En Argelia, dicen que la epidemia se frena con el Corán
de Kamel Abderrahmani

La distribución y lectura de textos sacros por altoparlantes servirían para combatir el coronavirus. La religión es usada para preservar el poder, dando un carácter apocalíptico a esta crisis sanitaria. 

 


París (AsiaNews) – La lucha contra el coronavirus, utilizando las Suras del Corán, proclamadas por altoparlantes, todos los días. Un uso de la religión que procura mantener a la población en la ignorancia. Es la denuncia de un joven estudioso musulmán, que subraya la dramática situación de los hospitales públicos, privados de todo, mientras los hospitales militares, mucho mejor equipados, quedan reservados para la atención de los exponentes del establishment (Traducción de AsiaNews).

Hacer el ridículo no mata, pero el ignorante puede hace por sí mismo lo que ni su enemigo se atrevería a hacer. Es lo que está sucediendo actualmente en Argelia. Mientras nuestros países vecinos mediterráneos están empleando todos los recursos médicos necesarios para combatir e intentar detener y derrotar el Covid-19, en Argelia, a tal fin, ¡el Ministerio de Asuntos Religiosos ha tomado dos iniciativas completamente extravagantes, abusivas, inconcebibles, deshonestas y hasta diría irrisorias!  

En el caso de la primer iniciativa, pueden estar tranquilos, ya que no se trata de distribuir mascarillas a una población pobre o de dedicar algo del presupuesto para ayudar a equipar nuestros hospitales privados de todo, que no disponen de los recursos médicos. Se trata más bien de distribuir ejemplares del Corán en casi todo el territorio nacional. Una modalidad para sumergirse en discursos religiosos irracionales y absorbentes, que son inútiles frente a la pandemia. 

Para realizar este “importante proyecto”, el Estado ha movilizado la red de asociaciones islámicas, a los militantes salafitas a nivel local, que monitorean a la población en los vecindarios y aldeas, ofreciendo un ejemplar del Corán e invitándolos a “afrontar” la crisis sanitaria con un enfoque religioso. Mientras tanto, los hospitales públicos sufren por la grave falta de recursos y medios de protección más elementales para hacer frente al coronavirus; solo tienen derecho a un ejemplar del Corán. Los hospitales militares, que sí disponen del equipamiento adecuado -que no existe en los hospitales donde se atiende la gente común - quedan reservados para las personas que ocupan roles de poder. Es decir, el Corán es para los pobres; y la medicina, para quien realmente cuenta y para sus familias. 

Tengo la impresión de que el Estado y los islamistas nos invitan a preocuparnos por nuestro “más allá”. En otras palabras, las autoridades argelinas se preocupa por la fe de sus ciudadanos y por su destino en el más allá, ¡en vez de preocuparse por su salud y alistar camas de hospital para ellos! 

La segunda iniciativa es más controvertida y polémica que la primera. El Estado argelino, fiel a sus constumbres, se vale de lo sagrado para silenciar a la población y manipular a las masas, a través del Ministerio de Asuntos Religiosos. Este último ha impartido instrucciones a los imanes para que transmitan el Corán a través de los altoparlantes de las mezquitas aún cuando están cerradas. Por tanto, la lectura de las Suras del Corán se transmite por los altorparlantes de todas las mezquitas argelinas, unos 30 minutos antes de la oración de mediodía. Según el susodicho ministerio, ¡esta instrucción es un “reclamo popular”! Me pregunto quiénes son los ciudadanos que presentaron el pedido. ¿De qué forma lo hicieron? Me pregunto, Señor Ministro, ¿el pedido se hizo a través de las redes sociales, mediante peticiones o a través de asociaciones islamistas?

Este argumento es totalmente engañoso; se trata de asociaciones islamistas que, a cualquier costo, tratan de mantener el campo ocupado por las “apariencias religiosas”, que en definitiva son un modo para confirmarse e imponerse en el territorio y dar un carácter apocalíptico a esta crisis sanitaria. Sin embargo, se descubre que esto responde a las exigencias del Estado en su proceso de parálisis de la población. En otras palabras, este uso de lo sagrado está lejos de ser una práctica saludable. De esta forma, el Estado trata de distraer a la población de los problemas reales, o del mayor problema es decir, la emergencia sanitaria que la amenaza, y la penosa e incluso catastrófica situación de los hospitales argelinos. ¡Esto demuestra que el islamismo siempre ha sido amigo de la dictadura y de la miseria social! 

¿Para que sirven estas decisiones? ¿Acaso esto nos salvará de la tragedia que el Covid-19 puede causar? ¿No sería mejor educar a la población y dar a conocer cómo protegerse? ¿Cómo gestionar la contención? Las mezquitas, en vez de recitar el Santo Corán con los altoparlantes -que pueden perturbar a los enfermos y a los ancianos, a los niños - o concentrarse en las invocaciones, ¡debieran más bien tratar de influenciar a la población para obtener una mayor educación cívica, ya que el personal de estos institutos religiosos se considera ejemplar!  

En síntesis, en vez de garantizar la atención médica necesaria y los productos más básicos, a fin de evitar que la población se ponga en peligro por un saco de harina - como vemos todos los días - el Estado, a través de sus instituciones, ¡prefiere dejar a este pueblo adormecido, sumido en la ignorancia y en el oscurantismo, alimentándolo con una concepción arcaica de la religión!