La advertencia de Xi Jinping a Joe Biden
de Willy Lam

El líder chino quiere un diálogo "sano y estable" con el nuevo presidente de los EE.UU. Al mismo tiempo, insta al ejército chino a prepararse para combatir una guerra de verdad. Siguen en pie los aranceles y sanciones que impulsó Trump. La estrategia de los EE.UU: la “circunvalación” y una “contra-contención” del poder de Beijing. El riesgo de un decoupling (separación) tecnológico; las cuestiones irresueltas: Taiwán y Hong Kong.


Hong Kong (AsiaNews) – Aunque China no espera cambios radicales del presidente electo de los EE.UU Joe Biden, al menos apunta a detener el deterioro de las relaciones bilaterales sufrido bajo la administración Trump. La plana de líderes de Beijing es consciente de que no se podrá volver a la situación que regía durante la presidencia de Obama. Washington tratará de involucrar a aliados y socios estratégicos para cercar al gigante de Asia. Con la firma del RCEP, un gran acuerdo comercial entre 15 países de la región Asia-Pacífico, Xi ya inauguró su estrategia de “contra-contención”. El reto tecnológico, el futuro de Taiwán y Hong Kong siguen siendo fuentes de tensión entre las dos potencias. El análisis del periodista y politólogo Willy Lam, por gentileza de la Jamestown Foundation (traducido al español por AsiaNews)

 

Introducción

La República Popular China (RPC) ha enviado un mensaje cortés pero contundente a la administración entrante del presidente electo de los Estados Unidos Joseph R. Biden, instando a la reanudación de las relaciones de alto nivel y al mismo tiempo mostrando el poderío militar y económico de China. En su tardío mensaje de congratulaciones a Biden, el Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, que a su vez es Secretario General del Partido Comunista Chino (PCC) y Presidente de la Comisión Militar Central (CMC), dijo que era de interés común "promover [el] desarrollo saludable y estable" de las relaciones bilaterales. "Esperamos que ambos países [mantengan] un espíritu de no-conflicto, de no enfrentamiento, el respeto mutuo y una cooperación beneficiosa para todos", añadió Xi (Xinhua, 25 de noviembre). El periódico nacionalista Global Times dijo con un cauto optimismo que una presidencia de Biden podría "traer cambios a las deterioradas relaciones bilaterales, que han quedado atrapadas en un círculo vicioso bajo la administración de Trump" (Global Times, 8 de noviembre).

 

La opinión de los expertos chinos

Jin Canrong, decano adjunto de la Escuela de Estudios Internacionales de la Universidad de Renmin en Beijing, predijo que Biden marcaría el comienzo de un "período de amortiguamiento" para las relaciones entre China y los Estados Unidos", añadiendo que "las relaciones pueden seguir empeorando, pero no tan rápidamente". El profesor Jin dijo que "Biden será más moderado y maduro en el manejo de los asuntos de política exterior" (Business Standard, 9 de noviembre). Sin embargo, la mayoría de los expertos chinos no espera que el equipo de Biden sea flexible en la cuestión de los aranceles (que actualmente impacta en 370 millardos de dólares en importaciones chinas), o que levante las sanciones a docenas de empresas de la RPC. "Es demasiado pronto para hacer un llamamiento [sobre las políticas comerciales de Biden en China] y debemos seguir alertas", dijo Xu Hongcai, un académico de alto vuelo y miembro de la   Asociación China de Ciencias Políticas, un think-tank con sede en Beijing (SCMP, 4 de diciembre).

"Estados Unidos necesita ser duro con China", escribió Biden en la preeminente revista de política exterior Foreign Affairs a principios de este año. (Foreign Affairs, edición de marzo/abril de 2020). A principios de diciembre, en una entrevista con el New York Times, Biden dijo concretamente que no "daría ningún paso inmediato [sobre la política de China]" y también indicó que no levantaría inmediatamente los aranceles que la administración Trump había impuesto a China (New York Times, 2 de diciembre). En consonancia con estas declaraciones, los expertos de Beijing sobre cuestiones estadounidenses esperan que Biden mantenga en un futuro previsible las múltiples sanciones impuestas por la administración Trump a las empresas chinas, en particular a las de alta tecnología que están asociadas con el Ejército Popular de Liberación (PLA).

