Rumbo al Sínodo. Los jóvenes son menos religiosos que los ancianos, ¿por qué?

Un estudio del Pew Research Center muestra que en casi todos los países hay diferencias entre jóvenes y ancianos en cuanto a la importancia brindada a la religión; lo mismo sucede sobre la pertenencia a algún grupo y sobre la oración cotidiana. Cómo influyen el desarrollo económico, la educación, el peligro, la edad. Los casos de los países musulmanes, de Corea del Sur y del Japón. A pesar de la secularización, el mundo se está volviendo más religioso.

 


Roma (AsiaNews) – Los jóvenes (hasta los 40 años) son menos religiosos que los ancianos (cuarentones o mayores): es la conclusión –en cierto sentido, obvia- de un largo estudio publicado por el Pew Research Center hace algunos días. Lo que otorga valor a este exhaustivo estudio es el descubrimiento de que esta diferencia entre jóvenes y adultos abarca todas las religiones –con raras excepciones- y es visible en países desarrollados y no desarrollados. Lo que influencia la actitud de los jóvenes es el mayor bienestar, una dedicación mayor al estudio, el cambio de mentalidad a lo largo de la vida. Un reporte de este tipo resulta útil teniendo en cuenta que se está en la fase preparatoria del Sínodo de octubre, que precisamente se enfocará en la situación de los jóvenes frente a la fe y a la vocación.

El estudio del Pew Reserch Center abarca 106 países del mundo, que fueron estudiados por 10 años. En 46 naciones, los jóvenes (de 18 a 39 años) difieren de los ancianos (cuarentones o mayores) en un sentido negativo frente a la afirmación de que “la religión es muy importante”; en 56 países no hay diferencias entre estos dos grupos. Sólo en dos países –Georgia y Gana- los jóvenes son más religiosos que los ancianos. 

Se observan datos similares cuando se abordan temáticas como la pertenencia a un grupo religioso, la oración cotidiana y la participación en un servicio religioso semanal. Los jóvenes tienen una menor pertenencia que los ancianos cuando se trata de grupos religiosos, y esto es observable en 41 países; en 63 naciones no hay ninguna diferencia significativa. Los jóvenes rezan menos que los ancianos en 71 países sobre 105, y participan menos en los servicios religiosos semanales en 53 países sobre 102.  

Debe decirse que en muchas naciones, la diferencia de porcentajes entre los dos grupos no es alta: a nivel mundial, la diferencia promedio es del 5% en la afiliación a un grupo; del 6% en la importancia otorgada a la religión; del 6% en lo que respecta a participación en un servicio semana; del 9% para la oración cotidiana. Pero hay países donde esta diferencia es muy grande. El primado lo tiene Canadá, donde la diferencia es de 28 puntos. En Asia, hay que remarcar la cifra de Corea del Sur: una diferencia de 24 puntos. En Japón, la brecha es de 18 puntos. En toda la región del Asia-Pacífico, la diferencia es mínima: sólo 4 puntos.

 

Importancia de la religión, servicio semanal, oración cotidiana

La diferencia en cuanto a la importancia otorgada a la religión dependiendo de la edad, afecta de manera distinta a las religiones. Por ejemplo, la religión es menos importante para los jóvenes cristianos en casi la mitad de los países estudiados (37 naciones sobre 78); para los musulmanes, esto ocurre en 10 países sobre 42. En lo que respecta a los budistas, los jóvenes son menos religiosos sólo en una nación (los Estados Unidos) sobre los cinco países de los cuales se tienen datos. En cambio, no hay ninguna diferencia entre jóvenes y ancianos en los EEUU y en Israel, o entre los hindúes en los EEUU o en la India.

En la región del Asia-Pacífico, el porcentaje de aquellos que dicen que la religión es muy importante alcanza cifras altísimas: más del 90%. Las más altas se registran en Pakistán, Indonesia y Afganistán. Las más bajas, en China (3%) y Japón (10%).

Cuando se aborda la participación en el servicio religioso semanal, la diferencia entre jóvenes y ancianos es muy pronunciada en Oriente Medio y en África septentrional, con diferencias de hasta 11 puntos. En el área del Asia-Pacífico, la diferencia se mantiene en el promedio de los 6 puntos. Los países más afectados por la diferencia son: Polonia (29); Colombia (19), Túnez (17), Jordania (16) y Líbano (15).

La diferencia entre jóvenes y ancianos en lo que respecta a la oración cotidiana, en general muestra que en el mundo (o, para ser más precisos, en las 105 naciones estudiadas) cerca del 44% de los jóvenes reza todos los días; para los ancianos, la cifra es del 54%. En general, entre los cristianos, los jóvenes que rezan a diario representan el 42%; los ancianos son el 51%. Entre los musulmanes, la diferencia es de 7 puntos; con el 68% de jóvenes y el 76% para los ancianos.

En general, la frecuencia cotidiana de la oración es altísima en Asia, sobre todo en países donde la mayoría de la población es islámica: 96% en Afganistán; 87% en Irán;  75% en la India.

 

Las causas de las diferencias

¿A qué se debe tal diferencia, entre jóvenes y ancianos, en el valor otorgado a la religión? El estudio cita expertos según los cuales la diferencia es casi fisiológica, en el sentido de que al envejecer, las personas se vuelven más religiosas; otros, en cambio, dicen que esta diferencia es el signo de que el mundo se está volviendo cada vez más secularizado. Por otra parte, en el reporte se afirma que “si bien hay lugares del mundo que se están secularizando, ello no significa necesariamente que toda la población mundial se esté volviendo menos religiosa. Por el contrario, las áreas más religiosas son las que tienen el mayor crecimiento de población, con altas tasas de fertilidad y una población relativamente joven”. Es más, en las naciones donde el crecimiento de la población es alto, allí las personas dicen que la religión es importante. Entre éstas, podemos citar varios países asiáticos: Pakistán, Irak y Jordania. Por el contrario, en los países donde el crecimiento de la población es bajo o negativo, como es el caso de China y Japón, sólo un pequeño porcentaje de jóvenes afirma que la religión es importante. 

Los sociólogos explican estas diferencias en cuanto a la pertenencia religiosa indicando algunas causas. En primer lugar, mencionan el desarrollo económico: allí donde disminuye la preocupación por la supervivencia cotidiana, se tiende a dar menos importancia a la religión.  Luego está el crecimiento de la oferta educativa: en las sociedades donde hay un mayor acceso a la educación, los jóvenes reciben menos educación de sus progenitores y de las familias y, por ende, son menos religiosos. Por último, hay un cambio que se produce durante el camino de la vida; a medida que se envejece, se tiene hijos, y el pensamiento de la muerte se vuelve más cercano, uno se vuelve más religioso.

En efecto, el estudio del Pew Research Center muestra que en los países donde la expectativa de vida es más elevada, se recurre menos a la religión. En los lugares donde las personas corren el riesgo de una muerte prematura –debido al hambre, guerras o enfermedades- la percepción de la vulnerabilidad es un impulso hacia la religión, que permite tener mayor esperanza y menos ansiedad.

Algunos estudiosos –como la economista Jeanet Sinding Bentzen –  resaltan que las personas que viven en lugares donde es común que haya terremotos y otros desastres no previsibles (tsunamis, inundaciones, etc.), como Indonesia, son más religiosas que la gente que vive en otras situaciones. En todo caso, también puede observarse que entre los sobrevivientes a los desastres, aumenta el compromiso religioso y disminuyen los casos de enfermedades mentales y los pensamientos suicidas.