Rangún, la huelga de empleados públicos pone en crisis a la junta militar (FOTO)
de Francis Khoo Thwe

Ahora toda la sociedad civil está en huelga: médicos, personal sanitario, profesores, estudiantes, empleados bancarios, empleados de empresas privadas, trabajadores ferroviarios y portuarios. Según el enviado especial de la ONU a Myanmar, las tres cuartas partes de los empleados públicos están en huelga. La junta corre el riesgo de fracasar por la posibilidad de un colapso económico. Detenciones nocturnas y redadas contra manifestantes. Religiosas católicas y monjes budistas apoyan a los manifestantes. Un periodista japonés fue arrestado. Ministro de Indonesia: Respetar los deseos del pueblo de Myanmar.

 


Rangún (AsiaNews) - Corren el riesgo de perder su trabajo, terminar en la cárcel o que no les paguen el salario, pero siguen en huelga. Son los empleados públicos que han decidido hacer huelga para manifestar su oposición al golpe de estado de la junta militar. Desde el 1 de febrero, cuando la junta tomó el poder y arrestó a los líderes democráticos, primero comenzaron los médicos y el personal sanitario; luego se sumaron profesores y estudiantes; después los empleados bancarios; y por último los empleados de empresas privadas, ferroviarios y portuarios. En este momento hay muchos hospitales desiertos, los trenes están detenidos en las estaciones y muchas oficinas públicas permanecen cerradas.

El mismo general Min Aung Hlaing, jefe de la nueva junta, cuando amenazó al personal de salud admitió que dos tercios de los hospitales no funcionan. Según el enviado especial de la ONU a Myanmar, las tres cuartas partes de los empleados públicos están en huelga; un canal de noticias local afirma que la huelga afecta a los 24 ministerios del nuevo gobierno.

Además de la falta de servicios para la población, la huelga genera retrasos en los pagos, las transacciones, la producción y las relaciones con otros países, empujando al colapso económico a un país ya presionado por las consecuencias del Covid-19.

La parálisis de la maquinaria del Estado acrecienta la preocupación de los generales, que todos los días publican mensajes en los medios oficiales advirtiendo a los empleados públicos que regresen al trabajo si quieren evitar acciones legales.

Para quebrar la resistencia, todas las noches hay barrios que son sometidos a redadas  de la policía, con orden de captura para los líderes democráticos y los referentes de las manifestaciones. Hasta ahora, hay cerca de 600 personas arrestadas y encarceladas.

En las manifestaciones anteriores de 1988, la resistencia se concentró principalmente en las universidades, y en 2007 en los monasterios budistas. A diferencia de lo que sucedió entonces, la resistencia contra la junta es más generalizada e incluye a todos los sectores de la sociedad.

Anoche, alrededor de las 3 de la madrugada, la policía se hizo presente en un barrio de Rangún para arrestar a algunos jóvenes. La gente intentó detenerlos e incluso algunas religiosas católicas discutieron con los soldados, pidiéndoles que "no lastimaran a nadie, escucharan la voz de la gente, tuvieran compasión y trabajaran por la verdad".

Esta mañana, siempre en la capital económica del país, cerca de 50 policías con equipos antidisturbios y utilizando escudos y bastones disolvieron un grupo de 1000 manifestantes cerca de un centro comercial. La policía también hizo algunos disparos intimidatorios al aire mientras la gente gritaba consignas contra la dictadura y coreaba canciones. Al menos dos personas fueron detenidas. Una de ellas es un periodista japonés, Yuki Kitazumi. La policía niega haberlo golpeado y asegura que lo dejarán en libertad después de que firme unas declaraciones.

También se llevaron a cabo manifestaciones en Mandalay, la segunda ciudad de Myanmar, con monjes budistas que portaban pancartas con frases como "Oramos por Myanmar" y "Rechazamos el golpe militar". Un grupo budista organizó un encuentro de oración en Rangún, frente a la casa de Aung San Suu Kyi, que se encuentra bajo arresto domiciliario en Naypyidaw desde el día del golpe.

Entre tanto, se multiplican los contactos entre los países de la Asean (Asociación de Naciones del Sudeste Asiático), de la que forma parte Myanmar. En los últimos días, sus dirigentes han pasado del silencio por no querer interferir “en los asuntos internos de otro país”, a sugerir nuevas elecciones, según el plan de la junta. El estancamiento económico al que se expone Myanmar, debido a las huelgas de los empleados públicos, empuja a estos países a intentar nuevos enfoques. Hoy la ministra de Relaciones Exteriores de Indonesia, Retno Marsudi, en declaraciones a Reuters, afirmó que "se debe llevar a cabo la transición a una democracia inclusiva, de acuerdo con los deseos del pueblo de Myanmar". Anteriormente, Reuters había atribuido a Retno la idea de que la "democracia inclusiva" implica celebrar nuevas elecciones, descartando de hecho la victoria del partido de Aung San Suu Kyi en los últimos comicios de noviembre.

En las palabras de Retno Marsudi se puede percibir un distanciamiento de la junta: "Indonesia - agregó - está muy preocupada por la situación en Myanmar y apoya al pueblo de Myanmar. El bienestar y la seguridad del pueblo de Myanmar es la primera prioridad”.