Rodeado de iconos, Lukashenko bendice una iglesia ortodoxa
de Vladimir Rozanskij

El presidente bielorruso se muestra como el protector de la Iglesia Ortodoxa. Mikhail Gutseriev, un miembro eminente de la Unión de Escritores rusos, supervisó las obras de  construcción de la iglesia de San Juan El Bautista. El mismo día, en Minsk, la policía detuvo a más de 300 personas.


Minsk (AsiaNews) - El presidente bielorruso Aleksandr Lukashenko trata de ganarse la confianza de los ciudadanos, mostrándose como el primer protector de la Iglesia ortodoxa local. El 4 de octubre - en compañía del exarca patriarcal, el obispo metropolitano Venjamin (Tupelo) -, el cuestionado batka concurrió a la inauguración de una nueva iglesia, dedicada a san Juan El Bautista, en una aldea agrícola cerca de Minsk. 

La pequeña iglesia, con  una capacidad para albergar a 150 personas, fue construida en los últimos dos años en el centro agrícola de Shershuny. Como recordó Lukashenko, “en el pasado construimos miles de iglesias similares y yo mismo apruebo la mayor parte de los proyectos… cuando ya no estemos más, nuestros hijos recordarán todo el bien que hemos hecho por las generaciones futuras”. El pequeño templo sigue el clásico estilo bizantino;  completa la obra una casa parroquial, un patio para los niños y un parque para todos los visitantes.

El presidente fue el primero en encender una vela delante de los iconos y felicitó a los habitantes de la aldea y a su amigo y escritor, que supervisó las obras para levantar la iglesia, Mikhail Gutseriev, un miembro eminente de la Unión de Escritores de Rusia, una institución que recuerda a la época soviética.  Lukashenko se dirigió a él como “mi querido Mikhail”, y también lo felicitó “por las escuelas y los locales comerciales que ha construido en todos estos años, por millardos de dólares, sin detenerse jamás en esta labor para el bien de nuestro pueblo”. Lukashenko  suele contratar a intelectuales, especialmente si son rusos, para supervisar proyectos que le ayuden a ganar una imagen de prestigio.

Gutseriev contó que se tomó la decisión de construir la iglesia durante un viaje del presidente a la zona,  en compañía de un empresario ruso. Notaron el estado ruinoso de las iglesias de la zona, destruidas en la época soviética. A pedido de  Lukashenko, se levantó la iglesia frente a la escuela del pueblo, “para que los niños se despiertem con el sonido de las campanas y se sientan alentados”. El mecenas ruso posteriomente financió el monumento a los soldados soviéticos, que en 1944 frenaron el avance de los nazis en Bielorrusia, en la zona ubicada exactamente entre la iglesia y la escuela, “un lugar en el cual se ve el sentido de la vida de nuestro pueblo”. 

Cabe destacar que antes de entrar en la política, el jefe de Estado fue presidente de un kolkhoz [Koljós, una cooperativa agrícola de la era soviética, ndt]. Él deseó larga vida a todos los habitantes de la aldea, observando que “las tierras agrícolas de Bielorrusia están floreciendo de nuevo;  se están desarrollando cada vez más y son fundamentales para la estabilidad de nuestra nación”: fue una alusión negativa a las protestas en la ciudad, que no tiene visos de detenerse. El mismo día de la consagración, en la enésima Marcha popular de protesta, la policía detuvo a más de 300 personas. Como contraparte, para Lukashenko  los campesinos representan el “núcleo duro” del consenso.

Lukashenko donó un icono a la pequeña iglesia y dejó allí el que le regaló el metropolitano Venjamin, quien también acudió a la consagración de la iglesia junto al presidente, y presidió la ceremonia religiosa. Por su parte, Venjamin agradeció al presidente por el apoyo que la administración estatal brinda a la Iglesia ortodoxa, en la construcción y restauración de las iglesias y santuarios. “Se ha hecho mucho, y todavía queda mucho por hacer. Hoy tenemos una espléndida posibilidad de intensificar nuestra oración por nuestra patria bielorrusa, aquí, en esta iglesia, [y orar] por nuestro pueblo y por nuestro futuro”, dijo el metropolitano.