Card Sako: la fraternidad humana, línea rectora para un nuevo Irak, unido y pluralista

En su discurso pronunciado en video, al dirigirse al Senado francés, el primado caldeo exalta el documento suscrito por el Papa Francisco y el imán de al-Azhar. Las manifestaciones, “sin precesentes”, por el número de participantes y las reivindicaciones. Por el momento no se ha entablado ningún diálogo entre el gobierno y el movimiento en las plazas. El conflicto interconfesional constituye un “escándalo”. Constitución, ciudadanía e infraestructuras, esenciales para el repunte del país.


Bagdad (AsiaNews) - El “Documento sobre la Fraternidad Humana por la Paz Mundial y la convivencia común”, firmado en el pasado mes de febrero por el Papa Francisco y por el imán de al-Azhar en los Emiratos Árabes Unidos (EAU), es la línea rectora a seguir, para construir una “convivencia” de verdad. Es lo que subraya el patriarca caldeo, el Card. Louis Raphael Sako, en el discurso enviado a AsiaNews para su conocimiento, que fue pronunciado con ocasión de la conferencia “Construir la paz en el Oriente Medio, para la promoción de la diversidad cultural y religiosa”. Un texto, afirma el purpurado, cuyo valor no se ciñe a lo religioso, y sobre el cual es necesario basarse para reconstruir el tejido social, político y económico de Irak. 

El primado caldeo no pudo participar en persona en el evento organizado ayer por el Senado francés, a causa de las tensiones sociales y políticas que atraviesa el país y que lo han empujado a cancelar las celebraciones y festejos vinculados con la Navidad. Es por eso que tomó la decisión de enviar un mensaje de video a los participantes, que fue transmitido en el recinto durante la jornada, y optó por permanecer cerca del pueblo en estos “momentos de caos”. 

Él subraya que las manifestaciones “no tienen precedentes por el número, la diversidad de los participantes y las reivindicaciones”. Al mismo tiempo, exalta que “el movimiento, popular y pacífico”, nada tiene que ver con los “partidos políticos o el sectarismo”. “Lo que piden los manifestantes  - agrega - es una nación civilizada, con una democracia pluralista, que permita la participación de todos los iraquíes, sin excepciones”. 

Las palabras del Card. Sako llegan en un momento delicado para Irak, que desde el primero de octubre ha devenido escenario de un vasto movimiento de protesta contra el gobierno y las autoridades. Las manifestaciones, reprimidas por la policía, culminaron con la dimisión del primer ministro Adel Abdul Mahdi, pero los manifestantes -sin distinciones étnicas, confesionales ni religiosas - apuntan a la caída de toda la clase política. El cerco de restricciones se cerró aún más a fines de noviembre, luego del doble asalto al consulado iraní en Najaf, dejando como saldo más de 450 muertos y 20.000 heridos.  

Si bien el gobierno trata de promover reformas, explica el Card. Sako, los manifestantes consideran que éstas con “insuficientes” y continúan exigiendo “un cambio de régimen, al que definen como sectario y corrupto”. Al día de hoy, “no hay diálogo”, y esta situación de punto muerto “con cada día que pasa, arrastra al país hacia la incertidumbre”. Al cumplirse dos años de la reconquista de Mosul y de la expulsión del Estado Islámico (EI, ex ISIS), Irak se sume en una “paradoja”: el deseo de dar vuelta la pagina y dejar atrás las guerras y divisiones, y al mismo tiempo, las “grietas profundas” que permanecen.

La pertenencia tribal, religiosa, las opciones políticas y el orgullo geográfico son elementos de división, que solo pueden ser subsanados “teniendo como punto de partida la pertenencia a una misma ciudadanía”. Esta es “la única solución para superar las divisiones”, afirma el prelado, al referirse al “futuro de Irak y de nuestra región”. “Sin embargo”  - prosigue - para que la ciudadanía se transforme en algo real y deje de ser un concepto vago, debe concretarse en el funcionamiento de los servicios públicos iraquíes”. Para el Card. Sako, el conflicto interconfesional “es un escándalo” que también ha azotado a los cristianos, ya que han pasado de ser 1,8 millones en el 2013, a menos de medio millón en la actualidad, “ a causa de la persecución y de la emigración”.  Cuando, por el contrario, la ciudadanía “debe ser el medio para que las religiones y las corrientes espirituales se liberen del peso de la política y puedan dedicarse al bien de las almas de sus fieles y a practicar la caridad”. “Liberados del rol político que la historia de Irak les ha confiado - advierte - la religiones aún pueden seguir cumpliendo su verdadera misión, una vez más”. 

Por último, el Card. Sako traza las líneas rectoras para el resurgimiento de Irak: una Constitución que garantice la ciudadanía a todos, en un marco democrático, libre de las lógicas tribales y de pertenencia; prohibir enérgicamente cualquier discurso de odio; una autoridad que asegure la correcta interpretación del derecho y una jurisprudencia actualizada; nuevas infraestructuras, para promover el repunte de la economía del país.