Papa: la tristeza no es una actitud cristiana

“Un cristiano triste -dijo Francisco, en la misa celebrada esta mañana- es un triste cristiano: no camina”. “Esta tristeza pagana, jamás”. En la vida hay momentos difíciles pero en estos momentos “sentimos que el Espíritu nos ayuda a seguir adelante (...) y a superar las dificultades. Incluso el martirio”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “La tristeza no es una actitud cristiana”, e incluso frente al dolor, “habla con el Espíritu Santo, y él te dará el apoyo, que te devolverá la juventud”. Es lo que dijo el Papa Francisco en la homilía de la misa que celebró esta mañana en la Casa Santa Marta, al comentar el Evangelio (Juan 16, 5-11) donde Jesús, al despedirse de sus discípulos, les explica qué es el Espíritu Santo.

Los discípulos se sienten tristes al escuchar que su Maestro pronto habrá de dejarlos y Jesús los reprende por esto, porque -aseveró Francisco, “la tristeza no es una actitud cristiana”. ¿Y cómo se hace para no estar ‘tristes’? “Para combatir la tristeza -observó Francisco- en la oración (...) hemos pedido al Señor que mantenga renovada en nosotros la juventud del espíritu”. Y aquí entra en juego el Espíritu Santo, porque es Él quien hace que habite en nosotros esa juventud, que nos renueva siempre.

“Un cristiano triste -prosiguió el Papa - es un triste cristiano: no camina”. El Espíritu Santo es aquél que nos hace capaces de llevar las cruces, como muestra el ejemplo de Pablo y Silas, que narra la primera lectura de hoy, tomada de los Hechos de los Apóstoles (Hch 16, 22-34) que, encadenados, cantaban himnos a Dios. El Espíritu Santo renueva todo. “El Espíritu Santo es aquél que nos acompaña en la vida, que nos sostiene”, es el Paráclito. A propósito de ello, Francisco recordó cuando, siendo sacerdote, en una misa de niños de Domingo de Pentecostés, les preguntó si sabían quién era el Espíritu Santo. Y un niño le respondió: el paralítico. Paráclito, comentó Francisco, “¡pero qué nombre extraño!”. “Paráclito: la palabra quiere decir ‘aquél que está a mi lado para sostenerme’, para que yo no caiga, para que yo siga adelante, para que yo conserve esa juventud del Espíritu Santo. El cristiano siempre es joven: siempre. Y cuando comienza a envejecer el corazón del cristiano, comienza a disminuir su vocación de cristiano. O eres joven de corazón, de alma, o no eres plenamente cristiano”.  

El Papa prosiguió diciendo que Pablo y Silas fueron apaleados y sufrieron, “pero estaban llenos de alegría, cantaban… Esto es juventud. Una juventud que te hace mirar siempre la esperanza: adelante! Pero para tener esta juventud, se requiere un diálogo cotidiano con el Espíritu Santo, que está siempre a nuestro lado. Es el gran don que nos ha dejado Jesús: este apoyo, que te hace ir adelante”.

E incluso si somos pecadores, el Espíritu nos ayuda a arrepentirnos y nos hace mirar hacia adelante: “habla con el Espíritu: él de dará apoyo  y te devolverá la juventud”. El pecado, en cambio, hace envejecer. Hace envejecer el alma, hace envejecer todo”. Y continuó: “Esta tristeza pagana, jamás”. En la vida hay momentos difíciles pero en estos momentos, ‘sentimos que el Espíritu nos ayuda a seguir adelante (...) “y a superar las dificultades, Incluso, el martirio”. “Pidamos al Señor -concluyó- no perder esta renovada juventud, no ser cristianos jubilados que han perdido la alegría y no se dejan sacar adelante.., El cristiano jamás se jubila; el cristiano vive, vive, porque es joven -cuando es un verdadero cristiano”.