Iglesia y ONGs exigen investigaciones sobre la muerte de cientos de filipinos en Arabia Saudita

Al menos 353 migrantes perdieron la vida. Para el embajador filipino en Riad, en la mayor parte de los casos, fue por “causas naturales” y una “pequeña parte” por Covid-19. El diplomático ironiza sobre la situación de indigencia de los trabajadores. Obispo de Balanga: “Urge tener claridad”  sobre los decesos. Activistas denuncian discriminaciones hacia los ciudadanos en el acceso a la atención médica.


Manila (AsiaNews/Agencias) - Un obispo filipino y una organización que se ocupa de los derechos de los migrantes (OFW) solicitan investigaciones en profundidad, para establecer las causas de la muerte de más de 350 expatriados en Arabia Saudita, ocurrida en el último período. Quien brindó el dato fue el mismo embajador filipino en Riad, Adnan Alonto. El 22 de junio él se refirió a 353 cadáveres, de los cuales al menos 200 deben ser llevados de regreso a su país de origen. “La mayor parte murió por causas naturales - informa el diplomático -. Solo una pequeña parte de las víctimas guarda relación con el coronavirus”; otros fallecieron por muertes violentas. Sin embargo, la Iglesia y las ONGs exigen que se esclarezca la situación, en un momento de graves dificultades para los migrantes, como testimonia el suicidio de una joven filipina en el Líbano.  

Arabia Saudita es uno de los destinos más requeridos por los migrantes filipinos; hasta un millón de personas se ha transferido al reino, muchas veces viviendo en condiciones graves, víctimas de abusos y vejaciones por partes de sus empleadores musulmanes. Los casos más frecuentes, pero que suelen ser difíciles de denunciar, incluyen condiciones de precariedad, falta de pago de los salarios, confiscación de pasaportes, ataques de naturaleza física y violencia sexual. 

En este contexto, la muerte de cientos de personas en un corto lapso genera, cuanto menos, sospechas, y la Iglesia filipina solicita ir más a fondo del caso. Mons. Ruperto Santos, obispo de Balanga y responsable de la Comisión para Migrantes y personas itinerantes, que funciona bajo la esfera de la Conferencia Episcopal Filipina (CBCP), no está convencido de que la mayor parte de los decesos esté vinculada a causas naturales. El prelado sospecha que hay “algo extraño”, y ello amerita que se investigue en mayor profundidad. “Se precisa tener claridad sobre las causas específicas de los decesos, para prevenir ulteriores pérdidas en el futuro”, comenta.

Concuerda con el obispo la alianza de ONGs Migrante International, que combate en favor de los derechos de los trabajadores que viven en el exterior, y que no se ahorra críticas al referirse a la embajada filipina en Riad, por el modo en que manejó el caso. “Los parientes de nuestros migrantes filipinos desaparecidos - cuenta el vocero de la alianza, Francisco Buenaventura - merecen saber la causa de la muerte”, y el gobierno no puede lavarse las manos hablando de “causas naturales”. Se precisan informes médicos para respaldar esa tesis”. 

En medio de la pandemia global, Arabia Saudita es la nación más azotada en el Golfo. Según el activista, los trabajadores filipinos que resultan positivos al Covid-19 no reciben atención médica debido a su fe. “Cristianos y musulmanes - afirma - deben recibir la misma atención. Nuestras enfermeras se ocupan de los pacientes musulmanes”, pero los cristianos no reciben el mismo trato en el reino wahabita, donde no se admite otro culto fuera del islam

Además de las víctimas, sigue pendiente la cuestión de los migrantes que quieren repatriarse pero se topan con la imposibilidad de hacerlo. Si uno se atiene a las últimas estadísticas oficiales, son cuando menos 23.000 los trabajadores que se han dirigido al gobierno de Manila para recibir ayuda y poder regresar a su patria. Se ven obligados a sobrevivir sin trabajo desde hace meses, buscando algo de comida entre las bolsas de residuos de Riad. 

El embajador Alonso desmiente esta versión y usa las redes sociales para ironizar: “Si lo que me dicen es cierto, me fastidia saber que alguien recurre a medios teatrales para atraer la atención. La asistencia alimentaria está garantizada, ¿Revisar los residuos buscando comida? ¡Vamos!” Fue inmediata la réplica de las ONGs, que afirman que el diplomático debiera “verificar sus privilegios. Puede hablar de esa manera porque todavía tiene trabajo y recibe un cuantioso salario - concluyen los activistas - . Si él tuviese que vivir tres meses con la asistencia que garantizan a las OFW, sabría que lo de recoger basura no es una puesta en escena”.