En China se espera que ambos países tengan espacio para un mínimo de cooperación en asuntos globales como el cambio climático, la no proliferación nuclear (incluida la cuestión del Irán) y la salud mundial, en particular en la lucha contra la pandemia de coronavirus. Shi Yinhong, uno de los principales expertos de Beijing en cuestiones estadounidenses, sostiene que Biden estará dispuesto a ampliar los lazos bilaterales para evitar una guerra feroz con China. "Bajo Biden, es probable que se establezca una comunicación y un acuerdo selectivos, de alto nivel", dijo el profesor Shi. "La posibilidad de conflictos militares ha disminuido mucho [desde la elección de Biden], lo que es beneficioso para distender las relaciones entre China y Estados Unidos" (Hong Kong Economic Times, 9 de noviembre; Apple Daily, 9 de noviembre).

El medio que hace de portavoz del Partido, Southern Daily, resumió las posturas de muchos chinos expertos en política exterior en un post de Weibo en el que se afirmaba que "no debemos hacernos ilusiones" sobre una presidencia de Biden. "Lo único seguro es que las cosas jamás volverán a ser como antes" (Southern Daily (Weibo), 7 de noviembre). Es por esta razón que Xi, principal responsable de la toma de decisiones de China en materia de seguridad nacional, ha hecho hincapié en el crecimiento exponencial de la tecnología militar del país. En una reciente reunión de la Comisión Militar Central - el principal organismo chino de toma de decisiones en materia de defensa - Xi señaló que el PLA debía "reforzar su entrenamiento para la guerra real".

“Debemos elevar el nivel de nuestro entrenamiento de una manera integral e [incrementar] nuestra capacidad para ganar guerras". Sin mencionar explícitamente las amenazas potenciales de los EE.UU., el líder supremo señaló indirectamente que "se han producido nuevos cambios en el área de Defensa nacional y en los objetivos de la modernización militar". "Debemos ser firmes al asumir el control de las nuevas tareas [y] exigencias en las situaciones nuevas que plantea la nueva era", dijo Xi (CCTV.com, 26 de noviembre).

El vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores chino, Ren Guoqiang, dio una respuesta mordaz a la reciente sugerencia del Secretario de Marina de los Estados Unidos, Kenneth Braithwaite, de que se creara una flota adicional para vigilar el Indopacífico y contrarrestar el ascenso de China en la región. Ren calificó los comentarios de Braithwaite como un "viejo truco" para "crear enemigos y exagerar las 'amenazas''', como justificación para procurar la hegemonía en el extranjero (China Military Online, 26 de noviembre). Ren también desestimó la afirmación del comandante de las Fuerzas Aéreas del Pacífico de los Estados Unidos, Kenneth Wilsbach, de que la Fuerza Aérea China era el "principal adversario" de los Estados Unidos en el Pacífico, y dijo que esas percepciones eran "una manifestación típica de la mentalidad de la Guerra Fría y de un juego que no suma absolutamente nada"(State Council Information Office, 27 de noviembre).

