Párroco en Bagdad: la solidaridad de los musulmanes vence el odio y las divisiones
de p. Albert Hisham Naoum

El sacerdote se dirige a los musulmanes que luchan contra cuantos fomentan la intolerancia, agradeciéndoles. Una respuesta a las declaraciones del gran muftí de la República. Cada ciudadano debe redescubrir la “propia esencia originaria” y volver a la infancia “inocente”, en la cual los niños juegan juntos sin mirar a la fe.

 


Bagdad (AsiaNews) - Cada ciudadano iraquí, cristiano o musulmán, debe redescubrir la propia “esencia originaria”, la propia pertenencia a la tierra y al país en cuanto ciudadano, contrastando a cuantos fomentan el odio. Es cuanto escribe en una carta de “agradecimiento” a los musulmanes que lucha contra el fundamentalismo y las divisiones, el p. Albert Hisham Naoun, párroco de la iglesia caldea de S. Pablo en Bagdad. En la misiva. enviada para conocimiento a AsiaNews, el sacerdote recuerda la polémica surgida en los días pasados alrededor de las palabras del gran muftí de la República. E invita a volver a aquel período de la infancia “inocente” en el cual los niños jugaban juntos “sin saber ni mirar a la religión de pertenencia”

A continuación publicamos, la carta de p. Albert:

Las declaraciones del gran muftí de la República y del jefe del movimiento chií iraquí, en mérito a la prohibición de hacer los augurios a los cristianos para las fiestas de Navidad y de Fin de Año, han provocado una ola de indignación no sólo entre los mismos cristianos, sino también entre los musulmanes del país. La Iglesia, junto a algunos entre nuestros hermanos musulmanes, condenó con decisión tales declaraciones, que no expresan el espíritu de hermandad que nos une. Además, miles de personas salieron a las calles de Bagdad la noche de Fin de Año- como sucede desde hace tiempo- para festejar esta ocasión, augurando paz y serenidad para todo Irak.

Junto a las declaraciones lesivas del diálogo y de la unidad, este año surgieron también muchos pedidos de nuestros hermanos musulmanes que piden reabrir la iglesias que fueron cerradas hace años a causa del extremismo religioso o de la emigración de los cristianos. Una migración que se refiere al centro de Bagdad como también a las periferias y otras zonas del país. Los musulmanes se reunieron delante de estas iglesias y han manifestado su disponibilidad para limpiarlas; ellos también han relanzado videos en las principales redes sociales, en los cuales se auguran que los cristianos vuelvan a sus zonas, recordando así el espíritu de hermandad que los ha unido por muchos años.

Quisiera tanto que la Iglesia difundiese un mensaje de agradecimiento a estos musulmanes. Ellos representan una respuesta a las fuerzas del mal, que han confiscado las casas y las propiedades de los cristianos. Ellos son una respuesta al extremismo que causó la fuga de los cristianos de sus casas, de sus iglesias. Ellos son una respuesta a los discurso de odio e intolerancia que se difundieron y un alivio para cuantos fueron afectados por este lenguaje que alimenta las divisiones.

Hoy más que nunca necesitamos que cada ciudadano iraquí redescubra la propia “esencia originaria”, que contrasta en su nacer toda polémica fundada sobre las diferencias y que, al contrario, vive y comparte cada aspecto de la vida con el propio hermano, en el bien y en el mal. En Irak necesitamos remover la capa de óxido que dañó al metal, que alimenta distinciones por motivos banales y esconde intereses personales. En Irak necesitamos recordar el tiempo de nuestra infancia, cuando el niño musulmán jugaba con su compañero cristiano sin saber ni mirar a la religión de pertenencia… ¡cuánto nos recuerda estos días de nuestra infancia!

Por lo tanto digo: gracias a vosotros, nuestros hermanos musulmanes, que lograron preservar aquella “esencia originaria”, gracias a vosotros, porque han rechazado el extremismo y no lo hicieron entrar en vuestras casas. Al contrario, abrieron un espacio para recibir a quien era diferente de vosotros. Somos nosotros, en esta ocasión de fiesta, en querer hacerles los augurios a vosotros, a rezar con ustedes y por vosotros. Rezamos juntos por Irak, para volver a nuestra infancia inocente,