Covid-19: el Papa envía 100 mil euros a Vietnam
de Ngoc Lan

A través del dicasterio vaticano para el desarrollo humano integral el Papa envió una ayuda al pueblo de Hanoi gravemente afectado por la pandemia. El gesto acompaña el compromiso de la Iglesia vietnamita con los enfermos. Una religiosa de Xuân Lộc que contrajo el coronavirus trabajando en el hospital: "Sé que aquí Jesús me está esperando". Francisco también envió ayuda para las víctimas del ciclón Yaas en Bangladés.


Hanoi (AsiaNews) - El Papa Francisco colabora con un gesto de solidaridad para ayudar a Vietnam, gravemente afectado por el covid-19. El Dicasterio Vaticano para el Servicio del Desarrollo Humano Integral anunció hoy que el pontífice ha decidido enviar una ayuda de emergencia de 100 mil euros a la población vietnamita, que se encuentra en un estado de grave angustia debido a las consecuencias socioeconómicas relacionadas con la pandemia de covid- 19. El gesto se suma a otras dos intervenciones caritativas del Papa dirigidas a zonas del mundo que están padeciendo graves sufrimientos. El Vaticano ha destinado 69 mil dólares para Bangladés, afectado recientemente por el ciclón Yaas, mientras que la cifra más sustancial - 200 mil euros - fue destinada por el Vaticano a Haití, asolado por el terremoto.

En Vietnam, la solidaridad del Papa se suma a la movilización de la Iglesia Católica al servicio de las víctimas del covid-19, que continúa con una dedicación sin reservas. Así lo atestigua, por ejemplo, la experiencia de la Hermana Th., de las Hermanas de la Santa Cruz en la diócesis de Xuân Lộc, que junto con otras hermanas y un grupo de voluntarios trabajan desde hace un mes atendiendo a los enfermos en el hospital provincial de Đồng Nai.

La hermana Th misma contrajo el covid-19 pero, a pesar de todo, esa experiencia no la llevó a renunciar a su misión. Ahora se encuentra en aislamiento y lentamente se está recuperando. “Doy gracias a Dios - escribió en un mensaje difundido por la diócesis de Xuân Lộc - que me da este tiempo para estar más cerca que nunca de Él”.

Recuerda también la misión que le encomendó la madre superiora de colaborar con los responsables locales de salud y las actividades sociales de la comunidad. “Los lugares a los que me enviaron - dice ella - no son una parroquia o una escuela. Puede ser un hospital, un alojamiento para hacer cuarentena o un centro donde se recolectan los hisopos de diagnóstico. Mi trabajo no es dirigir el coro o arreglar las flores, sino llevar la comida a los pacientes y lavarlos. Estaba preparada para la posibilidad de contagiarme como parte de mi misión. Pero sé que aquí Jesús me está esperando para entregar su amor a los demás”.