 

La “Estrategia de Circunvalación” 

El presidente electo Biden ha reiterado que la principal diferencia entre su política hacia China y la de Trump será que, bajo su liderazgo, Washington trabajará estrechamente con los aliados y amigos de Estados Unidos para establecer una especie de estrategia de circunvalación para contener a China. "Necesitamos alinearnos con las otras democracias... para poder establecer las reglas del juego en vez de que China y otros lo hagan a su manera", dijo Biden tras el proyectado anuncio de su victoria electoral (Nikkei Asia, 17 de noviembre; Channel News Asia, 17 de noviembre). Por ejemplo, además de formular una política común sobre China junto con la UE y la OTAN, se espera que Washington pueda reforzar el Quad (Quadrilateral Security Dialogue), un marco de colaboración estratégica entre Estados Unidos, India, Japón y Australia (véase China Brief, 30 de octubre). Cabe destacar, sin embargo, que Beijing también está elaborando una política de "contra-contención". China, bajo el liderazgo de Xi, ha logrado algunos éxitos recientes que aseguran a Beijing cierto grado de apoyo en cuestiones económicas dentro de la región de Asia-Pacífico. En noviembre, China firmó un histórico acuerdo de libre comercio, el Regional Cooperation Economic Partnership (RCEP) con diez Estados miembros de la ASEAN, así como con Japón, Corea del Sur, Australia y Nueva Zelandia.

Xi también manifestó recientemente su voluntad de adherirse  al  Tratado Integral y Progresivo de Asociación Transpacífico (Comprehensive and Progressive Agreement for Trans-Pacific Partnership, CPTPP) durante su discurso televisado en la conferencia de la APEC (Asia-Pacific Economic Cooperation) el 20 de noviembre. "Debemos seguir promoviendo la integración económica regional, esforzándonos por establecer una zona de libre comercio en Asia-Pacífico lo antes posible", dijo, añadiendo que el unilateralismo ha exacerbado los riesgos para la economía global (Ministerio de Asuntos Exteriores de la RPC, 21 de noviembre). Anteriormente conocido como el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Trans-Pacific Partnership, TPP), entre los actuales signatarios del CPTPP se cuentan Canadá, Brunei, Chile, Japón, Malasia, México, Australia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

El TPP, que contaba con el apoyo de los aliados de los Estados Unidos, el Canadá y el Japón, en general era considerado como un plan comercial orientado a excluir a China. Bajo la administración de Trump, los Estados Unidos abandonaron las negociaciones del TPP en el 2017. Las observaciones de Xi sobre la APEC podrían interpretarse como un desafío al presidente electo Biden. Si China logra unirse al CPTPP, ello pondría de relieve la exclusión de los Estados Unidos de otro acuerdo comercial internacional, así como la continua disminución de su presencia regional. Sin embargo, a pesar de la oferta de Xi de unirse al CPTPP, la realidad sigue siendo que los principales requisitos para ser miembro del CPTPP implican un mayor grado de comercialización y protección de los derechos de propiedad intelectual que los estándares actuales de la economía china (Caixin, 21 de noviembre; Global Times, 21 de noviembre).

Decoupling, Taiwán y Hong Kong

En el plano interno, los dirigentes del PCC también se están preparando para cierto grado de “decoupling” (desacoplamiento, separación) de las dos economías más grandes del mundo. Pero mientras que Trump parecía estar apuntando a una amplia separación de caminos, Biden podría limitar su visión del llamado "decoupling" a sectores económicos específicos, como la tecnología de punta o high tech.

Beijing llegó a la determinación de no depender de las importaciones de componentes tecnológicos clave procedentes de países extranjeros luego de que la administración Trump incorporara a su lista negra a gigantes tecnológicos chinos como ZTE y Huawei. A esto se sumó la reciente inclusión de ciertas empresas chinas en la lista negra del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, por sus presuntos lazos con el PLA  (Caixin, 3 de diciembre; SCMP, 4 de diciembre).

