Vicario de Alepo: Idlib, un pretexto para atacar Siria. En la zona también viven familias cristianas

Mons. Georges admite: las presiones internacionales “dan miedo”. No se puede dejar una parte considerable del país “en manos de terroristas y yihadistas”. Además, denuncia el silencio de los medios ante la muerte de seis niños y tres mujeres cristianas, al caer en el área misiles lanzados por grupos extremistas. La ONU alerta sobre la “peor catástrofe humanitaria” del siglo. 


Alepo (AsiaNews) – Las tensiones internacionales en torno a Idlib “dan miedo” y cunde la sensación de que las cancillerías occidentales, con los EEUU a la cabeza, y sus aliados en la región, “están buscando un pretexto” para atacar Siria. Así lo subraya, en un diálogo con AsiaNews, el vicario apostólico de Alepo para los Latinos, Mons. Georges Abou Khazen, a la vez que afirma que “en todas las batallas hay un peligro real para los civiles”, pero no es posible dejar todo un sector del país en manos de grupos yihadistas y terroristas. En efecto, el prelado recuerda que, días atrás,  justamente desde aquél área se lanzaron misiles y granadas para atacar una ciudad cristiana, matando a una decena de personas, en su mayor parte mujeres y niños (en la foto, una familia atacada: sólo el padre se salvó).  

Para el vicario de Alepo, es necesario seguir con mucha atención la situación de la población civil pero, al mismo tiempo,“los gobiernos occidentales y los medios de comunicación dominantes exasperan la situación”. Además, el prelado recuerda a las víctimas cristianas, la mayor parte de las veces, relegadas a los márgenes. “Hace cuatro día cuenta- grupos terroristas [cercanos a Turquía] presentes en Latamneh lanzaron misiles sobre la localidad cristiana de al-Mahardeh, matando a una decena de personas”. De éstas, agrega, “seis eran niños y tres, mujeres. En una familia, sólo el padre se salvó”.

La zona desde donde se lanzaron los misiles está bajo el control de al Qaeda y es uno de los objetivos de la anunciada ofensiva del ejército sirio, que quiere retomar el control de toda la zona. “Nadie ha hablado de este ataque- acusa Mons. Georges Abou Khazen – y eso es inaceptable”.  Se mantiene la esperanza de que “se logre un acuerdo, que conduzca a una verdadera reconciliación”, evitando la violencia y los combates, “pero somos escépticos. Es necesario entender cuál habrá de ser la posición de Turquía y sopesar las acciones: una cosa son las palabras y otra, el comportamiento en el campo de batalla”, y ateniéndose al encuentro mantenido la semana pasada en Teherán, en el cual participaron Rusia, Turquía e Irán, lo cierto es que no se han dado avances positivos.

El éxodo de millones de personas desesperadas, que han buscado reparo en el exterior, ya sea en Oriente Medio, en Europa, Norteamérica y Australia, es una de las consecuencias más graves del conflicto que ensangrienta a Siria desde hace siete años. La ofensiva sobre Idlib representa una nueva fuente de preocupación, teniendo en vista otra nueva emergencia humanitaria y las repercusiones que esto podría acarrear a nivel internacional, de darse una intervención del bloque occidental, con los Estados Unidos a la cabeza.  De hecho, Washington ya ha amenazado con atacar Siria en caso de que ésta utilice arsenal químico en la provincia. Sin embargo, los críticos consideran que se trata de un mero pretexto para intervenir contra Assad y asestar un golpe a los aliados: Rusia e Irán.

La alarma se ve alimentada por las principales agencias de las Naciones Unidas presentes en el territorio, que afirman que del primero al 9 de septiembre, más de 30.000 personas abandonaron sus casas en la provincia de Idlib, y huyeron para ponerse a salvo. El temor es que se difunda “la peor catástrofe humanitaria” del siglo. “Una dramatización exagerada”, comenta el vicario apostólico de los Latinos de Alepo.

“Entre las personas en riesgo en la provincia de Idlib –concluye el prelado- hay cuando menos 200 familias que jamás abandonaron la zona, a pesar de la presencia de terroristas de al Nusra. A lo largo de estos seis años, han tenido que sufrir la expropiación de sus casas, terrenos y dinero, las mujeres han tenido que vestir el velo y una estatua de la Virgen ha sido utilizada como blanco de tiro para el adiestramiento en el uso de las armas. Esperamos que también a estas personas les llegue la “liberación” del yugo fundamentalista, porque “nadie, sea cristiano o musulmán, debe vivir en manos de terroristas”.