Tras la cumbre de Alaska, Blinken sostiene que los chinos están a la defensiva

Las delegaciones chocaron en los temas referidos a Xinjiang, Hong Kong, Taiwán, la guerra cibernética y las represalias económicas de Beijing contra los aliados de Washington. Hubo puntos de encuentro sobre Irán, Corea del Norte, Afganistán y el clima. Los chinos se vuelcan a Rusia y Turquía para equilibrar la ofensiva estadounidense. Los movimientos de la Unión Europea y Australia.


Washington (AsiaNews) – "Hemos recibido respuestas defensivas" de nuestros homólogos chinos. Así lo afirmó ayer el Secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, al término de dos días de conversaciones en Anchorage (Alaska) con una delegación diplomática de Beijing. Se trata de la primera cumbre de alto nivel entre Estados Unidos y China desde que Joe Biden asumió el cargo en enero. El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, también asistió a la reunión. El ministro de Asuntos Exteriores, Wang Yi, y Yang Jiechi, máxima autoridad en política exterior del gigante asiático, actuaron en representación del gobierno chino.

En su discurso de cierre, Blinken se refirió a las áreas en las que ambas partes tienen diferencias sustanciales: la represión de los uigures en Xinjiang y del movimiento prodemocrático en Hong Kong; las amenazas de Beijing a Taiwán; los ciberataques a Estados Unidos; y las represalias económicas chinas contra los aliados de Washington.

La jornada inaugural de la cumbre estuvo marcada por un duro enfrentamiento entre las dos delegaciones, que intercambiaron acusaciones de violar el protocolo. Los representantes de Estados Unidos dijeron que China era una amenaza para la estabilidad mundial. Los chinos respondieron que Estados Unidos incita a otras naciones a atacar su país.

Yang y Wang llegaron a la cumbre ya enfadados por la decisión de Washington, anunciada el 16 de marzo, de sancionar a 24 funcionarios chinos y hongkoneses considerados responsables de la persecución de activistas por la democracia en la antigua colonia británica. Las tensiones también se debieron al activismo diplomático de Blinken, que está empeñado en crear un frente anti-Beijing con sus aliados y socios en Asia, especialmente con los países del QUAD (Japón, India, Australia).

Yang habló de un diálogo "franco, constructivo y útil": en la jerga diplomática, esto significa que las dos partes chocaron en todos los aspectos. Sin embargo, Washington y Beijing reconocieron que tienen un interés común en resolver problemas como las cuestiones nucleares de Irán y Corea del Norte, la pacificación de Afganistán y la lucha contra el cambio climático. Sobre este último punto, las dos diplomacias prometieron crear un grupo de trabajo conjunto.

Según varios comentaristas, los enviados chinos esperaban una cumbre tensa. El hecho de haber definido el encuentro como un "diálogo estratégico" -a diferencia de los estadounidenses- se explicaría por la necesidad de "venderlo" como un éxito diplomático del presidente Xi Jinping. Para equilibrar la ofensiva diplomática estadounidense, Beijing anunció una reunión bilateral entre Wang Yi y su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, a celebrarse el 22 de marzo. Tres días más tarde, Wang volará a Turquía, otro país con el que Washington mantiene relaciones difíciles.

Mientras tanto, los aliados de Estados Unidos empiezan a posicionarse. El 22 de marzo, la Unión Europea implementará sanciones contra China por su trato a los uigures y otras minorías musulmanas de Xinjiang. Se trata de las primeras medidas punitivas desde la masacre de Tiananmen, en 1989. Marise Payne, ministra de Asuntos Exteriores de Australia, afirmó hoy que su gobierno no renunciará a reanudar el diálogo con Beijing, que quedó interrumpido luego de que los chinos desataran una mini guerra comercial contra Canberra.