Al menos por ahora, no hay vacunas para todos. El mapa de las dificultades
de Riccardo Lampariello*

En 2021, no se alcanzará a vacunar el número suficiente de personas para obtener inmunidad colectiva. Harían falta más de 15 mil millones de dosis para inmunizar a todo el mundo. China e India ayudan a países pobres, pero después de pensar en sus propios ciudadanos. Problemas logísticos en países en vías de desarrollo. El compromiso de la ONU.

 


Ginebra (AsiaNews) - Aunque muchos países ya han lanzado campañas de vacunación contra el Covid-19, una gran parte de la población mundial quedará excluida, al menos durante algún tiempo. El 11 de enero la Organización Mundial de la Salud (OMS) confirmó que en 2021 no se alcanzará a vacunar el número suficiente de personas para lograr la inmunidad de manada planetaria.

El 18 de enero, la OMS puso en guardia sobre un "catastrófico fracaso moral" provocado por la desigualdad en la distribución de las vacunas. Junto con otras agencias internacionales, el brazo sanitario de la ONU ha lanzado Covax, una iniciativa para inmunizar a personas en países con recursos limitados: su objetivo es vacunar al 20% de las poblaciones involucradas para fines de 2021. Preocupado por la desigualdad global en el acceso a las vacunas, el día de Navidad, el Papa Francisco hizo un llamado a las autoridades para que las vacunas contra el coronavirus estén disponibles para todos.

Dado que la primera vacuna se aprobó en un tiempo récord, y pronto seguirán otras, la atención se desplaza ahora a la capacidad de producción para satisfacer la demanda mundial. Suponiendo que la mayoría de las vacunas requieren una doble aplicación para ser efectivas, se necesitarán más de 15 mil millones de dosis para inmunizar al mundo. El precio oscila entre 6 y 74 dólares cada una; y la eficacia también parece variar significativamente.

Según el British Medical Journal, la capacidad de producción de las empresas líderes estimada para fines de 2021 solo cubrirá una cuarta parte de la demanda global de dosis. Los países de ingresos altos ya se han asegurado la mayor parte de la oferta; aquellos con ingresos bajos y medios, que representan alrededor del 85% de la población mundial, es fácil imaginar que quedarán atrás.

La mayor parte de ellos se encuentra en Asia, que alberga a más de la mitad de los habitantes del planeta. China, el país con la mayor población del mundo, ya aprobó varias vacunas para uso de emergencia. Se han lanzado campañas en todas las provincias y las autoridades apuntan a vacunar a 50 millones de personas para mediados de febrero. India, el segundo país más poblado, lanzó el 16 de enero lo que probablemente se convierta en la campaña de vacunación más grande de la historia. El gobierno indio tiene previsto administrar 1,3 millones de vacunas por día e inmunizar a 300 millones de ciudadanos en 8 meses. India ha registrado más de 10,5 millones de infecciones por coronavirus, el número más alto después de Estados Unidos, y 153.000 muertes, el tercer número de muertes más alto del mundo.

En el esfuerzo por contener la pandemia, los países asiáticos también desempeñarán un papel clave para satisfacer la demanda mundial de vacunas. China busca posicionarse como un "proveedor de salud pública" para el mundo en desarrollo. Tras las duras críticas por no haber podido controlar el brote inicial, el gigante asiático también quiere obtener el reconocimiento internacional como líder mundial de salud. Por lo tanto, los fabricantes de vacunas chinas están aumentando su capacidad de producción, no solo para satisfacer la demanda interna sino también la externa.

Como parte de la iniciativa Covax, India se ha comprometido a distribuir más de mil millones de dosis a países de ingresos bajos y medios. Delhi ya es líder mundial en la producción de vacunas, que exporta a numerosos países. Por su parte, Corea del Sur y Tailandia producirán la vacuna AstraZeneca para satisfacer la demanda nacional y regional. Sin embargo, no está claro si estos gobiernos comenzarán a exportar dosis antes de que se garanticen las dosis nacionales.

La disponibilidad de dosis es solo la punta del iceberg: incluso con cantidades gratuitas ilimitadas, los países con sistemas de salud débiles seguirán teniendo problemas para inmunizar a todos sus ciudadanos. Las campañas de vacunación requieren organizaciones complejas y eficientes. Además del medicamento, se necesitan ampollas, jeringas, congeladores, refrigeradores, contenedores refrigerantes, empresas de distribución, medios de transporte, personal capacitado, bases de datos, herramientas digitales, etc. La compleja logística de las vacunas ejercerá aún más presión sobre los sistemas de salud de los países pobres, que tienen problemas crónicos y recursos escasos: un cuadro agravado por problemas de salud crónicos como la malaria, el VIH, la tuberculosis y la desnutrición, por citar solo algunos. .

La desigualdad en la asistencia sanitaria ya era considerable y la pandemia no ha hecho más que agravarla. Incluso antes de la emergencia del coronavirus, al menos la mitad de la población mundial no tenía acceso a servicios y bienes de salud esenciales, incluidas las vacunas. Pocos meses antes de que comenzara la crisis pandémica, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución sobre "cobertura sanitaria universal". Su objetivo era garantizar el acceso equitativo a una atención médica de calidad en todas partes y a un precio asequible para todos.

La campaña de vacunación contra el Covid es una prueba de estrés para esta resolución y para el compromiso de los Estados. Unos pocos países ricos estarán muy pronto en condiciones de inmunizar a la mayor parte de su población, mientras que los de bajos ingresos dispondrán de un mínimo número de dosis. El mundo no tiene más remedio que aumentar la solidaridad y la cooperación internacionales para lograr una cobertura sanitaria mundial. Como señaló el director general de la OMS, "sólo acabaremos con la pandemia si lo hacemos en todas partes y al mismo tiempo". 

*Director del programa de salud de la Fundación Terre des hommes. Las opiniones expresadas en el artículo son las del autor y no reflejan necesariamente las de la organización para la que trabaja.