Papa: que haya trabajo para todos, y que éste sea justamente retribuido

“El trabajo es lo que vuelve al hombre similar a Dios, porque con el trabajo, el hombre es creador, es capaz de crear, de crear muchas cosas, incluso de crear una familia para salir adelante. El hombre es un creador y crea con el trabajo. Esta es la vocación”. 


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) –  Que haya trabajo para todos, ya que el trabajo vuelve al hombre similar a Dios, y que éste sea justamente retribuido. Es la invitación a la oración, con la cual el Papa Francisco dio inicio a la misa celebrada esta mañana en la Casa Santa Marta, en el día en que la Iglesia celebra a San José Obrero. “Hoy – dijo - es la fiesta de San José Obrero, y el Día de los trabajadores: oremos por todos los trabajadores. Por todos, para que a nadie le falte trabajo y para que todos reciban una remuneración justa y puedan gozar de la dignidad del trabajo y de la belleza del descanso”. 

En la homilía, el Papa comentó el pasaje del Génesis (Gen 1,27) sobre la creación del hombre y afirmó que en el trabajo el hombre encuentra su dignidad, y con el trabajo, prosigue la obra del Creador. 

“«Y Dios creó» (Gen 1,27). Un Creador. Creó el mundo, creó al hombre y le dio una misión: gestionar, trabajar, llevar adelante la creación. Y la palabra ‘trabajo’ es la que usa la Biblia para describir esta actividad de Dios: «Y en el séptimo día, Dios dio por concluida la labor que había hecho, y cesó en el día séptimo de toda la labor» (Gen 2,2), y encomienda esta actividad al hombre: ‘Tú debes hacer esto, custodiar aquello, debes trabajar para crear conmigo este mundo, para que siga adelante– es como si dijera así – ’ (cfr. Gen 2,15.19-20). A tal punto es así, que el trabajo no es sino la continuación de la labor de Dios: el trabajo humano es la vocación del hombre, recibida de Dios, cuyo fin es la creación del universo”. 

“Y el trabajo es lo que vuelve al hombre similar a Dios, porque con el trabajo el hombre es creador, es capaz de crear, de crear muchas cosas, incluso de crear una familia para salir adelante. El hombre es un creador y crea con el trabajo. La vocación es esto. Y la Biblia dice que «Dios vio lo que había hecho y se dijo que esto era muy bueno» (Gen 1,31). Es decir, el trabajo conlleva una bondad y crea la armonía de las cosas – belleza, bondad – e involucra al hombre en su totalidad: en su pensamiento, en su acción, todo. El hombre se involucra al trabajar. Es la primera vocación del hombre: trabajar. Y esto le da dignidad al hombre. La dignidad, que lo hace semejante a Dios. La dignidad del trabajo”.

Por la historia, sabemos “las brutalidades que se cometían con los esclavos”, pero “hoy también hay muchos esclavos, muchos hombres y mujeres que no son libres al trabajar: se ven forzados a trabajar, para sobrevivir, y nada más. Son esclavos: los trabajos forzados… hay trabajos forzados, injustos, mal pagos, que llevan al hombre a vivir con su dignidad pisoteada. Son tantos, tantos en el mundo. Muchísimos. En los periódicos de hace algunos meses atrás, leímos que en cierto país del Asia, un hombre  mató a garrotazos a su empleado, que ganaba menos de un dólar por día, por cometer un error al hacer una cosa. La esclavitud de hoy es nuestra “in-dignidad”, porque le quita la dignidad al hombre, a la mujer, a todos nosotros”. Piensa en los trabajadores, en los jornaleros, a los que haces trabajar por una retribución mínima, y no por ocho, sino por diez, doce, catorce horas al día: esto sucede hoy, aquí. En todo el mundo, pero también aquí. Piensa en la empleada doméstica, que no tiene una retribución justa, que no cuenta con asistencia ni seguridad social, que no podrá jubilarse: esto no sucede solamente en Asia. Pasa aquí”. 

“Cada injusticia que se comete con una persona que trabaja, es pisotear la dignidad humana, incluso la dignidad de aquél que comete la injusticia: se rebaja de nivel, y se termina en esa tensión de dictador-esclavo. En cambio, la vocación que Dios nos da es tan bella: crear, re-crear, trabajar. Pero esto solo se puede hacer cuando las condiciones son justas y se respeta la dignidad de la persona”. 

“Hoy nos unimos a muchos hombres y mujeres, creyentes y no creyentes, que conmemoran el Día del Trabajador, el Día del Trabajo, por aquellos que luchan para tener justicia en el trabajo, por aquellos  – grandes empresarios – que llevan adelante el trabajo con justicia, aún cuando pierdan. Hace dos meses, al hablar por teléfono con un empresario aquí, en Italia, él me pedía que rece por él, porque no quería despedir a nadie y dijo así:  ‘Porque despedir a uno de ellos es despedirme a mí’. Esta consciencia de tantos empresarios buenos, que cuidan a sus trabajadores como si fuesen hijos. Recemos también por ellos”. La oración final estuvo dedicada a San José, pidiendo que “nos ayude a luchar por la dignidad del trabajo, para que haya trabajo para todos y para que sea un trabajo digno. No un trabajo de esclavo. Que esta sea la oración de hoy”.