Por primera vez, Riad podría condenar a muerte a una mujer, por su activismo

El fiscal pide la pena de muerte para Israa al-Ghomgham, una mujer chiita de 29 años de edad, y para otros cuatro activistas. Se los acusa por haberse manifestado en las provincias orientales. Israa arriesga convertirse en un peligroso antecedente, en el contexto de represión que el reino ha implantado contra el activismo. HRW: las reformas sauditas, una “fábula”. 


Riad (AsiaNews) – Por primera vez, una mujer saudita arriesga ser condenada a muerte por motivos políticos: el ministerio público saudita ha solicitado la pena capital para cinco activistas de las provincias orientales del país; entre ellos, figura la chiita Israa al-Ghomgham (v. foto). La ONG internacional Human Rights Watch (HRW) fue quien difundió hoy la noticia, dando una señal de alarma.

Sobre los activistas penden acusaciones como “participación en protestas en la región de Qatif”, “incitación a la protesta” y “apoyo moral a los revoltosos”. El proceso está en curso en la Corte penal especial (SCC) del país, que si bien fue establecida en el 2008 para tratar casos de terrorismo, está cada vez más involucrada en procedimientos judiciales contra disidentes pacíficos. La SCC está acusada de violar los estándares mínimos de equidad procesal, y en el pasado condenó a muerte a activistas con sentencias fundadas en motivos políticos.

“Toda ejecución es deplorable, pero buscar la pena de muerte para activistas como Israa al-Ghomgham, que ni siquiera ha sido acusada de conductas violentas, es algo monstruoso”, es la  condena frente a la decisión judicial de Sarah Leah Whitson, directora de HRW para el Oriente Medio. Para  Whitson, el “despotismo desenfrenado” saudita hace que se vuelva difícil la difusión de la “fábula de las reformas”, motivo de jactancia de las autoridades sauditas.

Al-Ghomgham, de 29 años, fue arrestada en el año 2015 por haber participado y documentado las manifestaciones masivas de principios de 2011, durante las cuales la minoría chiita exigía que se pusiera fin a la discriminación sistemática a la cual se ve sometida en el reino wahabita. Sería la primera mujer en ser condenada a muerte a raíz de su compromiso a favor de los derechos humanos. Sería un antecedente peligroso, en el contexto de represión que Riad ha implantado contra el activismo