Rangún, el Card. Bo sobre los conflictos en Myanmar: Hay que curar, no abrir nuevas heridas

El país está atravesando “una fase histórica comprometedora”. El primer purpurado de Myanmar renueva el apoyo del gobierno civil de Aung San Suu Kyi y subraya “el importante” rol de los militares en la transición democrática. La invitación a la comunidad internacional: “Necesitamos cooperación a acompañamiento, palabras como ‘genocidio, limpieza étnica, sanciones, Icc’, no ayudan.  

 


Rangún (AsiaNews)- La historia de Myanmar “es una historia herida. Es tiempo que se cure, no hay que abrir nuevas heridas”. Es cuanto afirma el Card. Charles Maung Bo (Foto), arzobispo de Rangún, en el pedido enviado hoy a “cuantos estén interesados en la paz” en el país.
El primer purpurado de Myanmar subraya cómo el país está atravesando “una fase histórica comprometedora”. “El pueblo espera desde hace tiempo un significativa libertad y un desarrollo humano- afirma-. Los jóvenes esperan nuevas oportunidades de trabajo remunerativas. Miles de trabajadores migrantes esperan poder volver a sus casas, es su gran sueño. Un país que espera con esperanza. Un país espera un alba nueva global”.

El Card. Bo, menciona los desafíos que han marcado a su pueblo ya desde la colonización e individuada en los conflictos, en los desplazamientos forzados y en las migraciones que han herido a la nación. El arzobispo de Rangún también recuerda que “desde 2010, hay señales de esperanza que hicieron brecha en el horizonte” “el proceso de paz es un mandato urgente. “La democracia debe reforzarse. Está todavía en su infancia”, declara el purpurado renovando su apoyo a la líder democrática Aung San Sui Kyi. “En sus manos-prosigue- el pueblo de Myanmar repone la esperanza en un país de paz y prosperidad. Este espera que (la Señora) complete su mandato llevando comprensión entre el gobierno civil, el ejército y el clero budista para una paz duradera”.. Para que esto suceda, el rol del ejército en la transición es “muy importante”. El gobierno civil y los militares deben colaborar, para hacer de este país una nación de esperanza para millones de personas”.
 

El Card. Bo cita también un comunicado conjunto, dado el 23 de agosto pasado por la Conferencia episcopal (CBCM), el Consejo de la Iglesias (MCC), la Alianza Cristiana Evangélica (MECA) y la Cooperación para la Misión de Cristo. El documento afirma: “En la presente situación, sentimos que elementos destructivos, presiones y trastornos indebidos obstaculizan la construcción de la paz entre las diversas entidades y los esfuerzos de la Unión para construir una Unión federal democrática”. Aludiendo luego a los conflictos étnicos y a las emergencias humanitarias que afligen al país como aquellas en los Estados de Rakhine y Kachin el arzobispo critica el uso de “términos extremos.  “(Palabras como) Genocidio, limpieza étnica, sanciones, Icc no ayudan en nuestro camino hacia la paz y la democracia- ´prosigue-. Comprendiendo nuestras situaciones delicadas, necesitamos de la cooperación de parte de la comunidad internacional”. Concluyendo su pedido, el card. Bo afirma: “MYanmar es una nación de promesas. Dejen que todos contribuyamos en realizarlas. Vayamos hacia adelante”.