Christchurch, llevar el velo islámico ‘por solidaridad’ es ‘ambiguo’
de Kamel Abderrahmani

Estudioso musulmán: “Pone en discusión la batalla de las mujeres islámicas, que todos los días combaten contra su imposición”. Tras los atentados a las dos mezquitas, son numerosas las manifestaciones de solidaridad de los neozelandeses. Llamada a la oración islámica en la radio y el tv, recitación de una invocación en el parlamento. Hay quienes denuncian “excesiva islamofilia”. 


París (AsiaNews) – En Nueva Zelanda, luego de los atentados contra la comunidad islámica de Christchurch se han sucedido numerosas manifestaciones de solidaridad hacia los musulmanes: reuniones, vigilias, oraciones, cintas de color verde. A la islamofobia que llevó al supremacista Brenton Tarrant a tomar las armas, ahora se contrapone lo que algunos ambientes neozelandeses definen como “excesiva islamofilia”. Una de las iniciativas más discutidas es la transmisión de la llamada a la oración islámica en los canales nacionales de radio y televisión; la recitación de una invocación en el parlamento –donde, hace poco, las autoridades habían cancelado un evento religioso cristiano- y por último, el gesto de algunas mujeres neozelandesas, que han decidido llevar el velo islámico como signo de participación en el dolor de las víctimas. La idea ha generado  críticas entre los musulmanes. A continuación, brindamos una reflexión de Kamel Abderrahmani, un joven estudiante de la doctrina islámica.

A una semana del atentado terrorista en las dos mezquitas de Nueva Zelanda –que causaron la muerte de 50 musulmanes- los neozelandeses recuerdan el hecho y muestran su solidaridad para con la comunidad islámica de su país. Entre los signos de solidaridad, las neozelandesas han decidido llevar el llamado velo “islámico”.

En efecto, ser solidarios con los demás es un buen signo de la posibilidad de vivir juntos. Sin embargo, siendo yo un musulmán que ha vivido en tierra islámica en el pasado, podría considerar ambiguo y al mismo tiempo peligroso este acto de cercanía o este modo de ser solidarios con las víctimas. Esto tiene connotaciones que van más allá de lo que podamos imaginar.

Cubrirse con el velo, como signo de solidaridad con las víctimas musulmanas, podría tener distintas interpretaciones. El gesto entrega a la mujer a su condición religiosa. Es decir, se reduce a la mujer musulmana a aquella que porta el velo. Esto pone en discusión la batalla de las mujeres musulmanas, que todos los días libran una lucha contra la imposición del velo por parte de su sociedad. Mujeres que son maltratadas y golpeadas por un padre, por un hermano, por el marido o incluso por un vecino, por no llevar el velo. Mujeres que a diario son sometidas a la misoginia religiosa. Además, también quisiera subrayar que hoy en día, el velo es, también, un signo de dominio islamista.

Quisiera resaltar que el uso riguroso del velo es justificado por el islam radical, en tanto precepto obligatorio impuesto por el Corán. Sin embargo, dentro de la comunidad islámica existen otras interpretaciones, que consideran al velo como una elección personal, y no como una obligación religiosa. A mi modo de ver, el velo es un accesorio que hace referencia a una cultura, a una época que ya no es la nuestra, porque en el Corán el versículo se dirige a Mahoma en su condición de profeta, es decir, en su condición de espacio-tiempo.

En general, las mujeres musulmanas son sometidas al sufrimiento y a la rigidez impuestos por tradiciones y costumbres heredadas de otra época. Por tanto, vestir el velo en signo de solidaridad con los musulmanes por cierto que no ayudará a estas mujeres a despertarse y a lograr liberarse de tal sumisión. Sí, el velo no es una libertad  personal, sino una imposición de la sociedad prevalentemente musulmana; ¡un código social! Por ello, compete a las sociedades occidentales ayudar a las mujeres en su emancipación, evolución y liberación del yugo de hombres religiosos y sociedades machistas que se sumergen por entero en un espíritu tribal, propio de clanes y sexista.