El gobierno Abe quiere aprobar la normativa dentro de la mitad de marzo. El objetivo es alejar inmediatamente a los niños maltratados de los padres violentos. El año 2018 fue uno de los peores, con más de 80 mil menores víctimas de violencia doméstica y verbal, abandono y sexual.
Tokio (AsiaNews/Agencias) – El gobierno del Premier japonés Shinzo Abe decidió repararse contra el flagelo de las violencias domésticas contra los menores. Por esto en la próxima revisión legislativa, que será aprobada a mitad de marzo, quiere hacer pasar una ley que prohiba los castigos corporales a los niños por parte de los padres. Fuentes del gobierno refieren que la normativa pretende también reforzar la autoridad de los centros para los menores (210 en todo el territorio), para realizar inmediatamente el alejamiento de los niños abusados de la familia violenta.
Alienta esta iniciativa, el hecho de algunos recientes casos de muertes de menores debidos a los malos tratos por parte de los padres, que imponían largos períodos de ayuno o estar de pie para “entrenar” la disciplina de los hijos. El caso que provocó más sensación fue el de la pequeña Mia Kurihara, de 10 años, que murió en enero en Noda (en la prefectura de Chiba), no obstante sus desesperados pedidos de ayuda en la escuela.
Antes aún, el episodio que sacó a la luz la existencia de un sistema generalizado de abusos en las familias y en la sociedad japonesa, fue el de Yua Funato, maltratada por la madre que la obligaba a despertarse a las 4 de la mañana para aprender a escribir. La pequeña murió en marzo de 2018, con sólo cinco años, a causa de una neumonía y por una grave malnutrición (pesaba 8 Kg menos respecto a sus coetáneos). Sobre su caso intervino Mons. Tarcisio Kikuchi, arzobispo de Tokio, que dijo que tales tragedias se verifican a causa de la destrucción y de la soledad de los jóvenes y las familias.
Según los expertos, en Japón el aislamiento de la sociedad y la pobreza están entre las primeras causas de abuso infantil. Las últimas estadísticas publicadas en enero por la Agencia nacional de policía (NPA), delinean un fenómeno alarmante. Desde 2004, o sea desde cuando en el país se inició a escribir sobre los informes sobre las violencias domésticas, los casos están en continuo crecimiento. El año 2018 fue uno de los años peores, con más de 80 mil episodios señalados.