Card. Parolin: en nombre de la tolerancia se persigue a quien defiende la propia fe

La libertad religiosa “no es sólo la del credo privado o de culto”, sino “es la libertad de vivir, ya sea privadamente como públicamente, según los principios éticos que derivan de los principios religiosos”. Con la afirmación de los “nuevos derechos humanos” se niegan “sobre todo en las plazas públicas” aquellas fundamentales como el derecho a la vida.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- En nombre de la tolerancia “se termina por perseguir a aquellos que defienden su fe” y con la afirmación de los “nuevos derechos humanos” se niegan “sobre todo en las plazas públicas” aquellos fundamentales como la libertad religiosa y el derecho a la vida, “en lo que se refiere a la institución del matrimonio o el derecho inviolable a toda la vida humana”. Es la denuncia expresada ayer por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, en el simposio “Stand Together to Defend International Religious Freedom”, sobre la libertad religiosa, organizado por la embajada de los EEUU en la Santa Sede.

Detrás de las violaciones del derecho a la libertad religiosa, evidenció el cardenal, está la intolerancia de quien “considera a toda religión que no sea la propia como inferior o “de segunda clase”.

La libertad religiosa, aclaró el secretario de Estado vaticano “no es sólo la del credo privado o del culto”, sino “es la libertad de vivir, ya sea privadamente como públicamente, según los principios éticos que derivan de los principios religiosos”. Esta “es un gran desafío en el mundo globalizado, donde las convicciones débiles reducen el nivel ético general y en nombre de un falso concepto de tolerancia, se termina por perseguir a aquellos que defienden su fe”. En concreto, “la libertad religiosa significa ciertamente el derecho de adorar a Dios, individualmente o en comunidad, como imponen nuestras conciencias”. Pero “nuestra tradiciones religiosas sirven a la sociedad sobre todo a través del mensaje que proclaman” y nos “recuerdan la dimensión trascendente de la existencia humana y nuestra irreducible libertad frente a toda pretensión de poder absoluto”.

Aún más delicado, según el cardenal Parolin, el tema del segundo panel, “la cooperación internacional no sólo para ‘estar juntos’, sino para ‘trabajar juntos’ a todos los niveles para defender y hacer progresar la libertad religiosa”. Porque “si no hubiese un serio y delicado intento de trabajar juntos para afrontar y superar las causas profundas” de la persecución religiosa, para el secretario de Estado vaticano “la sensibilización sobre la brutal realidad” de este problema en el mundo “sería inútil”.

Las violaciones de la libertad religiosa, agregó el Card. Parolin son “un ataque agresivo que ataca al núcleo mismo del uso de los derechos humanos fundamentales”, necesarios para el desarrollo de la persona humana, de la sociedad, “y para la pacífica convivencia entre las naciones”. Lamentablemente y no obstante los muchos esfuerzos, las violaciones continúan, “a menudo se verifican impunemente y a veces reciben poco, o ninguna atención de parte de los medios”. Y en cambio, también “a través de los medios rápidos ahora disponibles con los medios digitales”, subrayó el secretario de Estado vaticano “aquellos que operan en el sector de los medios y de las comunicaciones sociales deben sacar a la luz” las amenazas al bien común de la familia humana, como “las graves violaciones de la libertad de religión”.

Porque la libertad religiosa, concluyó el Card. Parolin, no es “algo concedido desde lo exterior a la persona, también por el Estado”, sino más bien es “un don dado por Dios, es más, es un don radicado en la dimensión transcendente de la naturaleza humana”. Las autoridades civiles, entonces. “tienen la obligación de proteger y defender la libertad religiosa”, porque no son “los autores, sino más bien los custodios”.