El Papa en Tailandia, un ‘regalo fructífero’ para los católicos y para toda la nación
de Daniele Mazza

Al cumplirse 35 años de la visita de Juan Pablo II, Francisco será el segundo pontífice en visitar el país. El 16 de mayo de 2018, un encuentro en el Vaticano, con una delegación de 50 monjes budistas, sentó las bases para el viaje. En aquella ocasión, quien guiaba a los religiosos era el Pbro. Daniele Mazza del PIME. El sacerdote dice: “El pontífice viene como un padre que visita a sus hijos”.


Bangkok (AsiaNews) – El próximo viaje apostólico de Papa Francisco, a Tailandia (20-23 de noviembre de 2019) es “un regalo” para la pequeña comunidad católica, y el pontífice también “sabrá recibir los regalos que la Iglesia tailandesa puede ofrecer al mundo”. Es lo que comenta el Pbro. Daniele Mazza (foto), sacerdote del Pontificio Instituto de Misiones en el Extranjero (PIME), dedicado al diálogo interreligioso en Tailandia. Párroco de la iglesia de María, Madre de la Misericordia, en Nonthaburi, ubicada a unos 25 km al norte de Bangkok, él es primer misionero en haber conseguido un máster en budismo, en la prestigiosa Universidad Mahachulalongkornrajavidyalaya (MCU). El ateneo budista es un punto de referencia para la formación de religiosos de la tradición Theravada y Mahayana. El 16 de mayo de 2018, el Padre Mazza viajó al Vaticano, guiando una delegación compuesta por 50 monjes budistas, entre ellos, el venerable Phra Rajaratanasunthon, representante del patriarca, y algunos estudiosos del Templo real de Chetupon (Wat Pho). Durante una audiencia privada, ellos entregaron al Papa Francisco las traducciones al tailandés y al pali del Phra Malai, un antiguo texto sagrado budista que el rey Rama VII le regaló a Pío XI en 1934. Para algunos, el encuentro sentó las bases para el viaje del pontífice a Tailandia. Luego le seguirá la visita de una delegación del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, que viajará a Bangkok para participar en la ceremonia por el 230o aniversario del Templo Real. A continuación, los comentarios del Padre Mazza, en diálogo con AsiaNews, sobre el significado de la visita del Papa Francisco a Tailandia. 

Cuando anuncié en la parroquia que la visita de Papa Francisco a Tailandia se había confirmado, un joven parroquiano, radiante de alegría y con una gran sonrisa, con los ojos húmedos, me dijo: “Wow… Es una noticia bellísima; es una gran bendición que el Papa pueda venir a Tailandia”. 

El Papa Francisco visitará el Reino de Siam del 20 al 23 de noviembre de 2019, durante un viaje que también lo llevará a Japón (23-26 noviembre). Creo que este viaje apostólico del Santo Padre, 35 años después del se su predecesor, San Juan Pablo II, traerá muchos frutos para la Iglesia tailandesa y para toda Tailandia. Sí, ¡será un gran regalo!”. 

Ante todo, el Papa viene con ocasión del 350 aniversario de  la institución de la Vicaría apostólica de Siam, que fue erigida en el año 1669. Este aniversario nos recuerda cómo los primeros misioneros del MEP (Missions Étrangères de Paris), desde sus comienzos, trabajaron para que hubiera sacerdotes tailandeses y una Iglesia capaz de promover una inculturación de la fe católica en el contexto local, para vivirla, por así decir, con un sabor totalmente tailandés. Desafortunadamente, aún existe el estereotipo de que la Iglesia, aquí, en Tailandia, es “extranjera” y esto es porque algunas palabras, símbolos o enseñanzas no han sido entendidos o bien son nuevos con respecto a lo que la cultura, fuertemente influenciada por el budismo, transmite. Es por eso que las celebraciones de estos días con el Santo Padre, -que, sin lugar a dudas tendrán resonancia en varios medios de comunicación social-, serán una ocasión para explicar el significado de estos símbolos, palabras y enseñanzas cristianas, a muchos que tiene solo algunos conocimientos en este ámbito; espero que se difunda el mensaje de que estos elementos, cuando son vividos con sinceridad, no quitan nada a la cultura tailandesa, sino que lejos de ello, la enriquecen con su novedad y nos hacen ser mejores hombres y mujeres. 

Además, el Papa viene como un papá que llega a visitar a sus hijos. Nos confirmará en la fe y nos alentará a continuar con perseverancia, cumpliendo todas las buenas obras que se están haciendo. Al mismo tiempo, como todo buen papá, podrá llamarnos la atención sobre algunos aspectos en los que es necesario estar atentos, para que la Iglesia no se deje arrastrar a modos de pensar y actuar que son mundanos, sino que siempre sea fiel a la enseñanza de Jesús. 

Por último, el encuentro con el Santo Padre será una ocasión para sentir el hecho de ser una sola familia. En todos los encuentros del Papa participarán cristianos y catecúmenos (inclusive budistas) de todas partes de Tailandia, y de los países vecinos (Myanmar, Lao, Camboya, etc.) que serán alojados en varias parroquias de Bangkok. Esto nos dará la oportunidad de ver cómo la fe es capaz de generar vínculos familiares entre gente muy diversa, y pertenecientes a culturas o naciones distintas. 

Por otro lado, yo creo que el Papa también viene a recibir. La Iglesia universal tiene mucho que aprender de las Iglesias particulares. Y toda Iglesia particular es portadora de un don especial que debiera ser compartido y transmitido a las demás Iglesias. ¿Cuál es el regalo que la Iglesia tailandesa puede entregar al mundo? Son muchos, pero comparto dos. El primer regalo viene de una modalidad de colaboración entre Estado y religiones que se está desarrollando aquí, en Tailandia. Lamentablemente, y esto, en parte, a causa de heridas históricas, en Europa las religiones y los líderes religiosos han sido apartados de las mesas donde se procura trabajar juntos en pos del bien común. Las religiones ya no son consideradas como “partes sociales” que puedan contribuir al bien común. Incluso pasa lo contrario: a menudo se las considera más como una causa de preocupación, en lugar de ver en ellas un recurso. En Tailandia, por el contrario, el gobierno suele invitar a los líderes religiosos a los distintos encuentros que se desarrollan a nivel provincial o metropolitano para que den su contribución. En la provincia de Nonthaburi, en el mes de julio, estudiantes budistas, musulmanes y cristianos fueron a visitar ancianos y enfermos junto a sus respectivos líderes religiosos y junto a los empleados públicos y al prefecto del lugar. Una actividad que se prevé continuará durante los próximos meses. Es un signo de cómo esta colaboración es posible y de cuánto bien puede traer a la sociedad. 

Otro regalo es la flexibilidad y la prontitud de la Iglesia tailandesa cuando se trata de acoger lo diverso y con relación a la importancia que siempre ha dado a las minorías étnicas, procurando ayudar a una integración, aunque respetando al mismo tiempo los valores culturales tradicionales.  Allí donde haya rigidez y obsesión en marcar los límites y diferencias, allí donde se busca englobar en lugar de integrar en un marco de respeto, la Iglesia tailandesa puede ayudar a iluminar y aportar una experiencia distinta.