Ecumenismo en Rusia: el miedo al diálogo, cristianos fuertes versus débiles
de Stefano Caprio

En el país hay mucho miedo y autocensura; la "paz" entre las confesiones está garantizada por el Kremlin. Los "cristianos fuertes" predican principios morales, pero están lejos de los "débiles", de los "niveles bajos" de la población. La entrevista con un discípulo del P. Alexandr Men al término de la Semana por la Unidad de los Cristianos.

 


Moscú (AsiaNews) - El padre Jakov Krotov, de 63 años, es un conocido historiador y publicista ruso, que creció en la escuela "ecuménica" del padre Aleksandr Men en la época soviética. Tras la muerte de Men, se convirtió en sacerdote ortodoxo sirviendo en las jurisdicciones más cercanas a los católicos (Iglesia Ortodoxa Apostólica, ahora en la nueva Iglesia Ucraniana Autocéfala). Permaneció en Moscú y fue el inspirador de una gran comunidad de ortodoxos comprometidos con el diálogo y la cultura. Al concluirse la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, responde a las preguntas de AsiaNews y expresa su amargura por las dificultades actuales del camino ecuménico en su país.


Padre Jakov, aparte de las tratativas y los contactos oficiales entre las Iglesias, ¿existe hoy en Rusia una experiencia de encuentro y diálogo entre cristianos de diversas confesiones?

La práctica del diálogo en la Rusia actual es decididamente limitada. No hay espacios donde sea posible reunirse y discutir. Predomina una atmósfera de miedo y autocensura, en la que sólo es posible hablar abiertamente de forma teórica. En la práctica no hay garantías de que esto no sea considerado como una forma de "extremismo".  Se ha producido una nueva forma de "encapsulamiento", en la que todo el mundo está encerrado en sí mismo. ¿Y cómo podría ser de otra manera? El régimen actual se estableció primero expulsando a varios católicos, y luego deteniendo a los testigos de Jehová y también a los ortodoxos que no se someten al patriarcado de Moscú. Una vez al año, sólo en las iglesias católicas rusas se celebra un rito de abrazo ecuménico a puerta cerrada, al que nadie presta especial atención. Esto ni siquiera puede llamarse ecumenismo: es el cumplimiento de la voluntad del Kremlin, que ha ordenado que todos vivan en paz unos con otros, como ocurrió en los años de 1943 a 1990, desde que Stalin puso en pie las estructuras de la Iglesia Ortodoxa hasta el final del comunismo. Existe un contacto limitado entre los ortodoxos "liberales" -es decir, los que al menos no son antisemitas- y los católicos romanos, pero éste se reduce a cantar y bailar (literalmente, intentan bailar como David ante el arca, pero como las articulaciones están encogidas, no tienen mucho éxito). Quedan las discusiones en Internet, pero incluso éstas se han extinguido en los últimos años, porque en la práctica no conducen a nada, y no son discusiones entre teólogos, sino peleas entre neófitos y fanáticos.

 

Según su experiencia como creyente y como sacerdote, ¿en qué consiste la confrontación  entre las tradiciones cristianas de Oriente y Occidente?

Según mi experiencia, la cuestión no pasa por las confesiones. Vladimir Soloviev habló de la "Rusia de Cristo" y de la "Rusia de Jerjes", el Rey de los Reyes de los Hombres; también hay un catolicismo de Cristo y un catolicismo de Jerjes, una ortodoxia de Cristo y una ortodoxia de Jerjes. El cristianismo de los débiles, comparado con el de los fuertes. Estos últimos, como siempre, son indiferentes a los primeros; los llenos no entienden a los hambrientos. Muy pocos de los fuertes saben ser débiles de espíritu y tener compasión de los débiles. Hay muchos más débiles que buscan juntarse con los fuertes. Así se forma la unión entre los luchadores católicos, protestantes y ortodoxos contra las debilidades de los demás, el "libertinaje", el "consumismo", etc. La característica de Rusia radica precisamente en esta camarilla de poderosos que ha dominado durante muchos siglos, y que penetra en todos los aspectos de la vida. En la época de Putin la situación ha empeorado, debido al enorme flujo de petrodólares que ha permitido a mucha gente vivir con bastante comodidad (trabajando mal y con pereza), utilizando la riqueza para dominar a la gente de su entorno. Occidente prefiere fingir suavemente que todo es culpa de Putin. Los administradores eclesiásticos de distintos niveles encuentran más fácilmente un lenguaje común con sus pares de estatus social que con los "niveles inferiores" de la población. A mí, personalmente, me parece más interesante la experiencia americana, la de los cristianos (de todas las confesiones) que luchan contra todas las formas de violencia, y no para "impedir con leyes", sino simplemente para "dejar de ejercer la violencia". En Rusia no tenemos esa experiencia.

 

Tras 30 años de renacimiento religioso, ¿es Rusia realmente un país religioso? 

Rusia se ha convertido en un país más religioso, pero menos creyente. Hasta 1990 había muy pocos creyentes, pero al menos se les consideraba guardianes de los ideales de libertad, amor fraternal y cultura. Ahora hay tan pocos creyentes como antes, pero se les considera degenerados, hipócritas, malversadores y fanáticos sin cultura. 

Tal como sucedía antes de 1990, cuando no había socialistas ni marxistas en el país, sino una masa de institutos y universidades estatales que estudiaban a Marx, hoy en día, frente a un puñado de creyentes, hay decenas de miles de personas que viven del dinero del Estado como propagandistas de la religión -sobre todo de la religión ortodoxa- vista como la base del patriotismo y el servicio militar, y como la garantía del orden social. La Iglesia es financiada directamente por el Estado, y más aún por los hombres de negocios, que expresan así su lealtad al Estado, y su confianza en la Iglesia como freno de la plebe. Como decía Voltaire: si mi camarero va a misa, duermo más tranquilo.