Basílica de Bandra, adoración eucarística dedicada al Mes Misionero Extraordinario
de Nirmala Carvalho

La Hora Santa del primer viernes del mes estuvo guiada por Mons. John Rodrigues. Rector del lugar de culto: “Dios nos pide que un lugar de un mero pasar por la vida, demos la vida; que en lugar de lamentarnos de la vida, la compartamos con aquellos que sufren”.

 


Bombay (AsiaNews) – La Basílica de Nuestra Señora del Monte de Bandra, en Bombay, ha dedicado la Hora Santa de adoración eucarística del primer viernes al Mes Misionero Extraordinario, iniciado el primero de octubre. La oración estuvo guiada por Mons. John Rodrigues, obispo auxiliar de la arquidiócesis y rector de la basílica. 

Cerca de 200 personas participaron en la adoración eucarística, y entre ellas, religiosos y laicos, familias, estudiantes y jóvenes. Mons. Rodrigues explicó que “el pontífice subraya que la Iglesia es llamada a ser misionera, deseosa de dar la Buena Noticia a los demás. Todos sus miembros comparten esta misión”. 

Al comentar la Parábola de los talentos, el rector de la basílica subrayó: “Dios nos pide, no solo pasar por la vida, sino dar la vida; no lamentarnos de la vida, sino compartirla, en las lágrimas de aquellos que sufren. La Parábola de los talentos explica que Dios entrega a las personas sus tesoros más grandes: nuestra vida y la vida de los demás”. Dios, agregó, “no quiere que sus dones sean conservados en un sitio seguro, sino que, con valentía y creatividad, éstos sean dedicados a una vocación verdadera, que dé fruto”. 

En la Parábola, el amo se complace ante los siervos que han duplicado los talentos, y los llama “buenos y fieles”, mientras que reprende y castiga a aquél que escondió el dinero en un hoyo, y lo llama “malvado y perezoso”. Mons. Rodrigues explica: “Dios reprende severamente al siervo temeroso, porque su mal es no haber hecho el bien; él pecó de omisión. La omisión es lo contrario de la misión. Pecamos de omisión cuando, en lugar de difundir la alegría, pensamos en nosotros mismos como víctimas, o que nadie puede amarnos o entendernos. Pecamos contra la misión cuando cedemos a la resignación y decimos: ‘No puedo hacerlo: no estoy a la altura”. 

La adoración eucarística estuvo acompañada de cantos, lecturas de la Biblia, recuerdos de los mártires asesinados por la fe. Mons. Rodrigues recordó a todos los presentes que Papa Francisco invita a cada persona a llevar adelante la misión de la Iglesia: padres, madres, jóvenes, banqueros, trabajadores de restaurantes, desocupados, enfermos. “El Señor – agregó – nos pide nuestra entrega allí donde estemos; ustedes están allí por cada una de las personas que les rodean”. 

“Pecamos contra la misión – reiteró, concluyendo – cuando nos lamentamos y continuamos diciendo que todo va de mal en peor, en el mundo y en la Iglesia; cuando nos volvemos esclavos de los miedos que nos inmovilizan; cuando nos dejamos paralizar, pensando que ‘las cosas nunca cambiarán’; cuando se vive la vida como una carga, y no como un don; cuando ponemos como centro nuestra persona y nuestras preocupaciones, en vez de que el centro sean nuestros hermanos y hermanas que aguardan ser amados”.