París, acuerdo entre ortodoxos griegos y rusos. Moscú y Constantinopla, más cerca
de Vladimir Rozanskij

Lo firmaron el obispo Metropolitano de Dubna, Ioann, que responde a Kirill, y el Metropolitano de Galia, Emmanuil, que responde a Bartolomé I. Una fuerte señal de distensión, tras la ruptura de la comunión provocada por la declaración de autocefalia de la Iglesia Ucraniana.

 


Moscú (AsiaNews) -  El 4 de diciembre pasado se firmó un acuerdo entre la Arquidiócesis de los Rusos de Europa Occidental (antiguo Exarcado Constantinopolitano, que a finales del 2019 pasó a depender del Patriarcado de Moscú) y el Metropolitano de Galia del Patriarcado de Constantinopla. El evento coincidió con la fiesta (ortodoxa) de la Presentación de la Virgen María en el Templo.

Los firmantes son el Metropolitano de Dubna, Ioann (Rennetau, que bajo los griegos tenía el título de Chariopoulis), y el Metropolitano de Galia, Emmanuil (Adamakis), que preside las estructuras ortodoxas griegas en toda Europa Occidental (foto 2).

El documento afirma que "el nombre de la Iglesia no es división, sino unidad", y con él se pretende cerrar cualquier diatriba entre las dos comunidades ortodoxas, que hasta hace dos años coexistían en la única jurisdicción europea de Constantinopla.  De hecho, en el período posterior a la Revolución Rusa, los exiliados rusos que habían huido a Occidente se habían puesto bajo la protección del Patriarcado Ecuménico.

La firma del acuerdo es una fuerte señal de distensión entre Moscú y Constantinopla, a pesar de la ruptura causada por la aprobación de la Iglesia autocéfala de Ucrania, que Moscú se niega categóricamente a aceptar. Mientras tanto, varias Iglesias Ortodoxas han comenzado a reconocerla. Aunque Moscú continúe rechazando la comunión con Constantinopla y las demás Iglesias, los rusos europeos mantendrán la unidad con todos los ortodoxos.

El acuerdo especifica que "las partes no se reclaman recíprocamente, ni jurídica ni materialmente", queriendo de esta manera evitar que prospere la disputa por los edificios eclesiásticos en Francia y otros países europeos, ocupados por los rusos y reclamados por los griegos. Según el texto "cada comunidad del antiguo exarcado tomará su propia decisión sobre la pertenencia a la arquidiócesis o a la metrópoli de la Galia". Los firmantes "garantizan la coexistencia eclesial fraternal de las comunidades en Europa", e invitan al clero y a los fieles al perdón mutuo y al restablecimiento de la unidad de los cristianos ortodoxos.

Un primer resultado del acuerdo fue el paso al Patriarcado de Moscú de la Iglesia Rusa del Principado de Mónaco, que tuvo lugar hace dos días (foto 3). La iglesia, dedicada a los santos mártires de la familia del último zar Nicolás II, había pertenecido al antiguo exarcado desde 1960; anteriormente era una iglesia reformada. Había sido donada por el Príncipe Rainiero a la comunidad de exiliados y emigrantes rusos. El párroco es el Padre Vadim Zakrepskij, un sacerdote ruso que vino de Gran Bretaña, donde prestó servicio durante largo tiempo.

De esta manera, Constantinopla hace una importante concesión a su adversario moscovita, reconociendo la anexión de un grupo tan significativo de comunidades ortodoxas. Al principio del cisma, el Patriarcado Ecuménico había pedido a esas comunidades que se disolvieran y se fusionaran con las parroquias griegas. El propio Metropolita Emmanuil había recurrido a los tribunales franceses para obtener la propiedad exclusiva de todas las iglesias del antiguo exarcado, creando un escándalo considerable: por tradición canónica, las Iglesias Ortodoxas no discuten sus conflictos ante un tribunal civil.

Según parece, Constantinopla ha decidido adoptar una línea más suave, imponiendo a su metropolitano las modalidades y espacios de conciliación. Y aparentemente, Moscú también ha concedido a Ioann una mayor autonomía y la arquidiócesis europea conservará sus estatutos, mucho más "liberales" que los patriarcales.