Arzobispo de Damasco: Redescubrir la fe en la guerra y en la crisis económica
de Samir Nassar*

También los sirios afectados por la crisis política en Líbano. Imposible retirar las sumas depositadas en los bancos del país. Se derrumba la moneda local y el dólar es difícil encontrarlo. La sociedad del consumo pierde atractiva. Una vida de austeridad refuerza las relaciones entre las personas y la solidaridad. Operador turístico ruso lanza excursiones turísticas a Siria. Continúa preocupando la ofensiva turca en el noreste.

 


Damasco (AsiaNews) - La crisis política en Líbano, la falta de líquido y las sanciones internacionales afectaron a la población siria “ya marcada por las dificultades y por las privaciones” generadas por los 8 años años “de conflicto”. Es cuanto cuenta el arzobispo maronita de la capital siria Samir Nassar, en un testimonio enviada a AsiaNews, en el cual frente a las crecientes dificultades cotidianas habla también de un “renovación del espíritu”. 

Esta situación, advierte el prelado, “implica que el pueblo” se acostumbre a una vida “de austeridad”, que se acompaña a una “mayor solidaridad”. Del compartir el automóvil para ir al trabajo, al uso del medio público, la “sociedad de los consumos está perdiendo la propia atractiva”, mientras “la Fe reencuentra el propio dinamismo”.

En el frente político a preocupar más se añade la ofensiva lanzada por los turcos contra los kurdos en el noreste, que continúa provocando víctimas y creando nuevos evacuados. A un mes del inicio de las operaciones, de las 200 mil personas evacuadas cerca de la mitad pudo volver a sus propias casas; decenas de miles viven en condiciones precarias y la realidad está destinada a empeorar con la llegada del invierno y de las bajas temperaturas.

Frente a muchas señales de crisis y tensión que aún vienen de Siria, hay también una noticia que 2 operadores turísticos que han iniciado a proponer excursiones turísticas a los lugares más importantes del país.  La Miracle y la Kilimanjaro ofrecen paquetes de 1.500 euros que incluyen visitas a Damasco, Alepo, Palmira y Sednaya. Desde julio estará además activado de conexión aérea directa entre Moscú y la capital siria.

En este contexto, quedan muchas y fuertes dificultades cotidianas, como surge del testimonio de Mons. Nassar a AsiaNews. A continuación lo que nos escribió.

 

¡Bienvenidos a una vida de austeridad!

 

Los bancos en Líbano han prestado por años dinero al Estado. Hoy el mismo Estado se encuentra en bancarrota y no logra más restituir cuanto concedido en precedencia. El resultado de este proceso es que los individuos, las personas comunes, no tienen la posibilidad de retirar más de 600 dólares por semana de la propia cuenta de los privados ciudadanos. Esta regla, hoy, vale para los muchos sirios y para las instituciones que han confiado su dinero y sus haberes a los bancos libaneses, para evitar los efectos de los bloqueos y de las sanciones impuestas al régimen sirio en los últimos 9 años. 

Entonces,¿ qué podemos hacer todos nosotros hoy para ayudar a nuestros 12 trabajadores asalariados y las 600 familias de las cuales nos ocupamos, en este momento que nos acerca al Adviento y a la preparación de la Navidad? También esto es un nuevo, ulterior problema que va a atacar a una población ya marcada por las dificultades y por las privaciones del conflicto.

Esto que nos encontramos en afrontar es un gravísimo problema financiero provocado por el tira y afloje entre EEUU e Irán y de las sanciones impuestas por Washington contra la República islámica. Un enfrentamiento que se extiende y termina por involucrar a todos los países de Oriente Medio, complicando las posibilidades de una solución pacífica de la controversia.

El valor de la moneda local está en caída libre respecto al dólar y al derrumbe no parece detenerse: la moneda estadounidense, mientras tanto, se está volviendo siempre más una rareza y no se la encuentra en comercio. Al respecto, debemos recordar que todas las importaciones de bienes esenciales y de primer necesidad deben ser pagados en moneda extranjera.

Esta situación, del todo nueva, implica que el pueblo debe aún una vez más acostumbrarse a una vida de austeridad y de una mayor solidaridad: esto simplifica, en términos prácticos, compartir el automóvil y usar uno en común cuando se va al trabajo o entonces utilizar el  transporte público. La vida se va haciendo cada vez más amarga de soportar y la sociedad de los consumos está perdiendo la propia atractiva.

Los grandes negocios están lamentablemente vacíos, al contrario, la vida familiar está descubriendo, en su interior, un calor creciente que va más allá de los bienes materiales; y la “Fe” encuentra el propio dinamismo y la propia importancia en el centro de la vida personal, la solidaridad vuelve al primer puesto y el testimonio se hace dinámico.

Por lo tanto, ¿podemos hablar de una crisis económica salvadora, que permite una renovación- quizás formado-del espíritu? Cualquier cosa suceda en el futuro, queda el hecho que estamos frente al renacimiento de una humanidad nueva que se forma alrededor de nosotros, en este tiempo que se acerca a las fiestas de Navidad y al nacimiento de Cristo.

* Arzobispo maronita de Damasco