Rescataron catorce discapacitados junto con las religiosas del caos de Kabul
de Chiara Zappa

Los niños aterrizaron ayer en Roma junto con cuatro religiosas y el jefe de la "missio sui iuris" en Afganistán, el padre Giovanni Scalese. Gracias al puente aéreo también llegaron a Italia quince familias de colaboradores de la asociación Pro Bambini de Kabul. "Sus vidas estaban en peligro, pero no olvidamos a todos los que quedaron y no sabemos cómo ayudar", dice el presidente, padre Sanavio.


Roma (AsiaNews) - Se encuentran a salvo los 14 niños, gravemente discapacitados y abandonados por sus familias, que todos estos años estuvieron a cargo de las hermanas de Madre Teresa que trabajaban en Kabul. Ayer a la tarde aterrizaron en el aeropuerto de Fiumicino junto con las cuatro religiosas que los "adoptaron" y el sacerdote barnabita Giovanni Scalese, responsable de la "missio sui iuris" en Afganistán. También llegó con ellos la religiosa pakistaní Shahnaz Bhatti, de la congregación de Santa Juana Antida, quien dirigía un centro para 50 niños con discapacidades leves, fundado por la asociación intercongregacional Pro Bambini de Kabul (PBK) en la capital que actualmente se encuentra en manos de los talibanes, .

Fueron días cargados de ansiedad, a la espera de que se dieran las condiciones para llegar hasta el aeropuerto de la capital afgana. Finalmente lo que quedaba de la minúscula Iglesia católica en el país, sumido en el caos, pudo abordar el vuelo del puente aéreo organizado por la operación italiana "Aquila 1" que concluye mañana.

"Para nosotros es un inmenso alivio: los chicos que llegaron, todos huérfanos de entre seis y veinte años, son realmente los más vulnerables entre los vulnerables: están en sillas de ruedas, ninguno de ellos es autónomo y solos no habrían podido sobrevivir", explica a AsiaNews el sacerdote rogacionista Matteo Sanavio, presidente de PBK. En esa institución también trabajaba la religiosa india Teresia Crasta, de la Congregación de la Virgen Niña, cuya historia contamos en AsiaNews hace pocos días.

“La repentina llegada de los talibanes a Kabul alteró todos nuestros planes - confiesa el padre Sanavio -. Naturalmente, dado el clima que reinaba en el país en los últimos meses, ya habíamos comenzado a organizar el posible regreso temporal de nuestras religiosas y el traspaso de la escuela a una organización local, a la espera de un posible regreso en caso de que hubiera una transición política pacífica. Pero el rápido avance del grupo fundamentalista nos descolocó”.

En los últimos días, llenos de preocupación e incertidumbre, esperábamos una oportunidad para salir de Kabul. "Las fuerzas italianas actuaron rápidamente para organizar la evacuación, pero la presencia de niños discapacitados, que necesitaban cuidados especiales incluso para llevarlos al aeropuerto, complicó las cosas, y la seguridad en las calles de la ciudad empeoraba cada vez más».

La hermana Teresia junto a dos jesuitas indios que trabajaban con los refugiados pudieron salir gracias al puente aéreo a la India, pero la hermana Shahnaz y las misioneras de la Madre Teresa siguieron viviendo horas dramáticas mientras los talibanes registraban los barrios buscando casa por casa a los que había colaborado con los occidentales. Por lo tanto también corría peligro la vida de todos los operadores locales de la escuela Pro Bambini de Kabul: cerca de quince personas con sus familias.

Entonces, mientras seguíamos constantemente en contacto con las instituciones italianas, colaboramos con la comunidad de San Egidio para incluir los nombres de estas personas en las listas de beneficiarios de los corredores humanitarios. Hoy puedo decir que casi todos han conseguido llegar a Italia y estamos esperando a los últimos que faltan».

¿Que ocurrirá con ellos? «Las distintas congregaciones que integran nuestra asociación ya han ofrecido su disponibilidad para acoger a estas familias y ayudarlas para que se integren en el nuevo contexto - explica el padre Sanavio -. Pero tampoco podemos olvidar a todos los que nos piden ayuda para huir de Afganistán y no sabemos cómo ayudar. Es realmente doloroso tener que decir "no". ¿Cómo se puede elegir a quién salvar y a quién abandonar a su suerte? Pero los recursos son limitados y el tiempo se termina».

En esta dramática situación, el sacerdote quiere "agradecer a las fuerzas italianas, desde los ministerios de Defensa y Exterior hasta los diplomáticos y militares, que están haciendo lo imposible por evacuar a los que se encuentran en peligro. La imagen del cónsul Tommaso Claudi entre los niños en el aeropuerto de Kabul es sólo la punta del iceberg».

¿Qué pasará ahora con la Iglesia en Afganistán? “Siempre ha sido una presencia discreta, casi simbólica, y sin embargo ha hecho mucho por los más necesitados. No pierdo la esperanza de que, en el futuro, podamos volver. Ahora habrá que ver cómo evoluciona la situación y seguir rezando».