Manila, terminó la batalla de sor Fox: fue expulsada, ya está en Australia

La misionera de 72 años fue expulsada con la acusación de haber participado en encuentros políticos. Sor Patricia saludó a Filipinas exhortando a los fieles, en particular a los líderes de la Iglesia, a realizar iniciativas valientes para denunciar las injusticias. Al presidente Duterte, que había ordenado las investigaciones sobre ella: “Escucha a los pobres, no sólo a los militares; escucha a los pobres de las ciudades, a los campesinos, a los trabajadores, a los indígenas, escúchalos y obra por ellos, no sólo por los ricos”

 


Manila (AsiaNews/Agencias) – Después de una larga batalla legal, la misionera australiana sor Patricia Anne Fox (Foto) fue obligada a abandonar Filipinas y volver a su país de origen. Desde abril, la superiora de las religiosas de Nuestra Señora de Sión de 72 años, que se había opuesto a los repetidos intentos de los funcionarios de la Oficina de inmigración (BI) de expulsarla, bajo una orden del presidente Rodrigo Duterte. Durante el procedimiento, la visa misionera caducó, la visa turística temporánea que le había sido consignada caducó hace dos días.

A continuación de una investigación ordenada por el presidente, en el pasado abril el jefe del BI, Jaime Morente había comunicado a la religiosa la orden de dejar el país dentro de 30 días. La semana precedente, la religiosa fue arrestada y liberada después de un día, con la acusación de “haber participado en manifestaciones contra el gobierno”. Sor Patricia, por 27 años, desarrolló su tarea entre los agricultores y las poblaciones indígenas. Recientemente, la religiosa tomó parte en una misión internacional de investigación y solidaridad que investigaba sobre presuntas violaciones de los derechos contra los campesinos y los tribales Lumad, en la isla meridional de Mindanao. Las autoridades acusan a la religiosa de haber tomado parte en encuentros políticos en ciudades como Davao y Tagum.

Sor Patricia saludó a Filipinas exhortando a los fieles, en particular a los líderes de la Iglesia, a realizar iniciativas valientes para denunciar las injusticias. La religiosa transcurrió su último día en Manila participando en una misa y en actividades de servicio a los pobres y a los marginados. En una conferencia de prensa de adiós en el St. Joseph's College de Quezon City, antes de partir para el aeropuerto de Manila,, afirmó: “El Papa Francisco dijo que no puedes definirte cristiano si, frente a graves violaciones de los derechos humanos, permaneces en silencio...debes obrar, ¡hacer lío! Dónde están los oprimidos es allí que la gente de Iglesia debería estar. La misión de la Iglesia es el servicio hacia los otros. Las palabras no bastan”.

Después de haber aterrizado en su ciudad natal, Melbourne, sor Patricia declaró a los periodistas: “En este momento, en Filipinas, las violaciones de los derechos humanos están aumentando y está en curso un régimen tiránico. Por mucho tiempo hubo una cultura de impunidad, que ahora está empeorando”. Pocas horas antes, la religiosa había dado algunos consejos a Duterte: “Escucha a los pobres, no sólo a los militares; escucha a los pobres de las ciudades, a los campesinos, a los trabajadores, a los indígenas, escúchalos y obra por ellos, no sólo por los ricos”.