Kondrusiewicz apela al nuncio, mientras Lukashenko insulta a las mujeres
de Vladimir Rozanskij

Mensaje del arzobispo de Minsk dirigido a mons. Ante Jozic: “Somos testigos del derramamiento de sangre en las calles y plazas de nuestra ciudad… Necesitamos su apoyo como representante de la Santa Sede, y esperamos impacientemente su llegada a nuestro país”. En las marchas, la policía ataca a los cortejos, encabezados por mujeres. Para  Lukashenko, Polonia, Lituania, Ucrania y Occidente quieren reducir a Bielorrusia, “como hicieron con Venezuela”. Para la  higúmena Gavriila (Glukhova), superiora del convento patriarcal de Madre de Dios, en Grodno, los opositores son una “una horda de idiotas”.


Moscú (AsiaNews) - El obispo metropolitano católico de Minsk-Mogilev, el arzobispo Tadeusz Kondrusiewicz, envió un mensaje de felicitaciones al nuevo nuncio apostólico en Bielorrusia, mons. Ante Jozic, recientemente ordenado obispo y a punto de comenzar su misión en Minsk. El metropolitano todavía se encuentra en el territorio entre Polonia y Lituania, vista la imposibilidad de regresar a su país. Al dirigirse al nuncio, en tanto “representante del papa en Bielorrusia, en un período extremadamente difícil pata la vida de nuestro país”, él resalta que “en la historia de nuestro pacífico pueblo, jamás había sucedido que el hermano alzara la mano contra su hermano, y ahora hay víctimas”. El arzobispo expresa toda su amargura por los acontecimientos que envuelven al país. “Somos testigos del derramamiento de sangre en las calles y plazas de nuestras ciudades”. En el mensaje publicado hoy en naviny.by, también deja al descubierto la “profunda división en nuestra sociedad, que incluso podría provocar una guerra civil”. 

Al mismo tiempo, Kondrusiewicz (foto 2) observa que la actual crisis socio-política que atraviesa Bielorrusia “ha dado un ulterior impulso al fortalecimiento de las - ya de por sí buenas - relaciones entre los representantes de las variadas confesiones y religiones, en un espíritu de fraternidad y solidaridad”. Agregó asimismo que desde el inicio de la crisis, la Iglesia Católica invitó a las partes del conflicto a entablar un diálogo sincero, para resolver los problemas por el  camino de la paz”. Por ello, dirigiéndose al nuncio, el obispo metropolitano sostiene: “Necesitamos de su apoyo, como representante de la Santa Sede, y esperamos impacientemente su llegada a nuestro país”.

Por su parte, mons. Jozic se dirigió a los bielorrusos expresándose en ruso,  inmediatamente después de su consagración como obispo (foto 3): “A partir de este momento, les prometo empeñarme al máximo para [lograr] la colaboración entre todos, y les pido rezar intensamente por la solución de los problemas con la paz, a través del diálogo y la solidaridad, evitando cualquier forma de violencia”. 

Mientras tanto, las manifestaciones de protesta llegaron a su día número 41. En la gran marcha que tuvo lugar ayer, 20 de septiembre (foto 1), las fuerzas del orden volvieron a recurrir a la represión violenta. A la cabeza de las marchas es cada vez más habitual ver  mujeres, justamente para evitar los actos de fuerza. Sin embargo, esto no es algo que vaya a disuadir a los hombres enmascarados de  Lukashenko.  Es más, el presidente trató de desmentir que la mitad de las mujeres del país apoya a la oposición, encabezada precisamente por mujeres. El mandatario organizó una contra-manifestación de las mujeres que lo apoyan. Así fue como el 17 de septiembre pasado varios miles de mujeres dieron su presente en el Minsk-Arena, tras ser trasladadas en numerosos autobuses desde todos los rincones del país. Todas acudieron al lugar para entonar consignas a favor de Lukashenko, pero sobre todo para escuchar al famoso cantante melódico ruso Nikolaj Baskov, convocado para la ocasión.

El evento, una mezcla entre un fórum y un concierto, fue inaugurado por la ministra de Salud de Bielorrusia, Elena Bogdan. Al final hizo su aparición el batka Lukashenko, en medio de una agitación de banderas verdirrojas, emblema oficial de la memoria soviética. Las mujeres se descargaron contra la líder de la oposición Svetlana Tikhanovskaja, al grito de “Sveta, ¡nos has robado el verano!” y “¡Vete a casa a cocinar albóndigas!”. Lukashenko aprovechó la ocasión para anunciar que cerrará todas las fronteras con Occidentes, es decir, con Polonia, Lituania y Ucrania, y que solo dejará la puerta abierta a la madre Rusia. Los países que rodean a la nación, según sus dichos, habrían organizado “una carrera de relevos en los ataques contra Bielorrusia”, con miras a “reducirnos, como hicieron con Venezuela, y se hallaron su Guaidó, en este caso una Guaidóa”, concluyó el presidente, insultando directamente a  Tikhanovskaja. En el Foro también resonaron las palabra de una monja, la higúmena Gavriila (Glukhova), superiora del convento patriarcal de Madre de Dios, en Grodno (foto 4): ella definió a los opositores de Lukashenko como “una horda de idiotas, por los que debemos rezar”.

Desde Lituania, donde se encuentra exiliado, la vencedora moral de las elecciones del 9 de agosto definió la decisión de cerrar las fronteras como “una nueva ruptura con la realidad” e invocó la intervención inmediata de las demás naciones, ya que el accionar de Lukashenko “atenta contra todas las normas internacionales”.