Riad quiere deportar a Bangladés a centenares de refugiados musulmanes rohingya

Entraron a Arabia Saudita con pasaportes falsificados durante el período de la peregrinación, viven desde hace 3 años en centros de detención. El gobierno saudita inició las tramitaciones para repatriarlos “por la fuerza” y “contra la voluntad de ellos”. El reino wahabita jamás realizó un programa de acogida, ni suscribió la Convención sobre los refugiados del año 1951.

 


Riad (AsiaNews)- Arabia Saudita retiene desde hace años en modo forzado en centros especiales de detención a centenares de hombres, mujeres y niños de etnia rohingya, minoría musulmana del oeste de Myanmar en fuga del país asiático porque son objeto de persecuciones. En las semanas pasadas el gobierno de Riad inició las tramitaciones para la repatriación “forzada” y “contra la voluntad de ellos” a Bangladés de estos refugiados.

Según fuentes de Middle East Eye, detrás del programa de deportaciones estaría la orden dada por los sauditas a Daca de “retomarse” a los inmigrantes irregulares desde hace tiempo en su propio territorio. Los temores de los activistas y de las asociaciones pro derechos humanos de que una vez que hayan vuelto a Bangladés, ellos serán enviados más allá de las fronteras a Myanmar- donde se exponen a nuevas persecuciones- o a ser encerrados en campos prófugos en condiciones inhumanas.

Muchos de los rohingya que arriesgan las repatriaciones llegaron a Arabia Saudita en 2011, en ocasión de la peregrinación mayor a la Meca (Hajj), usando pasaportes falsificados. Abandonaron Myanmar para escapar de las violencias por parte de la mayoría budista (desde 2016 al menos 700 mil han dejado sus casas en Rakhine, Ndr), ellos esperaban encontrar un trabajo y reconstruirse una vida en la nación guía en el mundo del islam sunita.

Sin embargo, el gobierno de Riad en los últimos años lanzó una serie de campañas de represión contra los trabajadores irregulares y los inmigrantes sin permiso, que terminó por afectar a la minoría musulmana de Myanmar. Mientras esperan la repatriación, afirman que poseen documentos de identidad de Myanmar (no de Bangladés), que demostrarían sus orígenes y su status de refugiados políticos por las persecuciones sufridas.

En el caso sean repatriados, prevalece el sentido de desconfianza y el miedo de nuevas violencias: “¿Qué haremos cuando nos lleven a Bangladés? nos confía un hombre, que pide el anonimato. “No tendremos otra elección. agrega- que matarnos”. Un temor compartido por diversas asociaciones activistas, que se apelan al gobierno de Riad para que interrumpa el plan de “deportaciones forzadas” a Bangladés.

El plan de repatriaciones inició hace pocos días de distancia de la visita a mediados de octubre a Arabia Saudita de la Premier de Bangladés, Sheikh Hasina, que en Riad se encontró con las máximas autoridades del reino entre las cuales el príncipe heredero, Mohammed bin Salman (Mbs). En el contexto de esos 4 días, el número dos de la casa Saud elogió el plan de desarrollo de Daca y la “respuesta” a la crisis rohingya. Él les auspició un reforzamiento de la cooperación militar.

Muchos de los rohingya entraron a Arabia Saudita con pasaportes falsificados de diversas naciones asiáticas: Bangladés, Bután, India, Nepal y pakistán. La esperanza común era dejar atrás las persecuciones y las violencias, reconstruyéndose una nueva vida. Un sueño cancelado por las redadas de las escuadras anti-inmigración sauditas, que encerraron a la mayor parte de los hombres, mujeres y niños en el centro de detención de Shumaisi en Jeddah.

Dentro del campo las guardias sauditas les secuestraron sus teléfonos celulares y cometieron nuevos abusos y violencias. Testigos oculares citados por Middle East Eye hablan de golpes en el pecho y otras formas de “tortura” para extorsionar confesiones. Los inmigrantes rohingya además tuvieron que firmar un documento en el cual se declaran “en plena posesión” de las facultades mentales, para así acelerar su repatriación a Bangladés.

Hasta hoy ni el ministerio de Relaciones Exteriores de Bangladés, ni su embajador en Riad (ni mucho menos las autoridades sauditas) han querido hacer ningún comentario oficial sobre la cuestión. Arabia Saudita jamás realizó un programa oficial de acogida de refugiados ni de aquellos que piden asilo, como tampoco firmó la Convención sobre los refugiados de 1951, que reconoce el derecho al trabajo, a los documentos de viaje y de libertad de movimiento.