El Papa: Hoy en día también hay cristianos en las catacumbas

En el día de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, el Papa Francisco visitó por primera vez las Catacumbas de Priscila. “La identidad de la gente que se reunía aquí es la misma de tantos hermanos nuestros que hoy se reúnen a escondidas”. “El lugar de los cristianos es en todas partes”; estamos seguros “en las manos de Dios”. “Nuestra esperanza está en el cielo, anclada allá”. La visita a la Grutas de la Basílica de San Pedro y la oración por los pontífices difuntos.


Roma (AsiaNews) – “Hoy en día también hay catacumbas”, y los cristianos que se reúnen a escondidas “son más que en los primeros siglos”. “La identidad de la gente que se reunía aquí es la misma de tantos hermanos nuestros que hoy se reúnen a escondidas”, porque se les prohíbe el derecho a reunirse. Es lo que subrayó el Papa Francisco al celebrar esta tarde la misa en la capilla de las Catacumbas de Priscila en Roma, sobre la vía Salaria. En el edificio, que data del siglo IV, fueron sepultados muchos mártires de la persecución imperial romana. El pontífice, visiblemente emocionado, confesó que hoy fue su primera visita a una catacumba que recuerda “un momento feo de la historia”, como los hay tantos, también, hoy. 

Francisco quiso realizar esta visita en la fecha de la Conmemoración de los Fieles Difuntos, que la Iglesia celebra hoy. En una homilía pronunciada de forma totalmente espontánea, el pontífice puso de relieve “tres palabras: identidad, lugar, esperanza”. 

Dijo que la identidad de los cristianos sepultados en las catacumbas de Priscila, así como la de los cristianos perseguidos hoy y la de todos los fieles es una sola: las bienaventuranzas. “Si vives así, eres cristiano”. Y enseguida agregó otro elemento que distingue dicha identidad: “Mateo 25, el gran protocolo en base al cual seremos juzgados. Así haremos ver nuestra identidad como cristianos. Sin esto, no hay identidad, a no ser por la fachada”. 

Para Francisco, “el lugar de los cristianos es en todas partes. No tenemos un lugar privilegiado”, sino que estamos “en las manos de Dios”, en las manos de Cristo, que “tienen llagas”: “Allí estamos seguros, pase lo que pase, incluso la cruz”. 

Como ejemplo de esta ausencia de “lugares privilegiados”, él habló de una religiosa en Albania, que durante la persecución comunista bautizaba a escondidas. “Las mamás se acercaban con el niño y la hermana tomaba agua del río usando unos zapatos, y bautizaba a los niños”. 

“Las bienaventuranzas – agregó - dicen que seremos felices si somos perseguidos. Incluso en la cruz está nuestro lugar”. Y dirigiéndose a todos, hizo esta pregunta: “¿Estoy seguro en las manos de Dios, o en otras seguridades, que un día perecerán?”. 

Con respecto a la “esperanza” él citó la segunda lectura de la misa (Apocalipsis 21,1-5.6-7): “la visión final, donde todo será hecho de nuevo, recreado, la patria adonde iremos”. “Para entrar allí – continuó - no se precisan actitudes sofisticadas, sino nuestra credencial de identidad, que son las bienaventuranzas y Mateo 25”.  

“Nuestra esperanza – concluyó - está en el cielo, anclada allá, y con la cuerda en la mano nos aferramos, miramos hacia la orilla y al río que debemos atravesar. Siempre agarrados a la cuerda. Y muchas veces no vemos la orilla, y tampoco el ancla”. 

Al final de la celebración, el Papa Francisco regresó al Vaticano y visitó las Grutas de la Basílica de San Pedro. Allí se detuvo para rezar por los pontífices difuntos.