Mons. Long: El ‘calvario’ de la expropiación de terrenos parroquiales en Ho Chi Minh City

Cientos de familias católicas de Lộc Hưng han perdido todo. Son pobres, estudiantes, ex prisioneros de conciencia y veteranos de la armada sud-vietnamita. Obispo de Parramatta (Australia): “Invito a las personas de buena voluntad, tanto de Vietnam como del exterior, a sostener a las víctimas en su lucha”. 


Sídney (AsiaNews) – Solidaridad y sostén en una “lucha por la dignidad”, en medio de un “increíble calvario”. Es el mensaje que Mons. Vincent Long Van Nguyen, el obispo vietnamita de Parramatta (Australia), envía a las víctimas de la expropiación forzada de terrenos de la parroquia de Lộc Hưng, en Ho Chi Minh City (Vietnam). A continuación, transcribimos el texto completo de la carta que el prelado ha enviado a los “ciudadanos interesados, a la sociedad civil, a los grupos en defensa de los derechos humanos y a las organizaciones religiosas”. (Traducción de AsiaNews).

 

Querida gente:

A través de varias agencias de noticias, muchos de nuestros compatriotas y yo hemos sabido con gran disgusto de la destrucción de vuestras queridas viviendas y propiedades por parte de las autoridades de Ho Chi Minh City. Esta área, que pertenece a la parroquia de Lộc Hưng, ha sido el hogar y fuente de sustento para muchas familias y generaciones de personas que emigraron del Norte comunista al quedar dividida Vietnam, en 1954. Son en su mayor parte familias pobres, estudiantes, ex prisioneros de conciencia y veteranos de la armada sud-vietnamita.

Las autoridades muchas veces recurren al uso de la fuerza para apoderarse de propiedades y terrenos situados en lugares que tienen un valor comercial potencial. Como queda demostrado por los numerosos incidentes que se suceden en todo el país, irónicamente, esto ha pasado a ser un modelo de comportamiento del gobierno comunista de Vietnam desde la llamada “doi moi” (reforma). Por ejemplo, en el año 2008, las autoridades intentaron transformar la nunciatura pontificia con sede en Hanói en un bar y night-club, provocando una protesta popular de los ciudadanos católicos. En el 2011, el gobierno también intentó apoderarse de las propiedades de un monasterio redentorista en la parroquia de Thái Hà. Más recientemente, hubo hechos similares orientados a expropiar el terreno del cual son propietarias las Hermanas Amantes de la Santa Cruz, en Thủ Thiêm.

El último ejercicio de acaparamiento de terrenos llevado adelante por el gobierno comunista ha causado enormes daños, destrozos y heridas a cientos de familias. Muchos se han quedado sin hogar, sus medios de sustento fueron completamente arruinados y sus vidas han quedado dañadas de manera irreparable. Todo esto ha sucedido en la vigilia del “Tet”, del Año Nuevo lunar, considerado como la celebración más sagrada de Vietnam. El relato de los hechos que los medios del Estado han brindado sobre el incidente no concuerda con lo que efectivamente ocurrió en el lugar, como puede constatarse a partir del testimonio de las víctimas. Muchas de ellas fueron abandonadas a merced de las inclemencias del clima, con el único sostén de los grupos religiosos, como los padres redentoristas u otros feligreses.  

 

Queridos compatriotas:

Como vietnamita y obispo presidente de la Comisión de Justicia y Paz en el seno de la Conferencia Episcopal australiana, quisiera expresarles mi profunda solidaridad y sumar mi apoyo a vuestra lucha por la dignidad, en medio del increíble calvario al cual han sido sometidos. Ruego para que permanezcan firmemente abocados a su fe y a la búsqueda de justicia.  

Invito asimismo a las autoridades a abstenerse de actos de violencia, terror y represión contra las personas que tienen el deber de proteger y asistir. Invito al gobierno vietnamita, en todos sus niveles, a respetar los derechos humanos de sus ciudadanos, a promover el bien común y a garantizar justicia y dignidad a las personas afectadas.

Invito a las personas de buena voluntad, tanto dentro de Vietnam como en el exterior, a sostener a las víctimas de la expropiación de tierras en su lucha por la justicia y la dignidad.

Cordiales saludos,

Mons. Vincent Long Van Nguyen