Frente a estas provocaciones, la respuesta de Xi ha sido subrayar el imperativo de la "doble circulación". Esto significa que mientras China continúe comerciando con el mundo exterior (la circulación internacional), el foco de la política económica será confiar en la capacidad de consumo e innovación de sus 1.400 millones de personas (la circulación interna) (Japan Times, 3 de noviembre; Xinhua, 5 de septiembre). En el Quinto Pleno del Comité Central del PCC, recientemente concluido, Xi revivió el concepto maoísta de autosuficiencia, específicamente en lo que respecta a la innovación. "Debemos insistir en la innovación como el núcleo de la modernización de nuestro país", decía un comunicado del gobierno resumiendo el Quinto Pleno. "La autosuficiencia tecnológica es el pilar estratégico del desarrollo nacional". En particular, se espera que se asignen fondos estatales para el desarrollo de áreas de alto nivel como la inteligencia artificial, los chips de computadora, la robótica, la genómica, la tecnología verde y los conocimientos técnicos relacionados con el espacio (China Brief, 3 de noviembre).

Los analistas chinos son pesimistas acerca de la postura de la administración Biden sobre el tema Taiwán. Beijing ha aumentado sus maniobras militares frente a la costa de Taiwán durante el último año, incluyendo el frecuente despliegue de aviones de guerra más allá de la "línea media", sobre el Estrecho de Taiwán.  Si bien en el pasado Biden suscribió públicamente la teoría de la "ambigüedad estratégica" sobre Taiwán, los analistas - tanto de Beijing como de Washington- esperan que haya una continuidad con las medidas de Trump destinadas a aumentar la provisión militar y otras formas de apoyo a la isla autogobernada.  Beijing tiene mucho interés en evitar que el presidente entrante emule los estrechos vínculos de Trump con Taiwán, que incluían la venta de aviones de combate F-16 y el envío de funcionarios de alto nivel a visitar lo que China considera una provincia "rebelde” (Radio Taiwan International, 8 de noviembre; VOA, 11 de noviembre).

Beijing también es consciente de la preocupación por los derechos humanos en China, manifestada por el presidente electo Biden y su vice Kamala Harris. Biden ha hecho un llamamiento a China por la represión de los Uigures – la que ha descrito como un “genocidio”  – y de otras minorías. Durante su mandato como senadora, Harris fue co-patrocinadora de la Hong Kong Human Rights and Democracy Act que autorizó al gobierno de los Estados Unidos a sancionar a los funcionarios chinos y de Hong Kong responsables de reprimir la libertad de expresión de los hongkoneses y las protestas en favor de la democracia (Congress.gov, noviembre de 2019). En vista del desmantelamiento sistemático que China lleva adelante respecto al principio "Un país, dos sistemas" que subyace a la autonomía política en la Región Administrativa Especial de Hong Kong, Biden ha prometido ser "claro, fuerte y coherente en cuanto a los valores, cuando se trata de China" (Medium, 22 de mayo; HKFP, 10 de noviembre)

Conclusión

Según Wu Xinbo, experto en asuntos internacionales de la Universidad de Fudan, la victoria de Biden implica en cierta medida “el retorno de los Estados Unidos a su tradicional línea de pensamiento”. Cabe destacar, sin embargo, que  a causa de la situación interna, los EE.UU “se volverán aún más conservadores. No hay manera de que el país vuelva a la era del liberalismo bajo [los ex presidentes] Clinton y Obama”, sostiene Wu (Sina Finance, 11 de noviembre). En efecto, los cuatro años signados por la actitud conflictiva de Trump en la relación con el PCC han llevado a un consenso bipartidario respecto a la necesidad de contener a China; un punto de vista que encuentra amplio consenso en políticos, académicos, periodistas y líderes de opinión.

La mayoría de los miembros del Congreso apoya las políticas de Trump para detener el avance tecnológico, militar y geopolítico de China, así como sus esfuerzos internos para impedir que la influencia china se siga infiltrando en los Estados Unidos. Y según el Pew Research Institute, el 73 por ciento de los estadounidenses alberga sentimientos negativos sobre la RPC (Pew Research Center, 6 de octubre). En estas condiciones, los cuadros y observadores chinos parecen estar en lo cierto al pensar que aún si estuviera interesado en arreglar las cosas con China, el gobierno de Biden está obligado a seguir el camino de la contención, aunque con tácticas diferentes a las de la administración Trump.