Card. Ouellet: las acusaciones de Viganò contra el Papa, un mero montaje político

Carta abierta del prefecto de la Congregación para los obispos dirigida al ex nuncio en Washington. Las acusaciones del ex nuncio no son más que “un montaje político, privado de todo fundamento real. “No llego a comprender cómo has podido dejarte convencer de esta acusación monstruosa que no se tiene en pie”. 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – Resulta “incomprensible y extremadamente reprobable” además de “increíble e inverosímil desde todo punto de vista” la acusación lanzada contra el Papa Francisco por el ex nuncio en Washington, Mons. Carlo Maria Viganò, de haber encubierto voluntariamente la mala conducta del ex Cardenal McCarrick. Es cuanto afirma el Card. Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos (en la foto), en una carta abierta a Mons.  Viganò, que fue publicada por la Oficina de Prensa vaticana.

La carta, escrita en francés, hace referencia, ante todo, al “debido permiso pontificio” obtenido por quien escribe la carta, para ofrecer su testimonio en calidad de responsable del dicasterio para los obispos y luego menciona “investigaciones” llevadas a cabo en los archivos de la Congregación.  

En segundo lugar, se hacen referencias a “amigos” de Mons. Viganò que comparten sus opiniones y se definen las acusaciones del ex nuncio como “un montaje político”, privado de todo fundamento real. Por último, el documento contiene un llamamiento, invitando a salir “de la clandestinidad”, a arrepentirse y a volver a tener “mejores sentimientos en relación al Santo Padre”.

El Card. Ouellet recorre “los hechos” tal como los describe Mons. Viganò, partiendo de la audiencia del 23 de junio de 2013, durante la cual él habría informado al Papa Francisco “sobre el caso McCarrick”. Sin embargo, observa, ese día el Papa se reunió “con muchos otros representantes pontificios”. “Imagino la enorme cantidad de información verbal y escrita que él tuvo que recoger en aquella ocasión. Dudo fuertemente que McCarrick le haya interesado al punto que tú pretendes hacer creer, siendo que se trataba de un Arzobispo emérito de 82 años y que llevaba siete años fuera de cualquier cargo”.

“Además, las instrucciones escritas, preparadas por ti de parte de la Congregación para los Obispos al inicio de tu servicio en 2011, no decían nada de McCarrick, excepto aquello que te dije verbalmente, relativo a su situación de Obispo emérito que debía obedecer a ciertas condiciones y restricciones a causa de los rumores en torno a su comportamiento en el pasado”.

“Desde el 30 de junio de 2010, fecha a partir de la cual soy Prefecto de esta Congregación, jamás he llevado el caso McCarrick a una audiencia, ni con el Papa Benedicto XVI  ni con el Papa Francisco, salvo en estos últimos días, luego de su inhabilitación por parte del Colegio de Cardenales. El ex-Cardenal, que se jubiló en mayo de 2006, fue fuertemente exhortado a no viajar y a no aparecer en público, a fin de no provocar mayores murmuraciones en relación a su persona.  Es falso presentar las medidas adoptadas en relación a él como ‘sanciones’ decretadas por el Papa Benedicto XVI y anuladas por el Papa Francisco. Tras haber examinado nuevamente los archivos, constato que no existen documentos referidos a esto firmados por uno u otro Papa, y tampoco existe nota de audiencia alguna de mi predecesor, el Card.  Giovanni-Battista  Re, que encomendara al Arzobispo emérito McCarrick la obligación de dedicarse al silencio y mantenerse en la vida privada, con el rigor de penas canónicas. El motivo de ello es que, a diferencia de lo que ocurre hoy, en aquél entonces no se disponía de pruebas suficientes de su presunta culpabilidad”.  

Por lo tanto, es “injusto” concluir que quien debía examinar el caso sea corrupto. “Por otra parte, el hecho de que en el Vaticano puedan existir personas que practican y sostienen comportamientos contrarios a los valores del Evangelio en materia de sexualidad, no nos autoriza a generalizar y a declarar indigno y cómplice a este o aquél, y ni siquiera al mismo Santo Padre. ¿Acaso no es necesario que ante todo, los ministros de la verdad, se cuiden de la calumnia y de la difamación?”. Y “acusar al Papa Francisco de haber encubierto con pleno conocimiento de causa a este presunto depredador sexual, y de ser por tanto cómplice de la corrupción que se extiende en la Iglesia”, al punto de pedir su renuncia, “me resulta increíble e inverosímil desde todo punto de vista. No llego a comprender cómo has podido dejarte convencer de esta acusación monstruosa que no se tiene en pie”.

La carta recuerda luego que Francisco “no tiene nada que ver” con la carrera de  McCarrick, diciendo “jamás oí al Papa Francisco hacer alusión a este supuesto gran consejero de su pontificado para los nombramientos en América”. “Intuyo que no están entre tus preferencias, ni en las de los amigos que sostienen tu interpretación de los hechos. Sin embargo, encuentro aberrante que tú te aproveches del escándalo clamoroso de los abusos sexuales en los Estados Unidos para infligir un golpe inaudito e inmerecido a la autoridad moral de tu Superior, el Sumo Pontífice”.

“Querido hermano –es la exhortación final- realmente quisiera ayudarte a hallar nuevamente la comunión con aquél que es garante visible de la comunión de la Iglesia católica; entiendo de qué manera las amarguras y decepciones han marcado tu camino en el servicio a la Santa Sede, pero tú no puedes concluir así tu vida sacerdotal, en una rebelión abierta y escandalosa, que inflige una herida muy dolorosa a la Esposa de Cristo, ¡a la cual tú pretendes servir mejor, agravando la división y el desconcierto en el pueblo de Dios! Ante tu pregunta, como respuesta, sólo puedo decirte: sal de tu clandestinidad, arrepiéntete de tu revuelta y vuelve a tener mejores sentimientos en relación al Santo Padre, en lugar de agravar la hostilidad contra él”.