María, la Reina de todos y de los enfermos de cáncer
de Vladimir Rozanskij

La fiesta de María “Vsetsaritsa” se celebra a fines de agosto. Curaciones milagrosas de enfermos de cáncer y de personas infectadas por el Sida. La oración por los médicos para que “sean instrumentos del Médico Omnipotente, Cristo nuestro Salvador”. El obispo médico Luka, que trabajó tantos años en los lager soviéticos, afirmaba que sin una fe profunda la persona se abandona a la depresión.

 


Moscú (AsiaNews)- A fines de agosto se celebra en Rusia la fiesta del ícono milagroso de María “Reina de todos” (Vsetsaritsa), “aquella que cura las heridas del cuerpo”. En realidad las oraciones de esta imagen mariana son incesantes durante todo el año y el ícono con este se encuentra en el lugar “de la oración” en cada hospital ruso, especialmente en los repartos de oncología.

La imagen milagrosa fue pintada en el gran monasterio de Vatopedi en el Monte Athos en el S. XVII, pero su devoción se difundió en Rusia en los años 90 del siglo pasado. A ella se le atribuye la especial gracia de la curación milagrosa de los enfermos de cáncer, de quien sufre por las curaciones oncológicas y las radiaciones, pero también por los enfermos de Sida. 

La fe en Cristo médico y curador del alma y del cuerpo es uno de los contenidos más importantes del entero Evangelio y tal fe se refleja ampliamente en los íconos sagrados, en particular en los íconos marianos. Los más antiguos y venerados íconos de la Madre de Dios, por tradición son atribuidas a San Lucas “médico” y evangelista. 

En la actual Rusia se difunde siempre más más la memoria de un santo del evangelista: el obispo Luka (Vojno-Jasenetskij), que antes de emitir los votos era médico legal y cirujano tanto que escribió un manual “Sabio de cirugía infectiva”, luego asociado al tratado espiritual “Espíritu, Alma y Cuerpo” que lo hizo célebre como el “santo médico” del trágico Siglo XX ruso.

El obispo Luka daba vuelta por la Rusia europea y asiática, a menudo por su transferencia de un lager a otro, difundiendo por todos lados su medicina “física y espiritual”. A él se le atribuye la sugerencia de rezar al ícono de la “Reina de todo”, usando la fórmula “Bendice la mente y las manos de aquellos que nos proporcionan la curaciones, para que sean instrumentos del Médico Omnipotente, Cristo nuestro Salvador”.

En el sujeto representado por el ícono, con la mano tendida para pedir al Hijo la salvación. El fiel que contempla el ícono es asumido en este círculo de amor, en el cual la Madre y el Hijo dirigen la mirada justamente a quien los contempla, según la típica “perspectiva invertida” de los íconos.

La oración continúa con las palabras de la esperanza: “Allá donde desaparece toda esperanza, Tú serás la Esperanza inquebrantable; a quien está oprimido por sufrimientos insoportables, serás alivio que da la fuerza de soportar. Allás donde está la oscuridad de la desesperación se insinúa en el alma, ¡Tú harás resplandecer la luz inefable de la Divinidad!”.

El obispo-médico Luka sostenía la importancia de la condición psíquica del enfermo en el curso de la enfermedad y de la curación. Sin una fe profunda la persona se abandona a la depresión; se hace necesaria la “psicoterapia”, en la cual el médico está llamado a ofrecer asistencia espiritual al enfermo. Quizás dirigiendo su mirada hacia la “Reina de todos”, que hoy está presente en todo lugar de sufrimiento de Rusia.