Que Cristianos e hindúes sean constructores de fraternidad y convivencia pacífica

Mensaje a los hindúes, de parte del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, con ocasión de la fiesta de Diwali. La religión fundamentalmente nos inspira a ver en el otro un hermano que ha de ser sostenido y amado. Además, “nos enseña a respetar la dignidad inviolable y los derechos inalienables de los demás, sin ningún prejuicio injustificado en relación con su credo o cultura”


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “Vivir en un espíritu de fraternidad y amistad, a través de un diálogo constante es el corolario natural de ser una persona religiosa hindú o cristiana”. Es lo que escribe el Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso en el mensaje dirigido a los hindúes con ocasión de la fiesta de Diwali.   

Conocida como Deepavali, es decir, “hilera de lámparas de aceite” y simbólicamente fundada en una antigua mitología, ésta representa el triunfo de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, y del bien sobre el mal. La celebración propiamente dicha se prolonga a lo largo de tres días y marca el comienzo de un nuevo año y la reconciliación familiar. Este año, muchos hindúes celebrarán la fiesta el 27 de octubre. 

En el mensaje -firmado por el presidente, Card. Miguel Ángel Ayuso Guixot, M.C.C.J.,  y por el secretario, Mons. Indunil Kodithuwakku Janakaratne Kankanamalage - cuyo tema es “Creyentes; constructores de fraternidad y convivencia pacífica”, se afirma que “junto con el desarrollo sin precedentes en muchos campos, vivimos en una época en la cual, por un lado, se cumplen esfuerzos en favor del diálogo interreligioso e intercultural, la cooperación y la solidaridad fraternas. Y por otro, está presente la apatía, la indiferencia e incluso el odio entre algunas personas religiosas contra otras. Muchas veces, esto sucede por la falta de reconocimiento del otro como hermano o hermana. Semejante actitud puede surgir de sentimientos que inducen al error, de la falta de generosidad o de la apatía que sacuden y desestabilizan el tejido mismo de la convivencia armoniosa de la sociedad. Preocupados por esta situación, consideramos oportuno y útil compartir con ustedes algunas reflexiones sobre la necesidad, y particularmente para cristianos e hindúes, de ser constructores de fraternidad y coexistencia pacífica, cualquiera sea el lugar donde se encuentren”.  

La religión, prosigue el documento, se inspira fundamentalmente en la visión del otro como un hermano que debe ser sostenido y amado. Y Además, “nos enseña a respetar la dignidad inviolable y los derechos inalienables de los demás, sin ningún prejuicio injustificado en relación con su credo o cultura. Solo cuando los seguidores de las religiones exigen de sí mismos una vida coherente con su ética religiosa, ellos podrán ser vistos como personas que realmente desempeñan su rol de constructores de paz y de testigos de nuestra humanidad en común”. “Por tanto, vivir en un espíritu de fraternidad y amistad , a través de un diálogo constante es un corolario natural de ser una persona religiosa hindú o cristiana”. 

“Es una feliz coincidencia que el inicio de este se encuentre marcado por el 150o aniversario del nacimiento del Mahatma Gandhi, ‘un extraordinario y valiente testigo de la verdad, el amor y la no-violencia” (Papa Juan Pablo II, Oración por la paz, al término de la visita al Raj Ghat, Delhi, 1o febrero de 1986) y valeroso protagonista de la fraternidad humana y de la coexistencia pacífica. Haríamos bien en inspirarnos en su ejemplo, para llevar una convivencia pacífica”.  

“Como creyentes arraigados en nuestras convicciones religiosas, y con una preocupación común por el bienestar de la familia humana, esperamos poder unir nuestras manos con las de distintas tradiciones religiosas y con todas las personas de buena voluntad, y esforzarnos por hacer todo a nuestro alcance- para construir una sociedad más fraterna y pacífica”.