Papa: si no amas a tu hermano no puedes amar concretamente a Dios

“¡Quien no ama al propio hermano que ve, no puede amar a Dios que no ve!”. “Solamente la fe nos dará fuerza para no chismear, de rezar por todos, también por los enemigos y no dejar crecer los sentimientos de celos y envidia”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- “Solamente la fe nos dará la fuerza de no chismear, de rezar por todos, también por los enemigos y no dejar crecer los sentimientos de celos y envidia”. Es el camino para amar a los hermanos y a las hermanas, necesario para amar a Dios concretamente. Lo dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la casa S. Marta, partiendo de la Primera Carta de san Juan apóstol (Jn 1 4,9-5-4).

Juan, subrayó el Papa, habla de “mundanidad”. Cuando dice que: “aquellos que son generados por Dios, son capaces de vencer al mundo”, está hablando de la “lucha de todos los días” contra el espíritu del mundo”, que es “mentiroso”, es un “espíritu de apariencias, sin consistencia”, mientras que “el Espíritu de Dios es verdadero”. El espíritu del mundo es el espíritu de la vanidad, de las cosas que no tienen fuerza, que no tienen fundamento y que caerán”. Como los dulces que se ofrecen en Carnaval, las crêpes - que en dialecto se dice "los chismes"- no son consistentes, sino “llenas de aire”, así es el espíritu del mundo: “lleno de aire” y engaña porque es “hijo de la mentira”.

El apóstol nos ofrece lo concreto del espíritu de Dios”, que “no sirve para las fantasías”: el decir y el hacer son la misma cosa. “Si tú tienes el Espíritu de Dios” - afirmó el Papa- harás cosas buenas. El apóstol Juan dice una cosa ‘cotidiana’: ‘Quien no ama al propio hermano que ve, no puede amar a Dios, que no ve’”. “Si tú no eres capaz de amar una cosa que ves, ¿cómo amarás a Dios que no ves?”. Esa es la fantasía, evidencia Francisco, exhortando a amar “aquello que ves, a quien puedes tocar, que es real. Y no las fantasías que tú no ves”.

“Si tú no eres capaz de amar a Dios en lo concreto, no es verdad que tú amas a Dios. Y el espíritu del mundo es un espíritu de división y cuando se introduce en la familia, en la comunidad, en la sociedad siempre crea divisiones: siempre. Y las divisiones crecen y viene el odio y la guerra… Juan va más allá y dice ‘yo amo a Dios’ y odia a su hermano, es un mentiroso, o sea un hijo del Espíritu del mundo, que es pura mentira, pura apariencia. Y esta es una cosa sobre la cual nos hará bien reflexionar: ¿Yo amo a Dios? Pero, vayamos a la piedra de comparación y vemos como tú amas: vemos cómo tú lo amas”.

A propósito, Francisco indicó tres señales que indican que no se ama al hermano. Ante todo, el Papa exhorta a rezar por el prójimo, también por aquella persona que “me es antipática” y que se “que no me quiere mucho”, también para aquel que “me odia”, también para “el enemigo”, como Jesús dijo. Si no rezo, es señal que no amo: “La primer señal, pregunta que todos debemos hacer: ¿yo rezo por las personas? Para todos, concretas, aquellas que me son simpáticas, aquellas que me son amigas y aquellas que no me son amigas. Primero, Segunda señal: cuando yo siento dentro sentimientos de celos, de envidia y me vienen ganas de desearles el mal o no… es una señal que tú no amas. Detente allí. No dejes crecer estos sentimientos: son peligrosos. No los dejes crecer. Y luego, la señal más cotidiana que yo no amo al prójimo y por lo tanto no puedo decir que amo a Dios, es la charlatanería. Pongámonos en el corazón y en la cabeza, claramente: si yo hago chismes, no amo a Dios porque con los chismes estoy destruyendo a aquella persona. Los chismes son como los caramelos de miel, que también son buenas, uno lleva al otro y luego el estómago se arruina, con tantos caramelos… Porque es bello, es ‘dulce’ chismear, parece una cosa bella; pero destruye. Y esta es un señal que tú no amas”.

Si una persona deja de chismear en su vida, “yo diría que está muy cerca de Dios”, porque no chismear “protege al prójimo, custodia a Dios en el prójimo”. “Y el espíritu del mundo se vence con este espíritu de fe: creer que Dios esté en mi hermano, en mi hermana. La victoria que venció al mundo es nuestra fe:. Solamente con mucha fe se puede ir en este camino, no con palabras humanas de buen sentido.. no, no: no sirven. Ayudan, pero no sirven para esta lucha. Solamente la fe nos da la fuerza de no chismear, de rezar por todos, también por los enemigos y no dejar crecer los sentimientos de celos y de envidia. El Señor, con este pasaje de la Primera carta de San Juan Apóstol no pide concreción en el amor. Amar a Dios: pero si tú no amas a tu hermano, no puedes amar a Dios. Y si tú dices que amas a tu hermano pero en realidad no lo amas, lo odias, tú eres un mentiroso”.