Bangkok, ultimátum de los manifestantes pro-democracia: que renuncie el premier, o subiremos la apuesta

Las organizaciones opositoras al gobierno también exigen una nueva Constitución y la reforma de la monarquía. El primer ministro busca una solución y retira el reciente decreto que prohibía las protestas públicas. Se convoca a una sesión especial del Parlamento para superar la crisis. El país, sumido en una debacle económica: se estima que este año el PIB caerá un 7,1%.


Bangkok (AsiaNews/Agencias) – Los jóvenes manifestantes pro-democracia anoche dieron un ultimátum al primer ministro Prayuth Chan-ocha: su renuncia de aquí a tres días, una nueva Constitución y la reforma de la monarquía; de lo contrario, “el pueblo volverá [a manifestarse] con reclamos aún mayores”. La solicitud fue publicada en la página de Facebook de Free Youth, una de las principales organizaciones opositoras al gobierno. 

Los manifestantes, la mayoría de ellos estudiantes universitarios o del ciclo superior, rechazaron el gesto de apertura del primer ministro, que hoy retiró el decreto de emergencia impuesto el 15 de octubre. La medida prohibía las reuniones públicas con más de cuatro personas y la publicación de noticias que pudieran provocar “miedo” o amenazar la seguridad nacional. El gobierno alegó que la prohibición respondía a la necesidad de mantener “la paz y el orden” en Tailandia. 

Según las autoridades, las manifestaciones están perjudicando la economía y conllevan el peligro de favorecer la difusión del Covid-19. Para hallar una solución a la crisis, y con la “bendición” del rey Maha Vajiralongkorn, el Parlamento se reunirá los días 26 y 27 de octubre, en una sesión especial. La comunidad económica pide intervenir con medidas para aliviar la situación del país, que ya entró en una recesión: se estima que este año el PIB nacional tendrá una caída del 7,1%. 

Anoche, miles de personas desafiaron las nuevas restricciones del gobierno; removieron las barricadas y el alambrado de púas que la policía había colocado en el centro de la capital, y marcharon hasta la residencia oficial de Prayuth.

Desde el mes de julio, y en parte por los efectos negativos de la pandemia de coronavirus, ha crecido la presión de la opinión pública contra el premier, un ex comandante en jefe del ejército que subió al poder en el 2014 con un golpe de Estado. Aunque desde el año pasado conduce un Ejecutivo civil, sus críticos lo acusan de haber aprobado una Constitución a medida y de fraude en las elecciones que decretaron el fin formal de la Junta militar. 

El movimiento democrático también lanza un desafío sin precedentes para la monarquía. Exige la revisión del rol político del rey y de su dotación presupuestaria. Además, los manifestantes piden que se elimine el delito de “lesa majestad”: en Tailandia, el soberano es una figura sagrada, y las ofensas contra su investidura se castigan con penas de hasta 15 años de prisión.