Weizhou, miles de musulmanes protestan por la demoliciĆ³n de la Gran Mezquita

Continúa la obra de “sinización” de las religiones, tendiente a eliminar las “influencias extranjeras”. Los chinos musulmanes de etnia Hui temen sufrir una represión similar a la que se ha desatado en Xinjiang. Un imán afirma: “Quieren secularizar a los musulmanes, cortar de raíz el islam. Hoy en día a los niños no se les permite creer en la religión: sólo en el comunismo”. 


Weizhou (AsiaNews/Agencias) – Estallaron las protestas en la región de Ningxia, tras la decisión de las autoridades de demoler la Gran Mezquita de Weizhou. Miles de musulmanes de etnia Hui prosiguen su protesta desde el jueves 9 de agosto, cuando ocuparon la plaza ubicada fuera de la Gran Mezquita de Weizhou. Debido a las manifestaciones, las autoridades se vieron obligadas a postergar la demolición.  

El jefe del distrito trató de tranquilizar a los fieles diciéndoles que la mezquita no será destruida hasta tanto no haya un acuerdo para construir otra. El comité de religiosos que gestiona el lugar de culto musulmán informa que el 3 de agosto pasado, las autoridades enviaron un aviso de demolición, a ser ejecutada el 9 de agosto. Según fue comunicado en la nota, la mezquita en cuestión –cuya obra fue concluida el año pasado- no respeta los permisos de planificación y construcción.   

En tanto, a través de tratativas, los religiosos lograron postergar la destrucción del edificio, a cambio de remover ocho cúpulas. La mezquita de Weizhou fue levantada sobre otra mezquita, que había sido construida 600 años atrás, en estilo chino, pero ésta fue destruida durante la Revolución Cultural.

Sobre los muros exteriores del edificio se colocaron estandartes donde puede leerse: “Sostener firmemente al Partido Comunista chino, defender la unidad étnica, salvaguardar  la libertad religiosa”. Con esto se quiere subrayar que se someten al Partido, pero que también exigen la libertad religiosa que promete la Constitución china.

La campaña de destrucción de lugares de culto forma parte de la obra de “sinización” de las religiones que se está llevando a cabo en China, y que también afecta a los edificios de culto cristianos. “Sinizar” significa someterse al Partido, pero también “eliminar influencias” extranjeras” incluso en el arte y en la arquitectura.  

En los últimos meses, las autoridades que se ocupan de regular el ámbito de la religión hicieron retirar los símbolos árabes e islámicos de las calles de la ciudad. Los musulmanes de etnia Hui, descendientes de los antiguos mercaderes árabes, jamás habían tenido problemas con el gobierno regional. Sin embargo, la persecución que tiene en la mira a los musulmanes de Xinjiang ahora se está extendiendo y llega a ellos. Como el gobierno teme que se produzca un crecimiento del radicalismo entre las filas de los Hui, ha cerrado varias mezquitas de Ningxia, procedió a cancelar las lecciones públicas de árabe e incluso ha cerrado muchas escuelas privadas árabes.

En la región de Linxia, una región islámica situada en la provincia de Gansu, a los niños musulmanes se les ha prohibido participar en eventos religiosos. En esta zona de China todavía regía cierta libertad para profesar la religión, por lo cual muchos musulmanes de etnia Hui decidieron transferirse allí. En tanto, las autoridades han obligado a mostrar las banderas nacionales y prohibieron la tradicional llamada a la oración desde el minarete, “a fin de reducir la contaminación acústica”.

Ahora, los musulmanes Hui temen sufrir una vigilancia y una represión similar a la que está azotando a los uigures en Xinjiang. “En el último año, ha cambiado el viento”, dice un imán de edad avanzada, que pide mantenerse en el anonimato. “Tengo mucho miedo de que impongan aquí el  modelo de Xinjiang”

“Quieren secularizar a los musulmanes, cortar de raíz el islam –continúa el imán-. Ahora a los niños no se les permite creer en la religión: sólo en el comunismo”.

Más de mil niños asistían a la mezquita para estudiar los fundamentos del Corán durante las vacaciones escolares de invierno y verano, pero ahora ni siquiera pueden entrar a las instalaciones.

A los padres les dicen que la prohibición de estudiar el Corán es por el bien de los hijos, de modo que puedan descansar y concentrarse en las materias de estudio tradicionales.

El número de habitantes de etnia Hui gira en torno a los 10 millones, y representa la mitad de la población musulmana del país, según estadísticas del gobierno correspondientes al año 2012. En Linxia, están bien integrados con la mayoría étnica Han, y siempre han tenido la posibilidad de profesar libremente su fe.