclearization) y la promesa de Trump de suspender los “juegos de guerra”, o sea las ejercitaciones militares conjuntas con Corea del Sur.

Ayer el anuncio de Trump provocó consternación entre los estudiosos de seguridad americanos y surcoreanos. Ellos subrayan que las ejercitaciones son “de naturaleza defensiva” y un punto clave de la alianza, además que una práctica necesaria para asegurar que los dos ejércitos estén listos en caso de ataque de Pyongyang. En los EEUU, esta decisión desencadenó críticas de dos partidos políticos. Por su parte, Seúl quedó sorprendida por el anuncio, para luego abrir la posibilidad que la decisión de anularla se revele como “necesario” al proceso diplomático.

Japón anunció que no bajará la guardia. Itsunori Onodera, ministro japonés de  Defensa subraya que las ejercitaciones entre los dos ejércitos de Corea del Sur y EEUU, junto a la presencia americana son “vitales a la seguridad de Asia del este”.

La prensa norcoreana celebró el acuerdo, definiéndolo como una victoria de Pyongyang y de su líder Kim.

A las críticas y las dudas se contraponen las esperanzas y las esperas del pueblo coreano por la paz que, como afirmado por Mons You Heung-sik, quiere “una paz justa”. En Corea del Sur, una categoría en particular aplaudió el resultado de la cumbre: los empresarios, el grupo Hyundai en primera fila, inversor en Corea del Norte de cerca de 1.25 mil millones de dólares. “Este semáforo verde internacional-comenta Leif-Eric Easley, profesor de estudios internacionales  en la Universidad de Ewha –junto al apoyo nacional, acelerará el compromiso entre Seúl y Pyongyang. Más allá de la diplomacia deportiva y cultural, se puede esperar una mayor cooperación económica”, Andrew Yeom Soo-jung, arzobispo de Seúl, celebró ayer la 1168 misa de oración por la reunificación de las dos Coreas (que desde marzo de 1995 la Iglesia celebra una cada martes).  Durante la homilía, él expresó el deseo que “el acuerdo pueda ser concretizado en tiempos breves para realizar el bien común no sólo para el pueblo coreano, sino para todos los pueblos del mundo”.

Mientras tanto se abren perspectivas de visitas recíprocas entre Kim y Trump en las respectivas capitales, cuando “el momento será oportuno”.

Sin embargo, la espera más grande es la de las familias separadas entre las dos Coreas, que quedaron en los dos lados de la frontera después que terminó la guerra de 1950-53. La próxima reunión se debería realizar el 15 de agosto. A tal fin, Seúl llevará adelante un sondeo para verificar cuántos miembros viven aún de las 57 mil familias registradas.