Papa: El Líbano, los misioneros , el Rosario, el Sínodo

En el Ángelus el Papa Francisco pide a todos los fieles libaneses, “en particular a los jóvenes”, buscar “las justas soluciones en el camino del diálogo” y “en beneficio de toda la Región medio oriental que tanto sufre”. En el mes de octubre rezar el Rosario por los misioneros y por la paz. El Sínodo apenas concluido fue “una caminar juntos… para vivir de Jesús, para vivir del Evangelio” y “salir de sí mismos”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews)- En la cita de Ángelus de hoy, el Papa Francisco lanzó diversos mensajes: para el Líbano, los misioneros y el Rosario en el mes de octubre, para el Sínodo sobre la Amazonía apenas concluido. El Papa había apenas celebrado la misa final del Sínodo en la basílica de san Pedro.

Después de la oración mariana, dirigiéndose a los peregrinos reunidos en la plaza, el pontífice dirigió “un especial pensamiento al querido pueblo libanés, en particular a los jóvenes, que en los días pasados hicieron sentir su grito frente a los desafíos y a los problemas sociales y económicos del país”.

Desde hace diversos días, en muchísimas ciudades del Líbano, personas de todas las confesiones religiosas y de todas las edades manifestaron para pedir la expulsión de su gobierno y del Parlamento, por incapacidad y corrupción delante de los problemas del país.

“Exhorto a todos- dijo Francisco- a buscar las justas soluciones en el camino del diálogo y rezo a la Virgen María, Reina del Líbano, para que, con la ayuda de la comunidad internacional, ese país continúe siendo un espacio de convivencia pacífica y de respeto de la dignidad y libertad de cada persona, en beneficio de toda la Región medio oriental que tanto sufre”.

El pontífice quiso también recordar “el mes misionero” y “el mes misionero extraordinario”, celebrado en octubre. Mes que también está dedicado a la devoción del Rosario. De aquí la invitación a rezar el Rosario por la paz. El Evangelio y la paz caminan juntos”.

Precedentemente, antes de la oración mariana, Francisco se detuvo sobre el valor de la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos para la Región Panamazónica, apenas concluida.

Después de haber recordado “el grito de los pobres” de de Amazonía, que “nos alientan a no permanecer indiferentes”, el Papa explicó lo que fue el Sínodo, “un camino juntos, confortados por la valentía y por las consolaciones que vienen del Señor. Hemos caminado mirándonos a los ojos y escuchándonos, con sinceridad, sin esconder las dificultades, experimentando la belleza de ir adelante unidos, para servir”.

Partiendo de la segunda lectura de la misa de hoy (2 Timoteo 4,6-8.16.18), el pontífice subrayó el corazón del apóstol Pablo: no algo para sí o para alguno de los suyos, sino para el Evangelio, para que sea anunciado a todas las gentes. Esto viene ante todo y cuenta más de todo. A cada uno de nosotros se nos pedirá tantas veces qué hacer de bueno para la propia vida; hoy preguntémonos: “Yo, ¿qué puedo hacer de bueno para el Evangelio?”.

“En el Sínodo- continuó- nos lo preguntamos, deseosos de abrir nuevos caminos para el anuncio del Evangelio… Y para vivir de Jesús, para vivir del Evangelio se necesita salir de sí mismos. Ho hemos sentido alentar a despegar, a dejar los lidos confortables de nuestros puertos seguros para entrar en las aguas profundas; no en la aguas pantanosas de las ideologías, sino en el mar abierto en donde el Espíritu no invita a tirar las redes. Despegar es dejarse poner en juego por su novedad, es responder a la llamada de salir de nosotros mismo y de nuestros esquemas para que en el centro brille el Evangelio con su estilo: pobre en la radicalidad, misionero en la pastoral, sinodal en la comunión”.