Papa: las nuevas formas de pobreza creadas por la pandemia piden una respuesta nueva, no habitual

A los miembros del Círculo San Pedro, Francisco les ha dicho que “es necesario tener un corazón que sepa ‘ver’ las heridas de la sociedad y manos creativas en la caridad activa. Estos dos elementos son importantes para que una acción caritativa siempre sea fecunda”.


Ciudad del Vaticano (AsiaNews) – “A una situación excepcional”, como la que ha creado la pandemia, “no se puede dar una respuesta habitual, sino que se requiere una respuesta nueva y diferente”. El Papa Francisco habló de la caridad de estos días en el encuentro con los miembros del Círculo San Pedro que entregaron las ofertas recogidas en Roma para el Óbolo de San Pedro.

Debido a la pandemia, les dijo, a las necesidades de las personas “se ha añadido la necesidad de responder a las necesidades urgentes de tantas familias, que se han encontrado de la noche a la mañana en apuros económicos. Y no hay que asustarse: habrá cada vez más y más, porque las repercusiones de la pandemia serán terribles”. Para responder de una manera nueva, prosiguió, “es necesario tener un corazón que sepa ‘ver’ las heridas de la sociedad y manos creativas en la caridad activa. Estos dos elementos son importantes para que una acción caritativa siempre sea fecunda. En primer lugar, es urgente identificar, en la ciudad que se está transformando rápidamente, las nuevas formas de pobreza. La pobreza, habitualmente, es pudorosa, tiene pudor: es necesario ir a descubrir dónde está…Las nuevas formas de pobreza, ustedes lo saben bien, son muchas: pobreza material, pobreza humana, pobreza social. A nosotros nos corresponde buscarlas con los ojos del corazón. Hay que saber mirar las heridas humanas con el corazón para "preocuparse de todo corazón" por la vida del otro. De esa manera el otro  ya no es sólo un extraño que necesita ayuda, sino en primer lugar un hermano, un hermano que mendiga amor. Y sólo cuando nos preocupamos de todo corazón por alguien podemos responder a esa expectativa. Es la experiencia de la misericordia: miseri-cor-dare, misericordia, dar el corazón a los míseros. Parecería que nuestro mundo, como observó San Juan Pablo II hace cuarenta años, "no le da espacio a la misericordia" (Enc. Dives in Misericordia, 2).

“Cada uno de nosotros está llamado a cambiar el curso. Y eso es posible si nos dejamos tocar en primera persona por el poder de la misericordia de Dios. Un lugar privilegiado para hacer esa experiencia es el sacramento de la Reconciliación. Cuando presentamos nuestras miserias al Señor, nos envuelve la misericordia del Padre. Y esa misericordia es la que estamos llamados a vivir y a dar. Siempre Dios, nosotros y los demás. Después de ver las heridas de la ciudad en la que vivimos, la misericordia nos invita a tener "imaginación" en nuestras manos. Es lo que ustedes han hecho en esta época de pandemia: aceptaron el reto de responder a una situación concreta, supieron adaptar su servicio a las nuevas necesidades impuestas por el virus.

“Me gusta recordar - siguió diciendo - un pequeño gran gesto que el grupo de jóvenes del Círculo tuvo con los miembros mayores: una ronda de llamadas telefónicas para ver si todo iba bien y hacerles compañía. Esta es la imaginación de la misericordia. Los animo a continuar con empeño y alegría sus obras de caridad, siempre atentos y dispuestos a responder con audacia a las necesidades de los pobres. No se cansen de pedir esta gracia al Espíritu Santo en la oración personal y comunitaria”.