Papa: la misión se hace proponiendo la fe, dando testimonio y compartiendo la vida

Jesús nos enseña “la actitud de la sencillez, del respeto, de la moderación y del escondimiento, que hoy también se reclama a los discípulos del Señor”.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La misión se hace proponiendo la fe, dando testimonio y compartiendo la vida. Francisco volvió a repetir esto hoy, al tomar la palabra para dirigirse a las 20.000 personas presentes en Plaza San Pedro para el rezo del Ángelus. 

Francisco primero recordó a los presentes que esta mañana bautizó a 32 niños, e invitó a rezar por ellos y por sus familias. 

“La liturgia de este año – dijo luego - nos propone el evento del bautismo de Jesús siguiendo el relato del Evangelio de Mateo (cfr 3,13-17). El evangelista describe el diálogo entre Jesús, que pide el bautismo, y Juan El Bautista, que quiere negarse a darlo, pues resalta: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?» (v. 14). Esta decisión de Jesús toma por sorpresa al Bautista: en efecto, el Mesías no necesita ser purificado; ya que es Él el que purifica”. 

“Sin embargo, Dios es el Santo y sus caminos no son los nuestros. Y Jesús es el Camino de Dios, un camino impredecible. Recordemos que Dios es el dios de las sorpresas. Juan había declarado que entre él y Jesús había una distancia abismal, imposible de colmar. «No soy digno de desatarte las sandalias» (Mateo 3,11), había dicho. Sin embargo, el Hijo de Dios ha venido justamente a colmar la distancia entre el hombre y Dios. Si Jesús está totalmente del lado de Dios, también lo está del lado del hombre, y reúne lo que estaba dividido. Es por eso que responde a Juan: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia.» (v. 15). El Mesías pide ser bautizado para que se cumpla toda justicia, es decir, para que se realice el designio del Padre, que pasa a través del camino de la obediencia filial y de la solidaridad con el hombre frágil y pecador. Es el camino de la humildad y de la plena cercanía de Dios con sus hijos. El profeta Isaías también anuncia la justicia del Siervo de Dios, que realiza su misión en el mundo con un estilo que va a contracorriente del espíritu mundano: «No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz. No partirá la caña quebrada, ni apagará la mecha mortecina» (42,2-3). Es la actitud de la mansedumbre, eso es lo que nos enseña Jesús; es la actitud de la sencillez, del respeto, de la moderación y del escondimiento, que hoy también se reclama a los discípulos del Señor”. 

“En la acción misionera – prosiguió -, se llama a la comunidad cristiana a ir al encuentro de los demás, pero siempre proponiendo y no imponiendo, dando testimonio, compartiendo la vida concreta de la gente. Apenas Jesús fue bautizado en el Río Jordán, se abrieron los cielos y el Espíritu Santo descendió sobre Él como una paloma, mientras en lo alto resonó una voz que decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). En la fiesta del Bautismo de Jesús, re-descubramos nuestro Bautismo. Así como Jesús es el Hijo amado del Padre, también nosotros, renacidos del agua y del Espíritu Santo, sabemos que somos hijos amados; el Padre nos ama a todos, y Dios se complace en nosotros, hermanos de tantos otros hermanos, investidos por una gran misión, para dar testimonio y anunciar a todos los hombres el amor inconmensurable del Padre”.

Francisco prosiguió diciendo que “esta fiesta nos hace recordar nuestro bautismo, hemos renacido, ha venido a nosotros el Espíritu”. Y una vez más, invitó a las personas a averiguar la fecha de su bautismo y a festejarlo.