Sacerdote caldeo: un nuevo año de renacimiento para Mosul

Don Pablo narra cómo han transcurrido los festejos de Navidad en el ex bastión del Estado Islámico. Las celebraciones en la Llanura de Nínive estuvieron “colmadas de gente” y hubo “una gran participación”. Un nuevo arzobispo en Mosul, para reconstruir la comunidad tanto a nivel pastoral como social. Cristianos y musulmanes unidos contra el oscurantismo, exigen “diálogo y modernidad”.  


Mosul (AsiaNews) – Si el 2014 fue “el año negro” –con la huída del obispo, sacerdotes y fieles después del ascenso del Estado islámico (EI, ex ISIS)-, el 2019 que acaba de iniciarse será el año “del renacimiento, de los desafíos, tanto pastorales como sociales, y del retorno de los que huyeron”. Es lo que cuenta a AsiaNews Don Pablo Thabit Mekko, responsable de la comunidad cristiana de Karamles, en la Llanura de Nínive, en el norte de Irak, tras la finalización de las celebraciones de Navidad, que han estado “colmadas de gente” y se caracterizaron por una “gran participación”. “Hay que hacer renacer la comunidad –explica el sacerdote-, dar un sentido a sus vidas, asegurar un trabajo y superar las preocupaciones”.    

Las festividades navideñas “se desarrollaron con normalidad”, puesto que “la región ya ha alcanzado cierto grado de estbilidad”, a un año y medio de la derrota (al menos, militar) del movimiento yihadista. “Son elementos que infunden optimismo –agrega Don Pablo-, muestran que el momento oscuro ha quedado atrás. Las iglesias en  Karamles, Qaraqosh y en muchas zonas de la Llanura de Nínive estaban adornadas, en cierto sentido se respiraba una atmósfera incluso más bella que la del período anterior a Daesh [acrónimo árabe para el ISIS]”.

“El nacimiento de Cristo –prosigue el sacerdote caldeo- es un momento de paz, de alegría y el deseo a futuro es que pueda representar un nuevo inicio. Ciertamente, sigue habiendo preocupaciones, pero el nombramiento de un nuevo obispo en Mosul  [el padre dominico Najib Mikhael Moussa], precisamente con ocasión de las fiestas de Navidad, representa un elemento que infunde fuerza, [un elemento] de renacimiento pastoral y espiritual”.

Luego de años de violencia y terror, en la metrópolis del norte de Irak la vida está volviendo lentamente a la normalidad. “Hubiera querido celebrar una misa en la ciudad –confiesa el sacerdote- pero por problemas organizativos y de tiempo eso no ha sido posible. Había demasiadas celebraciones, con demasiadas familias en la Llanura de Nínive que esperaban participar de las funciones. Además, varias familias que han regresado recientemente y están viviendo en la ciudad, han preferido pasar las fiestas con parientes y amigos, quedándose en los pueblos”.

La comunidad cristiana vive con gran expectativa y creciente participación la ceremonia de consagración del nuevo arzobispo, que está programada para el 18 de enero, y luego de la cual, una semana más tarde (el 25) será su toma de posesión en Mosul. “El padre dominico –cuenta Don Pablo- aún tiene trabajo por concluir, antes de trasladarse de manera estable. En todos estos años él ha contribuido, con su obra, a preservar de la devastación yihadista del ISIS el patrimonio literario y cultural, cristiano y no-cristiano”.

Una de las prioridades del futuro próximo es el “acondicionamiento de los edificios de la diócesis, empezando por las iglesias, ya que muchas de ellas ni siquiera tienen un techo para resguardarlas de la lluvia, o una puerta para impedir que arrojen basura al interior”. “En el plano pastoral, se podría comenzar con algunas misas de fuerte valor simbólico” –agrega- “reforzar las relaciones con las autoridades locales, los líderes religiosos, los voceros de los grupos étnicos y de la sociedad civil”.

Con el nuevo obispo, subraya Don Pablo, se tendrá que afrontar luego el tema del trabajo, ofrecer oportunidades de empleo para todos los que retornan a la ciudad, crear desde cero un centro que constituya un punto de referencia para los fieles, pensar en un plan pastoral. Son pasos que precisan de mucha dedicación, que requerirán tiempo, pero ahora hay que comenzar a cosechar los frutos de cuanto se está sembrando. Luego de la gran huida del 2014, ahora la zona está volviendo a poblarse y la presencia cristiana es un elemento visible en Mosul; la identidad cristiana es un factor esencial para la Llanura de Nínive”.

De la misma manera, en la relación con los musulmanes, la nueva Mosul también podría marcar una ruptura con respecto al pasado. “La ciudad –explica Don Pablo- no sólo ha sido liberada físicamente, sino también en el plano de la ideología. Muchos de los que promovían el oscurantismo se han ido. Las personas quieren respirar un aire nuevo, exigen diálogo y modernidad. Prueba de ello es que en las celebraciones de Año Nuevo [el sacerdote ha publicado algunos videos en su página de Facebook] han participado familias cristianas y musulmanas, que se han reunido en torno al árbol en la plaza central, un Papá Noel ha distribuido regalos a todos, y se ha podido pasar algunos horas juntos con alegría”.