Papa: pedir a Jesús ‘si tú quieres, puedes’ es un desafío y un acto de confianza

“Su compasión tomará sobre sí nuestros problemas, nuestros pecados, nuestras enfermedades interiores, todo”. “Compasión, no pena. “La compasión involucra, viene del corazón e involucra y te lleva a hacer algo. Compasión es sufrir con, tomar el sufrimiento del otro sobre sí para resolverla, para curarla”.

 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – La oración “Señor, si quieres, puedes”, es un desafío, pero también es un acto de confianza. Yo se que Él puede y por esto confío en Él”, “su compasión tomará sobre sí nuestros problemas, nuestros pecados, nuestras enfermedades interiores, todo”.

Lo dijo hoy el Papa Francisco en la homilía de la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, partiendo del pasaje del Evangelio (Mc 1,40-45) que narra la curación del leproso que se dirige a Jesús diciendo “¡Si quieres, puedes purificarme!”.  

El Papa puso el acento sobre la “historia simple” del leproso. En aquel “si quieres” está la oración que “atrae la atención de Dios” y está la solución. “Es un desafío-evidenció Francisco- pero también es un acto de confianza. Yo se que él puede y por esto confío en Él”. “¿Pero, por qué este hombre sintió dentro el tener que hacer esta oración? Porque veía cómo obraba Jesús. Este hombre había visto la compasión de Jesús”. “Compasión”, no pena, es un “estribillo en el Evangelio” que tiene los rostros de la viuda de Naím, del Buen Samaritano, del padre del hijo pródigo. “La compasión involucra, viene desde el corazón e involucra y te lleva a hacer algo. Compasión es sufrir con, tomar el sufrimiento del otro sobre sí para resolverla, para curarla”. Y esta fue la misión de Jesús. Jesús no vino a predicar la ley y luego se fue. Jesús vino en compasión, o sea a sufrir con y por nosotros y a dar la propia vida. Es tan grande el amor de Jesús que la compasión lo llevó justamente hasta la cruz, a dar la vida”. 

La invitación del Papa es repetir “esta pequeña frase”: “Tuvo compasión”, Jesús subrayó Francisco, “es capaz de involucrarse en los dolores, en los problemas de los otros porque vino para esto, no para lavarse las manos y hacer, tres, cuatro prédicas e irse”, está junto a nosotros siempre. “Señor, si tú quieres puedes curarme; si tú quieres, puedes perdonarme; si tú quieres puedes ayudarme”. O si quieren algo más: ‘Señor, soy pecador, ten piedad de mí, ten compasión de mí’. Simple oración, que se puede decir tantas veces por día. ‘Señor yo pecador te pido, ten piedad de mí’. Tantas veces al día, desde el corazón interiormente, sin decirlo en voz alta: ‘Señor si tú quieres, puedes; si quieres, puedes. Ten compasión de mí’. Repetir esto”.

El leproso, con su oración simple y milagrosa, logró obtener la curación gracias a la compasión de Jesús, que nos ama aún en el pecado. “Él no se avergüenza de nosotros. ‘O, padre, yo soy un pecador, cómo iré a decir esto…’. ¡Mejor! Porque Él vino justamente, porque nosotros pecadores y cuanto más gran pecador tú eres, el Señor está cerca de tí, porque vino por tí, el más grande pecador, por mí, el más grande pecador, por todos nosotros. Tengamos la costumbre de repetir esta oración siempre: “Señor, si quieres, puedes. Si quieres, puedes’, con la confianza que el Señor está cerca de nosotros y su compasión tomará sobre sí nuestros problemas, nuestros pecados, nuestras enfermedades interiores, todo”.