La Iglesia de Sion quedó ‘legalmente prohibida’ por Beijing

La comunidad protestante estaba en la mira del gobierno chino hace varios meses. El pastor Jin Mingri afirma que “en esta tierra, Dios es el único en quien podemos confiar”. Beijing alberga temor al constatar el crecimiento de las Iglesias protestantes que se niegan a entrar al Movimiento de las Tres Autonomías.


Beijing (AsiaNews/Agencias) – La Iglesia de Sion quedó “legalmente prohibida”, y todo su “material ilegal” fue confiscado. Así lo anunció, en el día de ayer, la Oficina de Asuntos civiles del distrito de Chaoyang, en Beijing. Tras haber sido desalojada de su sede hace pocos días, ahora la Iglesia protestante es inculpada de infringir las reglas referidas a las reuniones multitudinarias no autorizadas.   

La Iglesia de Sion es una de las comunidades subterráneas más importantes de la capital, con ceremonias que congregan a más de 1500 fieles. El gobierno jamás otorgó su reconocimiento –a pesar de las reiteradas solicitudes presentadas por la comunidad-, pretendiendo que ésta se plegase al Movimiento de las Tres Autonomías, la Iglesia protestante oficial donde conviven numerosas denominaciones. Sin embargo, durante varios años, la Iglesia de Sion gozó de cierto grado de libertad. Pero esto fue interrumpido abruptamente en abril pasado, cuando la comunidad se negó a colocar cámaras de vigilancia en sus sedes. En respuesta a ello, el gobierno cortó el suministro de agua y electricidad por un breve período. La semana pasada, la comunidad fue expulsada de su sede, la cual ocupaba legalmente a través de un contrato de alquiler. “Tengo miedo de que no haya modo de resolver el problema con las autoridades”, comenta el pastor, Jin Mingri. “En esta tierra, Dios es el único en quien podemos confiar”.

En julio, más de 30 de las cientos de Iglesias protestantes subterráneas difundieron una declaración conjunta en la cual lamentaban las “incesantes interferencias” y “episodios de irrupción y obstrucción” en las actividades religiosas, desde que comenzaron a implementarse los nuevos reglamentos referidos a la vida religiosa.

El gobierno chino alberga temores, al constatar el renacimiento religioso en curso en el país, y el crecimiento de las comunidades protestantes, cuya mayor parte se niega a registrarse en el Movimiento de las Tres Autonomías, por considerar a éste demasiado servil ante el poder político. Se calcula que hay más de 40 millones de protestantes subterráneos, contra los 20 millones de la comunidad oficial.