Sindh, directo hindú acusado de blasfemia. Explota la revuelta contra la minoría

Notan Mal, el director, dirige la escuela de Ghotki desde hace 30 años. Fue denunciado por el padre de un alumno suyo. Ahora fue llevado a un lugar seguro a una localidad secreta y arriesga la pena de muerte. Activistas hindúes y musulmanes piden el respeto de los derechos fundamentales.

 


Islamabad (AsiaNews). En la provincia paquistaní de Sindh el orden público está fuera de control después que ayer en algunas ciudades fueron allanadas por los radicales musulmanes. Su furia fue motivada por las presuntas ofensas de blasfemia pronunciadas por un hombre hindú, director de la Sindh Public School. el hombre era acusado por un alumno suyo de haber ensuciado el nombre del profeta Mahoma. Apenas se difundió la noticia de las acusaciones contra el director, los radicales salieron a las calles e iniciaron manifestaciones no autorizadas. Luego se dirigieron hacia los lugares de culto de la minoría en Ghotki y en las ciudadelas limítrofes de Mirpur Mathelo y Adilpur. En total, han devastado 3 templos hindúes y una escuela privada de la minoría. 

El incidente que desencadenó la revuelta sucedió el 14 de septiembre. Quien denunció a Notan Mal, el director, fue Abdul Aziz Rajput, padre del estudiante, Muhammad Ihtisham.. El dirigente es acusado de haber violado el Art. 295 © del Código penal paquistaní, una de las así llamada “ley negra” sobre la blasfemia que prevé la pena de muerte en caso de condena. La policía aceptó la denuncia y está investigando sobre la veracidad de los hechos denunciados. Mientras tanto él está escondido en una localidad secreta.

Farrukh Lanjar, superintendente de policía local refiere que los agentes están desplegados para mantener el orden público. Veerji Kolhi, abogado y asistente especial del Jefe de ministros de Sindh sobre el tema de los derechos humanos, refiere a la agencia Dawn que “la situación es monitoreada en manera adecuada para evitar ulteriores daños o enfrentamientos”.

La comisión por los derechos humanos de Pakistán difunde el video de la devastación contra la escuela y expresa preocupaciones por “las alarmantes noticias de acusaciones de blasfemia en Ghotki y la explosión de las violencias de masa”.

En Twitter varios activistas y personas comunes, ya sean musulmanes como hindúes, protestan contra las violencias. Saeed Sangri, hindú, sostiene el director, “un ciudadano pacífico y responsable dirigía la escuela desde hace 30 años” y condena “el ataque de los criminales religiosos”. Ghotki, agrega, “está bajo amenaza por parte del extremismo religioso. Algunas personas quieren usar la carta religiosa. Las autoridades deben intervenir”. 

Hamza Ali Abbasi, conocido actor y cineasta paquistaní, escribe. “Como musulmán, pruebo vergüenza y pido perdón a nuestra comunidad hindú paquistaní. Debemos pedir el perdón a Alá por este atrocidad”. Syed Hussain Hamdani, afirma: “Los derechos fundamentales deben ser garantizados. Ellos incluyen: igualdad de status, de oportunidades y delante de la ley, social, económica y justa política, libertad de pensamiento, expresión, credo, fe, culto y asociación”.

En Pakistán acusación de blasfemia es castigado con la pena de muerte y la sola sospecha basta para fomentar los ánimos y a realizar linchamientos de masa. En el país ningún condenado jamás fue ajusticiado, pero los procesos se dilatan por mucho tiempo a causa de las amenazas directas a los jueces y a cuantos investigan sobre los casos. Uno de los casos más conocidos es el que involucró a la cristiana Asia Bibi. Según el Departamento de Estado de EEUU, en las cárceles se encuentran 77 sospechosos.