Vicario de Alepo: la cumbre entre Irán, Turquía y Rusia es un paso hacia la paz. Pero Occidente da miedo

El 7 de septiembre es la fecha fijada para la tercera cumbre sobre Siria, que habrá de reunir a Rouhani, Putin y Erdogan. Damasco prepara el asalto a Idlib, último bastión en manos de los rebeldes. Mons. Abou Khazen: es fundamental la labor diplomática de las potencias de la región. Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña lanzan “amenazas” que sólo apuntan a fomentar “más violencia”.  


Alepo (AsiaNews) – En Siria, la opinión pública “observa favorablemente” estos intentos de la diplomacia internacional en pos “de llegar a una solución del conflicto que sea duradera”, tratando de aplacar la tensión, y no “fomentando más violencia”. Es lo que subraya en un diálogo con AsiaNews el vicario apostólico de Alepo de los Latinos, Mons. Georges Abou Khazen, al comentar el encuentro a celebrarse el próximo 7 de septiembre –el tercero desde noviembre del año pasado- entre los presidentes de Rusia, Irán y Turquía. La cumbre será en la ciudad de Tabriz, en el norte de Irán.

El prelado resalta que su anhelo de que estas tentativas puedan, además de “alejar las amenazas”, ayudar a llegar “a un acuerdo general de paz”. Advierte que la sensación generalizada es que sólo podrá arribarse al fin del conflicto gracias al esfuerzo diplomático y militar de las fuerzas regionales (y de Rusia), pero no ya de Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que parecen continuar persiguiendo proyectos de desestabilización.

Después de Rusia (Sochi) y Turquía (Ankara), esta vez será Irán el anfitrión de la nueva cumbre a realizarse a principios de septiembre, entre Vladimir Putin, Recep Tayyip Erdogan y el dueño de casa, Hassan Rouhani. Hace años que los tres países -en un inicio, colocados en frentes opuestos del tablero medio-oriental- están comprometidos en la búsqueda de una solución para un conflicto que ya ha entrado en su octavo año y que ha provocado casi medio millón de muertos, desatando la peor catástrofe humanitaria desde la Segunda Guerra mundial.

Analistas y expertos coinciden al considerar que Rusia, Turquía e Irán se han transformado en los verdaderos actores del conflicto sirio: en efecto, Moscú tendría un control considerable sobre los cielos de Siria y la presencia de Irán estaría arraigada en el territorio gracias a sus milicias y a través de combatientes extranjeros. Al mismo tiempo, Erdogan –cercano al frente opositor de Assad, y promotor de una campaña contra los kurdos- ha incrementado su influencia, conquistando porciones de territorio al otro lado de su frontera.

Un tema central de los coloquios es la situación que rige en Idlib, en el norte de Siria, el último bastión de los rebeldes yihadistas en el país. Assad se dispone a emprender una campaña militar para retomar el control de la provincia. Se teme que el asedio pueda desatar una nueva “catástrofe” a nivel humanitario. En tanto, el frente de gobierno denuncia operaciones tendientes a simular un ataque con armas químicas, como pretexto para luchar contra Assad, llamando a una intervención de la coalición internacional liderada por los EEUU.

En Idlib, “se respira una atmósfera de miedo”, subraya el vicario de Alepo, y “no se sabe cómo irá a terminar esto”. En el territorio no sólo hay combatientes de origen sirio, agrega “sino también grupos extranjeros que, por cierto, no quieren políticas de reconciliación o acuerdos de paz”-

“Nosotros, en cambio, rezamos por la paz –prosigue el pelado- y damos lo mejor de nosotros para que la situación pueda normalizarse. El gobierno tiene confianza en los encuentros entre Rusia, Irán y Turquía, y si estos tres actores llegan a un acuerdo, hay esperanzas de que esto pueda llevarse a la práctica en el campo de batalla”. “Esperamos –advierte- que nadie meta la mano [se refiere al bloque occidental] haciendo saltar todo”.  

La esperanza que une a todos, concluye, Mons. Georges, “es que se llegue a un acuerdo en torno a Idlib y que éste valga para todo el país. En este sentido será fundamental el rol que juegue Turquía, y su fuerza de persuasión sobre los grupos rebeldes cercanos a ella”. Por el contrario, “no colaboran en nada las amenazas de los Estados Unidos, de Francia y de Gran Bretaña, e incluso provocan miedo, porque el peligro es que éstas terminen transformándose en nueva violencia”.