Cuaresma en China: una fe más personal para no sofocar en el ateísmo
de P. Peter

La clausura de las parroquias al público que debe alentar a los fieles a una búsqueda interior de la fe. En este momento de crisis es la hora de una profunda reflexión. Si dependemos de las celebraciones y de las manifestaciones, arriesgamos hacer vencer al ateísmo. Preguntémonos ¿qué hemos ganado y qué hemos perdido por el desastre en curso?.

 


Beijing (AsiaNews)- “¿Qué hemos ganado con este desastre del coronavirus que hemos perdido? Es cuanto se pregunta el p. Peter, una sacerdote de China central. Su respuesta es que la clausura de las parroquias ordenada por el gobierno para contener la epidemia debe llevar a los fieles a una búsqueda personal de la fe: “Sin convicciones personales con una comunidad de fieles que arriesga dispersarse, estaremos abrumados por el ateísmo”. A continuación la narración de la experiencia pastoral del p. Peter mientras el país stá luchando con la crisis epidémica. 

Siempre más ciudades y pueblos salen de la cuarentena impuesta por el gobierno. Muchas personas en busca de trabajo iniciaron a hacer las valijas, preparándose nerviosamente a partir para sostener a sus familias. No todas las escuelas han reiniciado las clases. Todos los estudiantes están aún en sus casas, sentados frente a sus computadoras, con los teléfonos celulares en la mano o jugando con los juguetes mientras escuchan las lecciones online. Hace algunos días, el Departamento para los Asuntos religiosos del gobierno envió un aviso a todas las parroquias: “La cuestión de coronavirus aún no concluyó; las parroquias no pueden desarrollar ninguna actividad; ni siquiera las ceremonias fúnebres pueden celebrarse n público. Por lo tanto, en el caso de la muerte de un fiel, sus funerales se deberán realizar en sus casas y deben concluir rápidamente”.

La Iglesia en China parece encontrarse en una tierra desolada, tranquila y silenciosa. Esta es la Cuaresma, que lleva a cada católico o también a la entera comunidad de los fieles, a retirarse para reflexionar sobre la fe. 

En respuesta al coronavirus, todas las parroquias suspendieron las misas en público. Nuestra fe se está expresando ahora en la casa de los fieles. Este imprevisto cambio llevó a una comprensión muy diversa del modelo o de la profundidad de nuestro credo. En estos días, muchos de nuestros parroquianos han manifestado el problema de vivir su fe en este modo nuevo. Antes, para ellos, esto significaba ir a la iglesia para la Santa Misa o para otras actividades parroquiales. Todo aquí.

Al mismo tiempo, ellos están profundamente conscientes de la importancia de ejercitar la fe dentro de sus familias, Esto porque la familia es una base de educación muy importante para la fe católica. A causa del cambio en los modelos de la fe, tenemos diversas comprensiones de ella. En este tiempo de catástrofes, la portada de nuestra fe comienza a extenderse de nuestro pequeño círculo, a desplazarse de nuestro cuerpo hacia todo el mundo como hace la sangre. Recitando el Rosario, continuamos rezando por todos los países, por los médicos y los enfermeros que luchan en los hospitales contra el coronavirus, para que este desastre termine lo antes posible.

naturalmente mientras rezamos, no nos olvidamos de donar a nuestros hermanos y hermanas que necesitan ayuda, especialmente en el Hubei, el área del desastre, Sin celebraciones en la iglesia, mucho parroquianos insisten en el leer la Biblia, en particular las lecturas cotidianas de la misa. Algunos han iniciado a copiar pasos de la Sagrada Escritura para recordar y recordar y profundizar su misión y responsabilidad como cristianos. Después del Miércoles de Cenizas, nuestra parroquia alentó a todos los fieles a reunirse lo más posible con sus familias para meditar sobre los sufrimientos que Jesús soportó por nosotros a través de las 14 Estaciones de la Vía Crucis. Sobre todo con los niños: cultiva su fe ya desde la más tierna edad y les das la posibilidad de experimentar la fe personalmente.

Es innegable que, en este período de clausura por el coronavirus, hemos visto también algunas cosas preocupantes para nuestra fe. La superficialidad y la dependencia de nuestra expresión de fe estimula también hacia una profunda reflexión. Cuando la fe se vuelve un proceso de nuestra vida, de repente nos nos sentimos a disgusto cuando éste se pone en discusión. En este particular período, muchos fieles no están en grado de adaptarse a la cancelación de todas las actividades de la parroquia. Por esto hemos decidido acercarnos a ellos a través del uso del internet.

En nuestra computadoras y teléfonos celulares se puede ver la Misa, escuchar los sermones y oraciones. Pero la cosa más importante en este período particular es transferir el sentido de fe en nuestro ánimo. Para cultivar nuestra fe, no debemos ser dependientes de la práctica superficial, de otro modo cuando no tenemos la posibilidad de reunirnos con nuestros hermanos y hermanas y nos quedamos solos, arriesgamos perderla y volvernos ateos.

Esto es también motivo por el cual hay algunos católicos que no leen la Biblia, no reflexionan y no hablan con Dios desde que explotó la crisis epidémica. Aquellos que dejan que su fe dependa del recitar oraciones y cantar himnos juntos a otros y seguirlos yendo a la iglesia día tras día, se convertirán en personas que no pueden encontrara ninguna huella de fe en la propia vida. Con los problemas de la urbanización y la secularización siempre mayores en China, la comunidad de los fieles se está dispersando. A este punto, si no tenemos nuestras convicciones personales, estaremos abrumados por el ateísmo. 

La Cuaresma este año no pertenece sólo a la Iglesia católica, sino a toda China. En este raro período santo, debemos reconquistar nuestra capacidad de reflexionar. El ambiente social en el cual vivimos hoy está lleno de entretenimientos e informaciones aburridas y muchos de nosotros católicos perdemos el coraje de reflexionar. Todos los desastres son dones de Dios y la reflexión es la única clave para identificar este don precioso y doloroso. ¿Qué hemos ganado con este desastre? ¿Qué otra cosa hemos perdido? Después de la reflexión, nuestra práctica específica en la vida puede obtener el valor de este don. ¿Qué deberemos hacer después de este desastre y cómo deberíamos hacerlo?