Mons. Ledesma: Las relaciones entre el Estado y la Iglesia son “complicadas como el presidente”

El arzobispo de Cagayan de Oro. “La expresiones de Duterte no deben ser tomadas como un ataque frontal a la Iglesia, sino como una respuesta a las críticas de los obispos sobre los asesinatos extra judiciales y asesinatos impunes”. En diversas ocasiones públicas, Duterte criticó a la Iglesia con tonos violentos y a menudo vulgares. Después de las polémicas, baja la popularidad del presidente.


Manila (AsiaNews)- Las relaciones entre el gobierno filipino y la Iglesia católica “atraviesan un momento complicado, como la personalidad del presidente Rodrigo Duterte”. Es cuanto declara a AsiaNews, Mons. Antonio J. Ledesma (Foto), arzobispo de Cagayan de Oro y presidente de la Comisión para las relaciones mutuas entre obispos y religiosos (ECMR) de la Conferencia episcopal (CBCP).

“Como sugerido por la última carta pastoral de los obispos filipinos-afirma el prelado- las expresiones del presidente no deben ser tomadas como un ataque frontal a la Iglesia, sino como una respuesta a las críticas de los obispos sobre los asesinatos extra judiciales que suceden en el país, a las cuales se agregan los asesinatos impunes de funcionarios y sacerdotes. Sin embargo, es necesario tener en cuenta también la índole de Duterte: no siempre lo que declara públicamente refleja aquellos que realmente entiende hacer. Después de todo, en los últimos días se comprometió en favorecer el diálogo con  los líderes de la Iglesia y de las otras confesiones religiosas. Una delegación de los obispos y los representantes del gobierno están ahora buscando la confrontación, en el intento d bajar las tensiones”.  

En diversas ocasiones públicas, Duterte criticó a la Iglesia con tonos violentos y a menudo vulgares. El último ataque tuvo lugar hace 3 días atrás, cuando el presidente afirmó que su Dios no es aquel en el cual creen sus críticos sino el de “los ciudadanos que lo han votado”. Duterte amenazó “matar” a cuantos usan a Dios para atacarlo. “Nadie puede imponerme sus propias opiniones en lo que se refiere al Omnipotente”, declaró.

Solo el día antes, el presidente se había encontrado con Mons. Rómulo Valles, arzobispo de Davao y presidente de la Conferencia episcopal (CBCP), prometiendo abstenerse del lanzar ataques contra la Iglesia. Ya desde su elección, obispos y sacerdotes han censurado algunas de las políticas gubernamentales, como la sangrienta guerra a la droga, que causó más de 4 mil muertos oficiales y la imposición de la ley marcial en Mindanao.  

Las expresiones del presidente suscitaron indignación en gran parte de la población. Ellas le valieron a Duterte también graves acusaciones de blasfemia. “No sólo los católicos, sino también los protestantes han manifestado irritación por las palabras del presidente contra Dios y la Iglesia”, afirma Mons. Ledesma. “No obstante esto-prosigue el arzobispo- Duterte continúa gozando de una fuerte popularidad, si bien después de las declaraciones esta registró una baja significativa”. En Filipinas, nación asiática con el mayor número de católicos, los cristianos representan el 90% de la población; sobre casi 105 millones de ciudadanos, 83,6 millones están en comunión con Roma. A ellos se agregan 10 millones de protestantes y cerca de 820 mil fieles de “otras denominaciones cristianas”.

El último estudio realizado entre el 27 y el 30 de junio por la Social Weather Stations revela que, por la primera vez en su carrera política nacional, el presidente acusó una baja de popularidad en 2 trimestres consecutivos. Por otro lado el 58% de diciembre de 2017. El nivel de satisfacción neta entre los ciudadanos descendió al 56% en marzo de 2018 y al 45% en junio. (PF)