La victoria de Erdogan en Nagorno-Karabaj
de Vladimir Rozanskij

En Ereván atacaron el parlamento y la casa del primer ministro Pašinyan. En Bakú celebran con caravanas de triunfo. Turquía y Rusia se guían por el "modelo sirio" de control común del territorio. Diez aviones Iljušin-76 ya están preparados para transportar las tropas de los "pacificadores". En total, se desplegarán alrededor de 2000 soldados.

 


Moscú (AsiaNews) - El acuerdo de paz que se firmó ayer entre Armenia y Azerbaiyán, con la mediación rusa, parece más bien una rendición de los armenios y una victoria estratégica de Turquía, que ha logrado lo que quería desde el principio del conflicto: entrar directamente en el Cáucaso Sur como protagonista. Las caravanas de triunfo recorrieron las calles de Bakú, mientras los armenios incluso atacaron las sedes del parlamento y del gobierno en Ereván.

En Rusia ya hay diez aviones Iljušin-76 preparados para transportar las tropas de los "pacificadores". En total, se desplegarán unos 2000 soldados, 80 vehículos blindados y 380 medios de transporte con tecnología especializada para el control del territorio. El presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliev, también declaró que la misión de paz en Nagorno Karabaj estará compuesta por fuerzas mixtas rusas y turcas. Turquía había involucrado en el conflicto a mercenarios extranjeros, combatientes del ISIS que operaban en Siria, que probablemente permanecerán en el territorio. Aunque Turquía no participó directamente en las negociaciones, desde Ankara llegaron declaraciones de apropiación de la victoria, como la del canciller turco Mevljut Chavushoglu, según el cual “Azerbaiyán ha logrado un gran triunfo en el campo de batalla y en la mesa de negociaciones, y lo felicito de todo corazón por este éxito”.

El Primer Ministro armenio, Nikol Pašinyan, declaró que había aceptado el acuerdo "con gran sufrimiento", aunque en realidad los armenios han logrado un resultado significativo, reteniendo una parte crucial del territorio de mayoría armenia recuperado hace 20 años y declarado "República de Nagorno Karabaj”, con exclusión de la ciudad de Shusha. Los principales esfuerzos de Pašinyan están dirigidos a persuadir a sus compatriotas de que "esto no es una derrota", porque los pactos que se firmaron eran la única manera de retener el control sobre la ciudad de Stepanakert y el corredor de Lachinsk. "Me arrodillo ante nuestros muertos y me inclino ante todos nuestros soldados ... con su sacrificio han salvado a los armenios de Artsaj", escribió el Primer Ministro en Facebook, utilizando el nombre armenio de Karabaj.

El statu quo alcanzado no es el mismo que indicaron hace tiempo los "acuerdos de Minsk" de la OCDE, bajo la supervisión de Rusia, Francia y Estados Unidos, sino el que estableció Rusia - que ha asumido toda la responsabilidad del acuerdo - y que asigna a Azerbaiyán un territorio mucho más extenso que el texto de Minsk. Además, los armenios ya habían perdido la ciudad de Shusha y sus alrededores desde el 5 de noviembre, explicó el presidente de la república armenia de Nagorno Karabaj (Artsaj), Araik Arutjunyan, y el 7 de noviembre las fuerzas armenias habían abandonado completamente la ciudad.

Los armenios, enfurecidos por el acuerdo, atacaron al presidente del parlamento, Ararat Mirzoyan, quien fue golpeado por los manifestantes después de sacarlo del vehículo en el que intentaba escapar. También atacaron, robaron y se verificaron desmanes en la residencia del primer ministro Pašinyan. El Primer Ministro de la "revolución de las flores" del año pasado hoy se encuentra abrumado por las críticas de todas las formaciones políticas y sociales del país, incluida la Iglesia Apostólica del katholikos Karekin II. Pašinyan se defendió alegando que debió correr a la mesa de negociaciones, cuando "los que quieren mi renuncia se habían retirado de Shusha pocos días antes".

De todos modos, los acuerdos de paz parecen bastante frágiles. El presidente de Azerbaiyán, Aliev, ha declarado reiteradamente que quiere recuperar todo Nagorno Karabaj y, con toda probabilidad, esperará el momento oportuno para reanudar el conflicto, ya que el pacto firmado no tiene una perspectiva a largo plazo. También se espera una nueva crisis política en Armenia, con el propósito de condicionar o reemplazar a Pašinyan en dirección a una guerra nacionalista. Turquía y Rusia se orientan hacia el “modelo sirio” de control común del territorio, donde por otra parte no actúan fuerzas de paz, sino verdaderos ejércitos.